Perdonad

Nuestro Pan Diario
29 Agosto 2014

Lectura Diaria para hoy, Viernes 29: “Condiciones del servicio”
(Julie Ackerman Link)
Lea: Lucas 6:27-37
«… perdonad, y seréis perdonados.» Lucas 6:37

Biblia en un año: Salmos 126–128; 1 Corintios 10:19-33

Si eres como yo, raras veces lees todo el texto de los contratos de servicios por Internet antes de aceptar sus condiciones. Tienen una gran cantidad de páginas y la mayor parte de la jerga legal no tiene sentido para las personas comunes y corrientes como yo.

Por eso, me sorprendió bastante cuando una amiga de África me mencionó un singular contrato de servicio para programas de computación. En lugar de ser una licencia llena de palabras donde se le dice a la gente cómo no usarla, el fabricante brinda una sencilla bendición al instar a los usuarios a utilizarla con buenas intenciones:

Que hagas bien y no mal. Que encuentres perdón para ti y perdones a los demás. Que compartas generosamente, sin nunca tomar más de lo que das.

En un principio, pensé: ¡Vaya! Imagina lo que sería si se escribieran más condiciones de contratos de servicios en forma de bendición en lugar de hacerlo como documentos legales. Después, pensé: El contrato que Jesús hace con nosotros es así. Él nos ofrece perdón del pecado, paz con Dios y la presencia del Espíritu Santo. A cambio, lo único que pide es que hagamos el bien (Gálatas 6:10), perdonemos como hemos sido perdonados (Lucas 6:37) y amemos a los demás como Él nos ama (Juan 13:34).

Lo maravilloso del contrato de Jesús con nosotros es que, aunque no cumplamos con las condiciones, seguimos recibiendo la bendición.

Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos... —Gálatas 6:10

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DIOS resiste a los soberbios


DIOS resiste a los soberbios

Lectura Diaria para hoy, Jueves 28: “Ejemplo de humildad”
(Bill Crowder)
Lea: Juan 13:1-11
«… Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.» Santiago 4:6

Biblia en un año: Salmos 123–125; 1 Corintios 10:1-18

Durante la época de Semana Santa, mi esposa y yo asistimos a una reunión en una iglesia donde los participantes procuraban representar los sucesos que Jesús y sus discípulos experimentaron la noche antes de que Él fuera crucificado. Como parte de la reunión, los miembros del personal de la iglesia les lavaron los pies a algunos de los colaboradores voluntarios de la congregación. Mientras miraba, me preguntaba qué expresa más humildad en nuestra época: ¿lavar los pies de otra persona o que alguien lave los nuestros? Tanto unos como otros, los que estaban sirviendo y los servidos, mostraban distintos aspectos de la humildad.

Cuando Jesús y sus discípulos se reunieron para la última cena (Juan 13:1-20), el Señor, en un servicio humilde, les lavó los pies a sus seguidores. Pero Simón Pedro se resistió, diciendo: «No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo» (13:8). Lavar los pies no era un simple ritual. También puede verse como una ilustración de nuestra necesidad de ser limpiados por Cristo; una limpieza que nunca se llevará a cabo si no estamos dispuestos a ser humildes delante del Salvador.

Santiago escribió: «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes» (Santiago 4:6). Recibimos la gracia de Dios cuando reconocemos su grandeza, ya que Él se humilló a sí mismo en la cruz (Filipenses 2:5-11).

La posición más poderosa en la Tierra es arrodillarse ante el Señor del universo.

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Un ángel


Un ángel

Lectura Diaria para hoy, Miércoles 27: “Los momentos más oscuros”
(Randy Kilgore)
Lea: 1 Reyes 19:1-8
«… un ángel le tocó [a Elías], y le dijo: Levántate, come.» 1 Reyes 19:5

Biblia en un año: Salmos 120–122; 1 Corintios 9

Carlos Whittlesey fue héroe de héroes. Líder del denominado «Batallón perdido», durante la Primera Guerra Mundial, lo premiaron con la medalla de honor por su valentía cuando su unidad quedó atrapada detrás de las líneas enemigas. Cuando se inauguró en su país la tumba al soldado desconocido, lo eligieron para que fuera el portador del féretro del primer soldado colocado en ese sitio. Dos semanas después, se presume que terminó con su vida lanzándose de un crucero en el medio del océano.

Como Elías (1 Reyes 19:1-7), Carlos era fuerte en público; sin embargo, en los momentos de quietud y privacidad, experimentaba sentimientos de desesperación. Hoy las personas suelen enfrentar situaciones más tremendas de lo que pueden manejar. A veces, es una desesperación temporal producida por la fatiga, como en el caso de Elías. Este había logrado una gran victoria sobre los profetas de Baal (18:20-40), pero después, temió perder la vida y huyó al desierto (19:1-3). Sin embargo, a menudo, es más que algo desesperante y temporal. Por eso, es imprescindible que hablemos abierta y compasivamente sobre la depresión.

