Lectura Diaria para hoy, Jueves 3: “Cuidado tierno y amoroso”
(Dennis Fisher)
Lea: 1 Tesalonicenses 2:1-7
«Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos.» 1 Tesalonicenses 2:7
Biblia en un año: Job 25–27; Hechos 12
El pasatiempo de Marcos es una pequeña granja. Hace poco, cuando fue a ver las vacas que criaba, ¡se sorprendió al ver un ternero recién nacido! Cuando compró el ganado, no sabía que había una preñada. Lamentablemente, la vaca tuvo complicaciones y murió poco después del parto. De inmediato, Marcos compró leche en polvo para alimentar al ternero con un biberón. «¡El ternero cree que soy su madre!», dijo él.
Esta tierna historia del nuevo papel de Marcos me recuerda a Pablo, cuando se comparó con una madre amorosa, al ocuparse de los creyentes en Tesalónica: «Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos» (1 Tesalonicenses 2:7).
Pablo adoptaba la actitud de una nodriza cuando le enseñaba a la gente. Sabía que los creyentes necesitaban «la leche» de la Palabra de Dios para crecer espiritualmente (1 Pedro 2:2), pero también prestaba especial atención a las necesidades de aquellos a quienes cuidaba: «… sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios» (1 Tesalonicenses 2:11-12).
Al servirnos unos a otros, hagámoslo con el cuidado tierno y amoroso de nuestro Salvador, estimulándonos en nuestra travesía espiritual (Hebreos 10:24).
Dios derrama su amor en nuestro corazón para que fluya hacia los demás.
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Si no has recibido todavía a Jesucristo en tu corazón, haz esta oración: Señor Jesús,declaro que eres el Hijo de DIOS. Reconozco que soy pecador. Creo que Tú moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste de entre los muertos al tercer dia. Perdóname y hazme una nueva criatura. Entra en mi corazón, yo te recibo como mi Señor y mi Salvador, escribe mi nombre en el Libro de la Vida y séllame con tu Santo Espíritu. En el nombre de Jesús, amén.
Niños espirituales
El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
Andad sabiamente
El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
Andad sabiamente
Lectura Diaria
para hoy, Miércoles 2 de Julio: “Hazlo atractivo”
(Dave Branon)
Lea: Colosenses 4:2-6
«Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo.» Colosenses 4:5
Biblia en un año: Job 11–13; Hechos 9:1-21
Se cuenta la historia de un muchacho que, hace mucho tiempo, estaba a bordo de un tren de pasajeros, intentando ganar dinero con la venta de manzanas. Atravesó el vagón, mientras pregonaba: «¡Manzanas! ¿Quién quiere comprar una manzana?». Cuando llegó al final del vagón, todavía tenía una bolsa llena de fruta y nada de dinero.
Un caballero que notó su apuro lo llevó aparte y le pidió que le mostrara una manzana. Se dirigió al frente del tren, pulió la fruta a la vista de todos con una servilleta, y caminó por el pasillo comiendo la manzana y comentando lo deliciosa y refrescante que era. Entonces, le dijo al muchacho que volviera a intentarlo. Esta vez, vendió todo lo que tenía. ¿La diferencia? Las manzanas se habían vuelto atractivas para los clientes en potencia.
Esta historia nos recuerda una manera en que podemos interesar a los demás en el evangelio de Jesucristo: tenemos que mostrárselo en forma atractiva, demostrándoles el impacto que ha producido en nuestra vida. La mejor manera de lograrlo es seguir las palabras de Pablo en Colosenses 4:5. «Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo», aconsejó el apóstol, «aprovechando al máximo cada momento oportuno» (nvi).
Si demostramos amabilidad, amor y compasión a los demás, los que nos observan se preguntarán por qué; y eso puede darnos la oportunidad de hablarles de la belleza del amor de Dios hacia ellos.
La belleza de una vida transformada puede atraer a otros hacia Aquel que nos embellece.
