Los falsos judíos o judíos kházaros saben perfectamente bien que su dios no es el mismo Dios de la Biblia, Padre de Jesucristo, Creador de universo. Su dios es el enemigo del Dios que hizo los cielos y la tierra, a Adán y Eva, a los ángeles y a los seres humanos, a los animales y plantas. Su dios es homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira. El dios de los judío kházaros es el Anticristo, el enemigo de Abba, el Padre de nuestro Salvador Jesucristo.
THE DEEP STATE, DC SWAMP, o EL ESTADO PROFUNDO, PANTANO DE WASHINGTON
Los miembros de esta oscura, tenebrosa y poderosa organización de los “Sionistas israelíes o judíos-kházaros,” a los cuales el Señor Jesûs los llamó públicamente “portadores de la semilla de la serpiente, hacedores de maldad, hijos de su padre el diablo,” se han infiltrado en todos los campos del quehacer político-económico-militar-científico-social-religioso, etc., de todas las naciones y han dado inicio a varias redes secretas de personajes que manipulan los hilos de poder sobre el mundo para llevarlo hacia su meta máxima. Una de esas redes es el conocido “Deep State” o “DC Swamp” que en español significa el “Estado Profundo” o “Pantano de Washington.”
Este “pantano” es un conglomerado siniestro de cientos de miles hombres y mujeres que trabajan en todos los frentes y en todos los niveles del quehacer político en la capital de EU, Washington, donde se decide la suerte de cada país del planeta y de cada habitante de esta tierra. Hasta ahí parecería que, si aquello no está bien, tampoco es que sea tan malo. Pero como estos seres tienen los genes de maldad pues descienden del portador de la semilla de la serpiente, paralelamente a sus funciones públicas practican en lo secreto, las más aberrantes actividades en forma de sacrificio demandado por su dios como muestra de fidelidad: las más crueles depravaciones sexuales, violaciones y asesinatos de niños, canibalismo, barbarismo, bestialismo, pedofilia, y todo lo que usted se pueda imaginar.
Pero lo terrible es que este “pantano de tanta suciedad y depravación” no solo está en la capital de los EU, sino en todos los países del mundo, en unos más en otros menos, en todos los frentes, presidentes, reyes, príncipes y gobernadores de las naciones, políticos de todas las tendencias, burócratas, periodistas, militares, activistas sociales, religiosos, científicos, académicos, artistas de cine, música, televisión, deportistas, etc., etc., etc. La Biblia dice que «Satanás es el gobernante de este mundo» y gobierna junto con su gente. Por ello, es muy fácil deducir las razones por las que el mundo está como está.
EL FIN ESTA ACERCA
La Palabra de Dios dice que la tierra no pasará, es decir, que no será destruida sino reconstruida, como lo fue después del Diluvio. El libro de Dios nos revela que antes del diluvio nunca había llovido en la tierra, es decir, los habitantes de esos tiempos no conocían la lluvia. La Palabra también dice que los hombres no tenían que sembrar porque la naturaleza producía sola, los árboles siempre estaban llenos de los frutos. Dice la Palabra también que antes del diluvio no había valles, montes nevados, las colinas, y los accidentes geográficos como se conocen hoy. Todo aquello se formó después de la gran tormenta, así como el arcoíris, al cual Dios lo puso como una señal de Su promesa de que nunca más inundaría la tierra por causa del pecado de los hombres. Pero los hombres tomaron la señal divina y la hicieron señal para su perversión.
Dios ha hablado por los profetas, el tiempo de la gracia se acabó, todas las profecías se han cumplido, la tierra da gemidos de dolores de parto, la injusticia en contra de los hijos de Dios no se detuvo nunca, millones lloran cada día por la opresión, la miseria, el hambre, las guerras, la injusticia social, la corrupción de la política y la sociedad y hasta de la misma iglesia del Señor Jesûs. Cuando el Mesías vino a redimir a Su pueblo, Su pueblo lo vejó, escupió, torturó, crucificó y mató en una cruz, la muerte más infame a la que eran sometidos los criminales más perversos. Su único interés era recoger bajo Sus alas a aquellos que se habían extraviado.
Mas los portadores de la semilla de satanás, con satánica astucia, se complotaron para asesinar al Hijo del Creador. Pero no pudieron detenerlo en la tumba, ni en el Hades donde le fueron entregadas las llaves del reino del Inicuo, y a donde Jesûs fue para recoger a los Suyos de los milenios, porque ya había vencido a la muerte y porque ya había sentenciado el terrible final para el gobernador de este mundo, el gran hacedor de maldad y su inmensa legión de huestes demoniacas y adoradores humanos.
El fin de todo había empezado dando paso al comienzo de la tierra nueva, el reino de Jesucristo y Su nación de los redimidos por Su sangre derramada en aquel cruel y terrible pero insigne y eternamente sublime sacrificio. Gloria al Dios Altísimo. La gloria es solo de Jesûs, por siempre y para siempre.