Dios ofrece estar con nosotros en los momentos más oscuros de la vida, lo cual nos permite, a su vez, acompañar en su nombre a los angustiados. Pedir ayuda (a los demás y a Dios) quizá sea el momento más fuerte de nuestra vida.

La esperanza llega con la ayuda de Dios y de los demás.

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Lumbrera


Lumbrera

Lectura Diaria para hoy, Martes 26: “Navegación espiritual”
(David C. McCasland)
Lea: Salmo 119:97-106
«Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.» Salmo 119:105

Biblia en un año: Salmo 119:89-176; 1 Corintios 8

En su premiado libro titulado Longitud, Dava Sobel describe un dilema que enfrentaban los antiguos marineros. Podían determinar la latitud norte o sur en que se encontraban por la duración de la luz del día o la altura del sol. Pero calcular la longitud este u oeste seguía siendo un tema complejo, hasta que el relojero John Harrison inventó el cronómetro marino. Era «un reloj que podía mantener la hora correcta desde el puerto de salida […] hasta cualquier rincón del mundo», mediante lo cual permitía que los marineros supieran en qué longitud estaban.

Mientras navegamos por los mares de la vida, nosotros también tenemos una guía espiritual confiable: la Biblia. El salmista escribió: «¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación» (Salmo 119:97). No estaba hablando de echar un vistazo ocasional a la Palabra de Dios, sino de reflexionar en las instrucciones del Señor todos los días: «… tus testimonios son mi meditación» (v. 99). Esto iba acompañado de un compromiso a obedecer al Autor: «Juré y ratifiqué que guardaré tus justos juicios» (v. 106).

Como los marineros de antaño, hoy necesitamos una guía constante para ayudarnos a encontrar nuestro camino y mantener el curso. Esto es lo que sucede cuando buscamos al Señor todos los días con un corazón abierto y un espíritu dispuesto que declara: «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino» (v. 105).

Con Dios como piloto, vas en la dirección correcta.

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Un poco más


Un poco más

Lectura Diaria para hoy, Lunes 25: “Más que una espera”
(Anne Cetas)
Lea: Hechos 1:1-11
«Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre.» Juan 16:16

Biblia en un año: Salmo 119:1-88; 1 Corintios 7:20-40

No sé cómo será donde tú vives, pero, en mi caso, cuando tengo que llamar para que reparen un artefacto en mi casa, la empresa dice algo así: «El técnico estará allí entre la una y las cinco de la tarde». Como no sé cuándo va a llegar exactamente, lo único que puedo hacer es esperar.

Jesús les dijo a sus seguidores que pronto los dejaría y que tendrían que esperar «un poco» (Juan 16:16). Después de resucitar, volvieron a verlo y ellos esperaban que estableciera su reino en la Tierra en ese momento. Pero Él les dijo: «No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad» (Hechos 1:7). Deberían esperar un poco más.

Sin embargo, tenían que hacer algo más que esperar. Jesús también les indicó a sus seguidores que debían ser «testigos [de Él] en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra» (v. 8). Entonces, les dio el Espíritu Santo para capacitarlos para hacer esa tarea.

Seguimos esperando que Jesús vuelva. Mientras tanto, en el poder del Espíritu Santo, nos deleitamos en decirles y mostrarles a otros quién es Él, qué ha hecho por todos nosotros a través de su muerte y resurrección, y también su promesa de volver.

Espera y testifica hasta que Jesús vuelva.

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LA GLORIA ES SOLO PARA CRISTO

«PORQUE LO LOCO DE DIOS ES MAS SABIO QUE LA SABIDURÍA DE TODOS LOS SABIOS HUMANOS JUNTOS; Y LO DÉBIL DE DIOS ES MAS FUERTE QUE LA FORTALEZA DE TODOS LOS HOMBRES JUNTOS. DIOS EN SI NO PUEDE SER NI LOCO NI DÉBIL, SINO QUE NOSOTROS, SUS HIJOS LOCOS Y DÉBILES, FUIMOS HECHOS SABIOS Y FUERTES POR DIOS EN CRISTO JESÚS.

PUES DIOS ESCOGIÓ A LOS NECIOS PARA AVERGONZAR A LOS SABIOS; Y A LOS DÉBILES PARA AVERGONZAR A LOS FUERTES; Y ESCOGIÓ LO VIL DEL MUNDO Y LO MENOSPRECIADO Y LO QUE NO ES, PARA DESHACER LO QUE ES. PARA QUE NADIE SE JACTE EN SU PRESENCIA.