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(Dave Branon)
Lea: Colosenses 4:2-6
«Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo.» Colosenses 4:5
Biblia en un año: Job 11–13; Hechos 9:1-21
Se cuenta la historia de un muchacho que, hace mucho tiempo, estaba a bordo de un tren de pasajeros, intentando ganar dinero con la venta de manzanas. Atravesó el vagón, mientras pregonaba: «¡Manzanas! ¿Quién quiere comprar una manzana?». Cuando llegó al final del vagón, todavía tenía una bolsa llena de fruta y nada de dinero.
Un caballero que notó su apuro lo llevó aparte y le pidió que le mostrara una manzana. Se dirigió al frente del tren, pulió la fruta a la vista de todos con una servilleta, y caminó por el pasillo comiendo la manzana y comentando lo deliciosa y refrescante que era. Entonces, le dijo al muchacho que volviera a intentarlo. Esta vez, vendió todo lo que tenía. ¿La diferencia? Las manzanas se habían vuelto atractivas para los clientes en potencia.
Esta historia nos recuerda una manera en que podemos interesar a los demás en el evangelio de Jesucristo: tenemos que mostrárselo en forma atractiva, demostrándoles el impacto que ha producido en nuestra vida. La mejor manera de lograrlo es seguir las palabras de Pablo en Colosenses 4:5. «Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo», aconsejó el apóstol, «aprovechando al máximo cada momento oportuno» (nvi).
Si demostramos amabilidad, amor y compasión a los demás, los que nos observan se preguntarán por qué; y eso puede darnos la oportunidad de hablarles de la belleza del amor de Dios hacia ellos.
La belleza de una vida transformada puede atraer a otros hacia Aquel que nos embellece.
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Resucitó
El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
Resucitó
Lectura Diaria para hoy, Martes 1 de Julio: “¿Quién es este hombre?”
(Dave Branon)
LEA: Mateo 27:32-44
«Nuestro Señor Jesucristo […] fue declarado Hijo de Dios con poder […] por la resurrección de entre los muertos.» Romanos 1:3-4
Biblia en un año: Job 20–21; Hechos 10:24-48
Cuando una talentosa entrevistadora visitó una zona frecuentada por muchos estudiantes universitarios para preguntarles qué pensaban de Jesús, las respuestas mostraron respeto hacia Él. Uno dijo que era «una persona que se ocupaba de la gente». Otro declaró: «Parece ser un tipo genial». Algunos lo rechazaron abiertamente: «Era como cualquier otro. No creo que fue el Salvador». Y otros afirmaron: «No acepto ningún sistema de fe que diga “Yo soy el único camino a Dios”». Algunas personas cuestionan de manera respetuosa quién es Jesús y otras lo rechazan.
Hace 2.000 años, cuando el Señor se enfrentó a la muerte, muchos se burlaron de la idea de que fuera alguien especial: «Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: este es jesús, el rey de los judíos» (Mateo 27:37). Los que dijeron: «Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo» (v. 40), dudaban de su poder. Los religiosos incluso declararon: «A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar…» (v. 42).
Al morir, Jesús tal vez parecía carecer de poder, pero, cuando leemos la historia completa, vemos que entregó su vida en forma voluntaria. Cuando salió de la tumba, demostró ser el Hijo de Dios y tener poder ilimitado.
Capta el valor de su muerte y contempla el poder de su resurrección. ¡Él es el Salvador del mundo!
La resurrección de Cristo significó la muerte de la muerte.
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(Dave Branon)
LEA: Mateo 27:32-44
«Nuestro Señor Jesucristo […] fue declarado Hijo de Dios con poder […] por la resurrección de entre los muertos.» Romanos 1:3-4
Biblia en un año: Job 20–21; Hechos 10:24-48
Cuando una talentosa entrevistadora visitó una zona frecuentada por muchos estudiantes universitarios para preguntarles qué pensaban de Jesús, las respuestas mostraron respeto hacia Él. Uno dijo que era «una persona que se ocupaba de la gente». Otro declaró: «Parece ser un tipo genial». Algunos lo rechazaron abiertamente: «Era como cualquier otro. No creo que fue el Salvador». Y otros afirmaron: «No acepto ningún sistema de fe que diga “Yo soy el único camino a Dios”». Algunas personas cuestionan de manera respetuosa quién es Jesús y otras lo rechazan.