EL QUE SE LLAMA PENTECOSTAL, DIGA DE CRISTO SOY; EL QUE DICE SOY BAUTISTA EXCLAME CRISTO ES MI SEÑOR; Y EL QUE SE IDENTIFICA COMO WESLEYANO, PRESBITERIANO, METODISTA, ANGLICANO, INDEPENDIENTE, MENONITA, ADVENTISTA, CATÓLICO, ETC., NO DIGA SOY TAL SINO QUE DIGA DE CRISTO SOY Y A ÉL Y SOLO A ÉL SEA TODA LA GLORIA, TODA LA HONRA Y TODO EL HONOR, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, AMÉN.» (1 Corintios 1:1-25)

Resplandeció


Resplandeció

Lectura Diaria para hoy, Viernes 22: “Vivir en amor”
(Dave Branon)
Lea: Salmo 112
«Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; es clemente, misericordioso y justo.» Salmo 112:4

Biblia en un año: Salmos 110–112; 1 Corintios 5

En el país africano donde vive una amiga mía, el agua es un elemento valiosísimo. A menudo, la gente tiene que recorrer largas distancias para recoger agua en arroyos pequeños y contaminados, lo que genera enfermedades y muertes. A las organizaciones como orfanatos e iglesias les resulta difícil servir a las personas que no tienen agua. Pero eso está empezando a cambiar.

Con el liderazgo de mi amiga y las donaciones generosas de algunas personas que son miembros de iglesias establecidas, están comenzando a cavarse pozos de agua. En este momento, al menos seis pozos nuevos están funcionando, lo que permite que esas iglesias sean centros de esperanza y aliento. Gracias a este suministro de agua, también se podrán abrir un centro de salud y un hogar para 700 huérfanos.

Esta es la clase de amor que puede fluir de los creyentes en Cristo, tras haber experimentado el amor y la generosidad de Dios. Pablo afirma en 1 Corintios 13 que, si no tenemos amor, nuestras voces solo hacen ruido en los oídos de la gente y nuestra fe no significa nada. Y el apóstol Juan declara que, si tenemos posesiones materiales y hacemos algo cuando vemos que otros tienen necesidades, eso demuestra que el amor de Dios mora en nosotros (1 Juan 3:16).

El Señor desea que seamos «compasivos» (Salmo 112:5 rvc) con los necesitados, porque su corazón es misericordioso con nosotros.

La bondad es el cristianismo con ropa de trabajo.

                                                
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Galardón


Galardón

Lectura para hoy, Jueves 21: “Ánimo para el luchador”
(David C. McCasland)
Lea: Hebreos 10:32-39
«No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón.» Hebreos 10:35

Biblia en un año: Salmos 107–109; 1 Corintios 4

Un antiguo adagio señala: «El que mucho abarca poco aprieta». Es sabio no asumir más responsabilidades de las que uno puede manejar. Sin embargo, a veces, es muy probable que nos sintamos abrumados por el tamaño y la dificultad de la tarea que hemos aceptado realizar.

Esto puede suceder también en nuestro andar en Cristo por la fe, cuando nuestro compromiso con Dios parece demasiado pesado para sobrellevar. Pero Él tiene una palabra de aliento para darnos cuando nuestra confianza titubea.

El escritor de Hebreos exhortó a sus lectores a recordar la valentía que habían demostrado durante los primeros días de su fe (10:32-33). A pesar de los insultos en público y la persecución, ayudaron a los creyentes presos y aceptaron gozosos la confiscación de sus bienes (vv. 33-34). Con eso en mente, dice: «No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa» (vv. 35-36).

Nuestra confianza no depende de nosotros, sino que está fundamentada en Jesús y en su promesa de regresar en el momento exacto (v. 37).

Es el poder de Dios lo que nos capacita para seguir en nuestro sendero de fe. Recordar la fidelidad del Señor en el pasado estimula nuestra confianza en Él en el presente.

Confiar en la fidelidad de Dios estimula nuestra confianza.


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El Fundamento


El Fundamento

Lectura Diaria para hoy, Miércoles 20: “Nuestro fundamento”
(Dennis Fisher)
Lea: 1 Corintios 3:1-11
«Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.» 1 Corintios 3:11

Biblia en un año: Salmos 105–106; 1 Corintios 3

La ciudad de Nördlingen, en Baviera, es única. Está ubicada en el medio del cráter Ries, una gran depresión circular causada hace muchos años por el impacto de un meteorito. La tremenda presión que produjo ese impacto dio como resultado una roca inusualmente cristalizada y millones de diamantes microscópicos. En el siglo xiii, estas piedras moteadas se usaron para construir la Iglesia de San Jorge. Los visitantes pueden ver los hermosos depósitos de cristal en su cimiento y en sus paredes. Podría decirse que tiene un fundamento celestial.

La Biblia habla de una clase distinta de fundamento. El Señor Jesús vino a este mundo desde el cielo (Juan 3:13). Cuando regresó allí, después de su muerte y resurrección, dejó a sus seguidores, quienes se convirtieron en el «templo viviente» de Dios, del cual Él es el cimiento. El apóstol Pablo afirma: «Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo» (1 Corintios 3:11).

El edificio de esa iglesia en Baviera está construido sobre un cimiento de trozos de roca del cielo físico, pero la Iglesia espiritual (todos los creyentes en Cristo) está cimentada en el supremo fundamento celestial: Jesucristo (Isaías 28:16; 1 Corintios 10:3-4). 

Alabemos a Dios porque, debido a lo que Jesús hizo, nuestra salvación es segura.

Cristo, la Roca, es nuestra esperanza segura. 


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Total Obediencia


Total Obediencia

Lectura Diaria para hoy, Mates 19: “Seguir al dueño”
(Jennifer Benson Schuldt)
Lea: Números 9:15-23
«Al mandato del Señor acampaban, y al mandato del Señor partían, guardando la ordenanza del Señor…» Números 9:23

Biblia en un año: Salmos 103–104; 1 Corintios 2

En una exhibición canina cerca de mi casa, vimos la presentación de un lebrel escocés. Tras la orden de su dueño, el animal se alejaba corriendo varios metros y regresaba de inmediato, saltaba cercas e identificaba objetos usando su sentido del olfato. Después de terminar cada ejercicio, se sentaba a los pies de su amo y esperaba más indicaciones.

La atención cuidadosa de este perro a la instrucción de su dueño me recordó la devoción que Dios deseaba que su pueblo tuviera hacia Él mientras lo seguía en el desierto. El Señor lo guiaba de una manera singular: su presencia aparecía en forma de una columna o nube. Si la nube subía, quería que su pueblo se trasladara a otra zona. Si descendía, debían quedarse donde estaban. «Al mandato del Señor acampaban, y al mandato del Señor partían, guardando la ordenanza del Señor…» (Números 9:23). Los israelitas cumplían con esta práctica día y noche, independientemente del tiempo que tuvieran que permanecer en un mismo lugar.

Dios no solo estaba probándolos, sino que los guiaba hacia la tierra prometida (10:29). Quería llevarlos a un lugar mejor. Lo mismo sucede con nosotros cuando nos pide que lo sigamos: desea guiarnos a un sitio donde nuestra comunión con Él se profundice.

Su Palabra nos asegura que el Señor es amoroso y fiel al guiar a aquellos que le siguen humildemente.

Dios les pide a sus hijos que sigan al Líder.
                                                
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Ven, no tardes


Ven, no tardes

Lectura Diaria para hoy, Lunes 18: “Creer de antemano”
(Philip Yancey)
Lea: Apocalipsis 22:12-21
«Ciertamente vengo en breve…» Apocalipsis 22:20

Biblia en un año: Salmos 100–102; 1 Corintios 1

En un campo de concentración alemán, durante la Segunda Guerra Mundial, algunos presos norteamericanos elaboraron una radio casera sin ser descubiertos por los guardias. Un día, llegó la noticia de que los alemanes se habían rendido, lo cual puso fin a la guerra. Sin embargo, por problemas de comunicaciones, los guardias todavía no lo sabían. Una gran celebración estalló cuando corrió la noticia entre los prisioneros. Durante tres días, cantaron, saludaron con la mano a los guardias e hicieron bromas sobre la comida. Al cuarto día, cuando se despertaron, descubrieron que todos los alemanes habían huido. La espera había terminado.

Varias historias bíblicas se centran en esperar: Abraham espera un hijo (Génesis 12–21); los israelitas esperan ser librados de Egipto; los profetas esperan el cumplimiento de sus predicciones; los discípulos esperan que Jesús actúe como el poderoso Mesías que aguardaban. Las últimas palabras del Señor al final de Apocalipsis son: «vengo en breve», seguidas de una oración resonante e inmediata: «Amén; sí, ven, Señor Jesús» (22:20). Por esta razón, seguimos esperando.

Ahora bien, me pregunto: Mientras esperamos, ¿por qué solemos estar temerosos y angustiados? Como los prisioneros aliados, podemos actuar en función de la buena noticia que decimos que creemos. Después de todo, tener fe en Dios es creer de antemano lo que solamente tiene sentido al revés.

La espera prueba nuestra fe; por eso, aguardamos esperanzados.
                                                
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En Jesús mi esperanza


En Jesús mi esperanza

Lectura Diaria para hoy, Viernes 15: “¿Hay esperanza?”
(Anne Cetas)
Lea: Mateo 28:1-10
«No está aquí, pues ha resucitado, como dijo...» Mateo 28:6

Biblia en un año: Salmos 91–93; Romanos 15:1-13

Estaba sentada al lado de la tumba de mi padre, esperando con mi familia que comenzara la sepultura privada de mi madre. El encargado del funeral llevaba la urna con las cenizas de ella. Yo tenía el corazón adormecido y la mente nublada. ¿Cómo podré enfrentar la pérdida de los dos en un lapso de solo tres meses? En medio de mi dolor, me sentía vacía, sola y con pocas esperanzas de poder enfrentar el futuro sin ellos.