Hace 2.000 años, cuando el Señor se enfrentó a la muerte, muchos se burlaron de la idea de que fuera alguien especial: «Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: este es jesús, el rey de los judíos» (Mateo 27:37). Los que dijeron: «Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo» (v. 40), dudaban de su poder. Los religiosos incluso declararon: «A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar…» (v. 42).
Al morir, Jesús tal vez parecía carecer de poder, pero, cuando leemos la historia completa, vemos que entregó su vida en forma voluntaria. Cuando salió de la tumba, demostró ser el Hijo de Dios y tener poder ilimitado.
Capta el valor de su muerte y contempla el poder de su resurrección. ¡Él es el Salvador del mundo!
La resurrección de Cristo significó la muerte de la muerte.
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Confesar los pecados
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Confesar los pecados
Lectura Diaria para hoy, Lunes 30: “El gran regreso”
(Bill Crowder)
Lea: 1 Juan 1
«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.» 1 Juan 1:9
Biblia en un año: Job 17–19; Hechos 10:1-23
Chad Pennington es un ex jugador de fútbol americano que sufrió muchas lesiones que amenazaron su carrera. Dos veces, estas lesiones lo obligaron a someterse a cirugías, meses de terapia física y semanas de entrenamiento para poder volver al campo. Sin embargo, las dos veces, no solo regresó a jugar, sino que sobresalió de tal manera que le dieron el premio al mejor jugador retornado del año en la Liga Nacional de Fútbol Americano. Para Pennington, sus esfuerzos fueron una expresión de su determinación de volver a jugar.
En el ámbito espiritual, cuando el pecado y los fracasos destruyen nuestra relación con Dios y nos dejan en el banquillo en cuanto a nuestro servicio, la determinación sola no puede restaurar la comunión con el Señor y la productividad en su obra. Cuando el pecado nos envía al banco de suplentes, el camino de regreso es la confesión: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1:9).
Para poder recuperarnos de nuestros fracasos espirituales, tenemos que depender completamente de Aquel que se entregó por nosotros. Esto nos da esperanza. Cristo, quien murió por nosotros, nos ama con amor eterno y responde con gracia cuando le confesamos nuestras faltas.
Mediante la confesión, podemos hallar su restauración misericordiosa: la mayor reaparición de todas.
La confesión es el camino a la restauración.
(Bill Crowder)
Lea: 1 Juan 1
«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.» 1 Juan 1:9
Biblia en un año: Job 17–19; Hechos 10:1-23
Chad Pennington es un ex jugador de fútbol americano que sufrió muchas lesiones que amenazaron su carrera. Dos veces, estas lesiones lo obligaron a someterse a cirugías, meses de terapia física y semanas de entrenamiento para poder volver al campo. Sin embargo, las dos veces, no solo regresó a jugar, sino que sobresalió de tal manera que le dieron el premio al mejor jugador retornado del año en la Liga Nacional de Fútbol Americano. Para Pennington, sus esfuerzos fueron una expresión de su determinación de volver a jugar.
En el ámbito espiritual, cuando el pecado y los fracasos destruyen nuestra relación con Dios y nos dejan en el banquillo en cuanto a nuestro servicio, la determinación sola no puede restaurar la comunión con el Señor y la productividad en su obra. Cuando el pecado nos envía al banco de suplentes, el camino de regreso es la confesión: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1:9).
Para poder recuperarnos de nuestros fracasos espirituales, tenemos que depender completamente de Aquel que se entregó por nosotros. Esto nos da esperanza. Cristo, quien murió por nosotros, nos ama con amor eterno y responde con gracia cuando le confesamos nuestras faltas.
Mediante la confesión, podemos hallar su restauración misericordiosa: la mayor reaparición de todas.