Después, el pastor leyó acerca de otra tumba. En la madrugada del primer día de la semana, las mujeres fueron al sepulcro de Jesús, llevando especias para colocar sobre su cuerpo (Mateo 28:1; Lucas 24:1). Se sorprendieron al descubrir que la tumba estaba abierta y vacía… y al ver un ángel. «No temáis», les dijo (Mateo 28:5). No tenían que tenerle miedo ni al sepulcro vacío ni al ángel, ya que este tenía una buena noticia para darles.

Recuperé la esperanza cuando escuché: «No está aquí, pues ha resucitado, como dijo…» (v. 6). ¡La muerte había sido derrotada porque Jesús había vuelto a vivir! Apenas unos días antes de su muerte, Él les recordó a sus seguidores: «…porque yo vivo, vosotros también viviréis» (Juan 14:19).

Aunque lamentamos la pérdida de nuestros seres amados, la resurrección de Jesús y su promesa de que hay vida después de la muerte nos dan esperanza.

Porque Él vive, nosotros también vivimos.
                                                
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Glorificar a DIOS cada dia


Glorificar a DIOS cada dia

Lectura Diaria para hoy, Jueves 14: “Parábola de la picadura”
(Randy Kilgore)
Lea: 1 Pedro 2:9-12
«… para que […] glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.» 1 Pedro 2:12

Biblia en un año: Salmos 89–90; Romanos 14

Todavía recuerdo el rostro sorprendido de mi amigo cuando entré corriendo por la puerta delantera de su casa hace casi 50 años, rodeado de una «banda» de abejas. Cuando salí por la puerta de atrás, me di cuenta de que las abejas ya no estaban. Bueno, en cierto modo… ¡ya que las había dejado dentro  de la casa! Poco después, él también salió corriendo, perseguido por las abejas que yo le había llevado.

Yo tuve varias picaduras sin muchas consecuencias, pero la experiencia de él fue diferente. Aunque solo tenía una o dos picaduras de «mis» abejas, se le inflamaron los ojos y la garganta tras una reacción alérgica. Mis acciones le habían provocado mucho dolor a mi amigo.

Este es un cuadro de lo que sucede en nuestras relaciones interpersonales. Cuando no actuamos como cristianos, herimos a los demás. Aun después de pedir disculpas, la «picadura» sigue.

La gente tendría razón al esperar que los seguidores de Cristo no fueran ásperos y mostraran paciencia. A veces, nos olvidamos de que las personas que luchan con la fe, la vida o con ambas cosas observan expectantes a los creyentes. Esperan ver menos enojo y más misericordia, menos juicio y más compasión, menos crítica y más estímulo.

Jesús y Pedro nos dijeron que vivamos vidas buenas para que Dios sea glorificado (Mateo 5:16; 1 Pedro 2:12). Que nuestras acciones y reacciones guíen a los que nos rodean hacia nuestro Padre amoroso.

Que los demás vean menos de mí y más de Jesús.

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El Señor reina


El Señor reina

Lectura Diaria para hoy, Miércoles 13: “El más fuerte”
(C. P. Hia)
LEA: Salmo 93
«El Señor reina; se vistió de magnificencia; el Señor se vistió, se ciñó de poder.» —Salmo 93:1

Biblia en un año: Salmos 87–88; Romanos 13

Las Cataratas del Iguazú, en la frontera entre Argentina y Brasil, son un espectacular conjunto de saltos de agua con 275 cascadas en una extensión de 2,7 kilómetros del Río Iguazú. Del lado brasilero, grabadas sobre un muro, están las palabras del Salmo 93:4: «El Señor, en las alturas, se muestra poderoso: más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más poderoso que los embates del mar» (nvi). Debajo de este texto, aparecen estas palabras: «Dios siempre es mayor que todos nuestros problemas».

El autor del Salmo 93, que escribió sus palabras en una época cuando gobernaban reyes, sabía que, en definitiva, Dios es Rey por encima de todos. «El Señor reina», declaró. «Firme es tu trono desde entonces; tú eres eternamente» (vv. 1-2). Por más altas que sean las olas y furiosas las inundaciones, el Señor sigue siendo mayor que todo.

El rugir de las cascadas es ciertamente majestuoso, pero es muy distinto estar en medio de las aguas que corren a toda velocidad hacia ellas. Quizá hoy estés en una situación así. Los problemas físicos, financieros o relacionales amenazan con ser cada vez peores y te sientes como si fueras a caer por las cataratas.

En situaciones semejantes, los creyentes tienen Alguien a quien acudir: el Señor, «que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos» (Efesios 3:20), porque es mayor que todos nuestros problemas.

Nunca midas el poder ilimitado de Dios según tus limitadas expectativas.

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Ama a tu prójimo como a ti mismo


Ama a tu prójimo como a ti mismo

Lectura Diaria para hoy, Lunes 11 de Agosto 2014: “El poder de la sencillez”
(Bill Crowder)
LEA: Marcos 12:28-34
«Acercándose uno de los escribas, […] le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?» Marcos 12:28

Biblia en un año: Salmos 81–83; Romanos 11:19-36

Según la revista Forbes, especializada en temas económicos y financieros, en la mayoría de los países, las leyes y los códigos que rigen la actividad impositiva son prácticamente innumerables. Es más, estas leyes se han vuelto tan complejas que aun a los expertos les resulta complicado y pesado procesar todas las reglamentaciones.
Los líderes religiosos de la antigua Israel hacían lo mismo en cuanto a su relación con Dios. Las leyes que tenían eran sumamente complicadas.

El peso de las reglamentaciones religiosas había aumentado de tal manera que aun un experto en la ley de Moisés luchaba para entender su esencia. Cuando uno de esos líderes le preguntó a Jesús qué era lo más importante de los mandamientos, Él respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos» (Marcos 12:30-31).

La ley de Moisés era pesada, pero la fe en Cristo es sencilla, y su «yugo es fácil» (Mateo 11:30). Es fácil porque Dios estuvo dispuesto a perdonarnos y amarnos. Y ahora, el Señor nos capacita para que lo amemos a Él y a nuestro prójimo.

El amor de Dios en nosotros abre nuestro corazón a Él y a los demás.

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Con Cristo Todo, sin Cristo Nada


Con Cristo Todo, sin Cristo Nada

Lectura Diaria para hoy, Viernes 4 de Julio: “Día de la dependencia”
(Bill Crowder)
Lea: Juan 15:1-13
«… el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.» Juan 15:5

Biblia en un año: Job 28–29; Hechos 13:1-25

En Estados Unidos de América, el cuatro de julio es un feriado nacional en el cual se encienden las barbacoas en el patio, las playas se llenan de gente, y las ciudades y los pueblos tienen desfiles y fuegos artificiales, reuniones al aire libre y celebraciones patrióticas. Todo esto se hace para recordar la fecha en que las colonias del país declararon su independencia.

La independencia apela a todas las edades. Significa «ser libre del control, la influencia, el respaldo y la ayuda de los demás». Por eso, no sorprende que los adolescentes hablen de lograr su independencia. Muchos adultos tienen la meta de ser «independientemente ricos». Y los ancianos desean mantener su independencia. Que una persona sea alguna vez realmente independiente es tema de debate para otro momento y lugar… pero suena bien.

Procurar la independencia política o personal es una cosa, pero atreverse a perseguir la independencia espiritual genera problemas. Lo que realmente necesitamos es reconocer y aceptar nuestra profunda dependencia espiritual. Jesús declaró: «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer» (Juan 15:5).

Lejos de ser autosuficientes, somos total y eternamente dependientes de Aquel que murió para darnos la libertad. Cada jornada es nuestro «día de la dependencia».

Nuestra mayor fortaleza está en depender de nuestro Dios poderoso. 

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Niños espirituales


Niños espirituales

Lectura Diaria para hoy, Jueves 3: “Cuidado tierno y amoroso”
(Dennis Fisher)
Lea: 1 Tesalonicenses 2:1-7
«Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos.» 1 Tesalonicenses 2:7

Biblia en un año: Job 25–27; Hechos 12

El pasatiempo de Marcos es una pequeña granja. Hace poco, cuando fue a ver las vacas que criaba, ¡se sorprendió al ver un ternero recién nacido! Cuando compró el ganado, no sabía que había una preñada. Lamentablemente, la vaca tuvo complicaciones y murió poco después del parto. De inmediato, Marcos compró leche en polvo para alimentar al ternero con un biberón. «¡El ternero cree que soy su madre!», dijo él.

Esta tierna historia del nuevo papel de Marcos me recuerda a Pablo, cuando se comparó con una madre amorosa, al ocuparse de los creyentes en Tesalónica: «Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos» (1 Tesalonicenses 2:7).

Pablo adoptaba la actitud de una nodriza cuando le enseñaba a la gente. Sabía que los creyentes necesitaban «la leche» de la Palabra de Dios para crecer espiritualmente (1 Pedro 2:2), pero también prestaba especial atención a las necesidades de aquellos a quienes cuidaba: «… sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios» (1 Tesalonicenses 2:11-12).

Al servirnos unos a otros, hagámoslo con el cuidado tierno y amoroso de nuestro Salvador, estimulándonos en nuestra travesía espiritual (Hebreos 10:24).

Dios derrama su amor en nuestro corazón para que fluya hacia los demás. 

                                                
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Andad sabiamente


Andad sabiamente

Lectura Diaria para hoy, Miércoles 2 de Julio: “Hazlo atractivo”
(Dave Branon)
Lea: Colosenses 4:2-6
«Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo.» Colosenses 4:5

Biblia en un año: Job 11–13; Hechos 9:1-21

Se cuenta la historia de un muchacho que, hace mucho tiempo, estaba a bordo de un tren de pasajeros, intentando ganar dinero con la venta de manzanas. Atravesó el vagón, mientras pregonaba: «¡Manzanas! ¿Quién quiere comprar una manzana?». Cuando llegó al final del vagón, todavía tenía una bolsa llena de fruta y nada de dinero.