La confesión es el camino a la restauración.
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Sabiduría de lo alto
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Sabiduría de lo alto
Lectura Diaria para hoy, Viernes 27: “Sabiduría de lo alto”
(Jennifer Benson Schuldt)
Lea: 1 Samuel 24:1-10
«Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica...» Santiago 3:17
Biblia en un año: Job 3–4; Hechos 7:44-60
Si Kiera Wilmot hubiera realizado su experimento durante su clase de ciencias en la escuela secundaria, probablemente habría obtenido una calificación de sobresaliente. En cambio, fue acusada de provocar una explosión. Aunque había planeado que su profesor aprobara el experimento, sus compañeros de clase la persuadieron para que lo realizara fuera del salón de clases. Cuando mezcló los químicos dentro de una botella plástica, esta explotó y, sin intención, asustó a varios de sus compañeros.
El Antiguo Testamento cuenta la historia de otro caso de presión de personas del entorno. David y sus hombres estaban escondidos de Saúl en una cueva, cuando entró el rey (1 Samuel 24). Los compañeros de David le sugirieron que Dios les había entregado a Saúl en sus manos, y lo instaron a que lo matara (vv. 4, 10). Creían que, de esta manera, podrían dejar de esconderse y que David se transformaría en rey. Pero David no quiso dañar a Saúl, porque este era «el ungido del Señor» (v. 6).
A veces, la gente nos sugiere que hagamos algo que parece gratificante o práctico en el momento. Pero hay una diferencia entre la sabiduría mundana y la espiritual (1 Corintios 2:6-7). La sabiduría de lo alto «… es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia…» (Santiago 3:17).
Cuando otros nos instigan a hacer algo, podemos pedirle a Dios que influya en nuestra respuesta. Aquel que obtiene su sabiduría de lo alto es verdaderamente sabio.
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Lea: 1 Samuel 24:1-10
«Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica...» Santiago 3:17
Biblia en un año: Job 3–4; Hechos 7:44-60
Si Kiera Wilmot hubiera realizado su experimento durante su clase de ciencias en la escuela secundaria, probablemente habría obtenido una calificación de sobresaliente. En cambio, fue acusada de provocar una explosión. Aunque había planeado que su profesor aprobara el experimento, sus compañeros de clase la persuadieron para que lo realizara fuera del salón de clases. Cuando mezcló los químicos dentro de una botella plástica, esta explotó y, sin intención, asustó a varios de sus compañeros.
El Antiguo Testamento cuenta la historia de otro caso de presión de personas del entorno. David y sus hombres estaban escondidos de Saúl en una cueva, cuando entró el rey (1 Samuel 24). Los compañeros de David le sugirieron que Dios les había entregado a Saúl en sus manos, y lo instaron a que lo matara (vv. 4, 10). Creían que, de esta manera, podrían dejar de esconderse y que David se transformaría en rey. Pero David no quiso dañar a Saúl, porque este era «el ungido del Señor» (v. 6).
A veces, la gente nos sugiere que hagamos algo que parece gratificante o práctico en el momento. Pero hay una diferencia entre la sabiduría mundana y la espiritual (1 Corintios 2:6-7). La sabiduría de lo alto «… es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia…» (Santiago 3:17).
Cuando otros nos instigan a hacer algo, podemos pedirle a Dios que influya en nuestra respuesta. Aquel que obtiene su sabiduría de lo alto es verdaderamente sabio.
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DIOS es nuestro auxilio
El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
DIOS es nuestro auxilio
Lectura
Diaria para hoy, Jueves 26: “Asistencia en el camino”
Lea: Salmo 46
«Dios
es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las
tribulaciones.» Salmo
46:1
Biblia en un año: Job 5–7; Hechos 8:1-25
Un conocido mío estaba cazando con algunos amigos cerca de
Balmoral, la finca campestre de la reina de Inglaterra. Mientras caminaban, se
dobló el tobillo de tal
manera que no pudo seguir, así que les pidió a sus amigos que continuaran, y él esperaría junto al camino.