Un caballero que notó su apuro lo llevó aparte y le pidió que le mostrara una manzana. Se dirigió al frente del tren, pulió la fruta a la vista de todos con una servilleta, y caminó por el pasillo comiendo la manzana y comentando lo deliciosa y refrescante que era. Entonces, le dijo al muchacho que volviera a intentarlo. Esta vez, vendió todo lo que tenía. ¿La diferencia? Las manzanas se habían vuelto atractivas para los clientes en potencia.

Esta historia nos recuerda una manera en que podemos interesar a los demás en el evangelio de Jesucristo: tenemos que mostrárselo en forma atractiva, demostrándoles el impacto que ha producido en nuestra vida. La mejor manera de lograrlo es seguir las palabras de Pablo en Colosenses 4:5. «Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo», aconsejó el apóstol, «aprovechando al máximo cada momento oportuno» (nvi). 

Si demostramos amabilidad, amor y compasión a los demás, los que nos observan se preguntarán por qué; y eso puede darnos la oportunidad de hablarles de la belleza del amor de Dios hacia ellos.

La belleza de una vida transformada puede atraer a otros hacia Aquel que nos embellece. 


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Resucitó


Resucitó

Lectura Diaria para hoy, Martes 1 de Julio: “¿Quién es este hombre?”
(Dave Branon)
LEA: Mateo 27:32-44
«Nuestro Señor Jesucristo […] fue declarado Hijo de Dios con poder […] por la resurrección de entre los muertos.» Romanos 1:3-4

Biblia en un año: Job 20–21; Hechos 10:24-48

Cuando una talentosa entrevistadora visitó una zona frecuentada por muchos estudiantes universitarios para preguntarles qué pensaban de Jesús, las respuestas mostraron respeto hacia Él. Uno dijo que era «una persona que se ocupaba de la gente». Otro declaró: «Parece ser un tipo genial». Algunos lo rechazaron abiertamente: «Era como cualquier otro. No creo que fue el Salvador». Y otros afirmaron: «No acepto ningún sistema de fe que diga “Yo soy el único camino a Dios”». Algunas personas cuestionan de manera respetuosa quién es Jesús y otras lo rechazan.

Hace 2.000 años, cuando el Señor se enfrentó a la muerte, muchos se burlaron de la idea de que fuera alguien especial: «Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: este es jesús, el rey de los judíos» (Mateo 27:37). Los que dijeron: «Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo» (v. 40), dudaban de su poder. Los religiosos incluso declararon: «A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar…» (v. 42).

Al morir, Jesús tal vez parecía carecer de poder, pero, cuando leemos la historia completa, vemos que entregó su vida en forma voluntaria. Cuando salió de la tumba, demostró ser el Hijo de Dios y tener poder ilimitado.

Capta el valor de su muerte y contempla el poder de su resurrección. ¡Él es el Salvador del mundo!

La resurrección de Cristo significó la muerte de la muerte.


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Confesar los pecados


Confesar los pecados

Lectura Diaria para hoy, Lunes 30: “El gran regreso”
(Bill Crowder)
Lea: 1 Juan 1
«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.» 1 Juan 1:9

Biblia en un año: Job 17–19; Hechos 10:1-23

Chad Pennington es un ex jugador de fútbol americano que sufrió muchas lesiones que amenazaron su carrera. Dos veces, estas lesiones lo obligaron a someterse a cirugías, meses de terapia física y semanas de entrenamiento para poder volver al campo. Sin embargo, las dos veces, no solo regresó a jugar, sino que sobresalió de tal manera que le dieron el premio al mejor jugador retornado del año en la Liga Nacional de Fútbol Americano. Para Pennington, sus esfuerzos fueron una expresión de su determinación de volver a jugar.

En el ámbito espiritual, cuando el pecado y los fracasos destruyen nuestra relación con Dios y nos dejan en el banquillo en cuanto a nuestro servicio, la determinación sola no puede restaurar la comunión con el Señor y la productividad en su obra. Cuando el pecado nos envía al banco de suplentes, el camino de regreso es la confesión: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1:9).

Para poder recuperarnos de nuestros fracasos espirituales, tenemos que depender completamente de Aquel que se entregó por nosotros. Esto nos da esperanza. Cristo, quien murió por nosotros, nos ama con amor eterno y responde con gracia cuando le confesamos nuestras faltas.

Mediante la confesión, podemos hallar su restauración misericordiosa: la mayor reaparición de todas.

La confesión es el camino a la restauración.

Sabiduría de lo alto


Sabiduría de lo alto

Lectura Diaria para hoy, Viernes 27: “Sabiduría de lo alto”
(Jennifer Benson Schuldt)
Lea: 1 Samuel 24:1-10
«Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica...» Santiago 3:17

Biblia en un año: Job 3–4; Hechos 7:44-60

Si Kiera Wilmot hubiera realizado su experimento durante su clase de ciencias en la escuela secundaria, probablemente habría obtenido una calificación de sobresaliente. En cambio, fue acusada de provocar una explosión. Aunque había planeado que su profesor aprobara el experimento, sus compañeros de clase la persuadieron para que lo realizara fuera del salón de clases. Cuando mezcló los químicos dentro de una botella plástica, esta explotó y, sin intención, asustó a varios de sus compañeros.

El Antiguo Testamento cuenta la historia de otro caso de presión de personas del entorno. David y sus hombres estaban escondidos de Saúl en una cueva, cuando entró el rey (1 Samuel 24). Los compañeros de David le sugirieron que Dios les había entregado a Saúl en sus manos, y lo instaron a que lo matara (vv. 4, 10). Creían que, de esta manera, podrían dejar de esconderse y que David se transformaría en rey. Pero David no quiso dañar a Saúl, porque este era «el ungido del Señor» (v. 6).

A veces, la gente nos sugiere que hagamos algo que parece gratificante o práctico en el momento. Pero hay una diferencia entre la sabiduría mundana y la espiritual (1 Corintios 2:6-7). La sabiduría de lo alto «… es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia…» (Santiago 3:17).

Cuando otros nos instigan a hacer algo, podemos pedirle a Dios que influya en nuestra respuesta. Aquel que obtiene su sabiduría de lo alto es verdaderamente sabio.

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DIOS es nuestro auxilio


DIOS es nuestro auxilio


Lectura Diaria para hoy, Jueves 26: “Asistencia en el camino”
Lea: Salmo 46
«Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.» Salmo 46:1

Biblia en un año: Job 5–7; Hechos 8:1-25
Un conocido mío estaba cazando con algunos amigos cerca de Balmoral, la finca campestre de la reina de Inglaterra. Mientras caminaban, se dobló el tobillo de tal manera que no pudo seguir, así que les pidió a sus amigos que continuaran, y él esperaría junto al camino.
Mientras estaba allí sentado, pasó un automóvil por el camino, frenó y se detuvo. La mujer que conducía bajó la ventanilla y le preguntó si estaba bien. Él le explicó lo sucedido y le dijo que estaba esperando que sus amigos regresaran. La mujer le dijo: «Entra al auto; te llevaré de regreso adonde estás hospedado». El hombre fue cojeando hasta el auto y abrió la puerta. ¡Entonces se dio cuenta de que su conductora era la reina Isabel!
Por más impactante que pueda ser recibir ayuda de la reina de Inglaterra, tenemos una oferta aun más increíble. El Dios creador del universo desciende a nuestro mundo, ve nuestros problemas y ofrece sus recursos para ayudarnos. Como afirma el salmista con confianza: «Dios es […] nuestro pronto auxilio en las tribulaciones» (Salmo 46:1). 
Nuestro Salvador nos ayuda al darnos su gracia para soportar, su Palabra que nos sustenta, amigos para alentarnos y orar por nosotros, y la seguridad de que Él utilizará todas las cosas para nuestro beneficio espiritual.
La próxima vez que te sientas varado en el camino de la vida, busca a tu Ayudador.
¡Regocíjate! ¡Tu Dios es un Rey auxiliador! 


                                                 
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Arrebatados


Arrebatados

Lectura Diaria para hoy, Miércoles 25: “Vetas de oro”
(Julie Ackerman Link)
Lea: Romanos 6:1-14
«Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.» Romanos 6:5

Biblia en un año: Job 1–2; Hechos 7:22-43

Mientras visitaba la encantadora región de Cotswold, en Inglaterra, compré unas tazas de porcelana como recuerdo. Las usaba con mucho cuidado, pero con el tiempo, una se cayó en el fregadero y se hizo pedazos. Hace poco, me acordé de esa taza cuando descubrí el arte japonés del kintsugi.

En general, cuando algo se rompe, nos conformamos con una reparación que permita que el objeto vuelva a funcionar. Pero, hace varios siglos, un artista japonés decidió que volvería hermosa la vajilla rota. Así que, comenzó a utilizar resina dorada para unir los fragmentos. Las piezas reparadas con este método tienen elaboradas vetas de oro.
En el comienzo de la historia humana, el pecado entró en el mundo (Génesis 3). Los teólogos se refieren a este suceso como «la caída». 

Como resultado inevitable, hubo una rotura. La vida es dolorosa porque constantemente nos lastimamos y herimos a los demás con nuestros bordes afilados y mellados. Sin embargo, Dios no desea que permanezcamos rotos, y su obra restauradora puede transformar nuestros pedazos en algo hermoso.

Al igual que un artista del kintsugi, Dios nos repara. Pero utiliza algo más precioso que el oro: la sangre de su Hijo. En lugar de darnos vetas doradas, las venas de Cristo nos unen. «… hemos estado unidos con él en su muerte…» (Romanos 6:5 nvi).
No hay nada más precioso que eso.

El precio de nuestra liberación del pecado se pagó con la sangre de Jesús

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Vasija Nueva