Mientras estaba allí sentado, pasó un automóvil por el camino, frenó y se detuvo. La mujer que conducía bajó la ventanilla y le preguntó si estaba bien. Él le explicó lo sucedido y le dijo que estaba esperando que
sus amigos regresaran. La mujer le dijo: «Entra al auto; te llevaré de
regreso adonde estás hospedado». El
hombre fue cojeando hasta el auto y abrió la puerta. ¡Entonces se dio cuenta de que su
conductora era la reina Isabel!
Por más impactante que pueda ser recibir ayuda de la reina de
Inglaterra, tenemos una oferta aun más increíble.
El Dios creador del universo desciende a nuestro mundo, ve nuestros problemas y
ofrece sus recursos para ayudarnos. Como afirma el salmista con confianza: «Dios
es […] nuestro pronto auxilio en las tribulaciones» (Salmo
46:1).
Nuestro Salvador nos ayuda al darnos su gracia
para soportar, su Palabra que nos sustenta, amigos para alentarnos y orar por
nosotros, y la seguridad de que Él utilizará todas las cosas para nuestro beneficio espiritual.
La próxima vez que te sientas varado en el camino de
la vida, busca a tu Ayudador.
¡Regocíjate! ¡Tu Dios es un Rey auxiliador!
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Arrebatados
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Arrebatados
Lectura Diaria para hoy, Miércoles 25: “Vetas de oro”
(Julie Ackerman Link)
Lea: Romanos 6:1-14
«Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.» Romanos 6:5
Biblia en un año: Job 1–2; Hechos 7:22-43
Mientras visitaba la encantadora región de Cotswold, en Inglaterra, compré unas tazas de porcelana como recuerdo. Las usaba con mucho cuidado, pero con el tiempo, una se cayó en el fregadero y se hizo pedazos. Hace poco, me acordé de esa taza cuando descubrí el arte japonés del kintsugi.
En general, cuando algo se rompe, nos conformamos con una reparación que permita que el objeto vuelva a funcionar. Pero, hace varios siglos, un artista japonés decidió que volvería hermosa la vajilla rota. Así que, comenzó a utilizar resina dorada para unir los fragmentos. Las piezas reparadas con este método tienen elaboradas vetas de oro.
En el comienzo de la historia humana, el pecado entró en el mundo (Génesis 3). Los teólogos se refieren a este suceso como «la caída».
Como resultado inevitable, hubo una rotura. La vida es dolorosa porque constantemente nos lastimamos y herimos a los demás con nuestros bordes afilados y mellados. Sin embargo, Dios no desea que permanezcamos rotos, y su obra restauradora puede transformar nuestros pedazos en algo hermoso.
Al igual que un artista del kintsugi, Dios nos repara. Pero utiliza algo más precioso que el oro: la sangre de su Hijo. En lugar de darnos vetas doradas, las venas de Cristo nos unen. «… hemos estado unidos con él en su muerte…» (Romanos 6:5 nvi).
No hay nada más precioso que eso.
El precio de nuestra liberación del pecado se pagó con la sangre de Jesús
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(Julie Ackerman Link)
Lea: Romanos 6:1-14
«Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.» Romanos 6:5
Biblia en un año: Job 1–2; Hechos 7:22-43
Mientras visitaba la encantadora región de Cotswold, en Inglaterra, compré unas tazas de porcelana como recuerdo. Las usaba con mucho cuidado, pero con el tiempo, una se cayó en el fregadero y se hizo pedazos. Hace poco, me acordé de esa taza cuando descubrí el arte japonés del kintsugi.
En general, cuando algo se rompe, nos conformamos con una reparación que permita que el objeto vuelva a funcionar. Pero, hace varios siglos, un artista japonés decidió que volvería hermosa la vajilla rota. Así que, comenzó a utilizar resina dorada para unir los fragmentos. Las piezas reparadas con este método tienen elaboradas vetas de oro.
En el comienzo de la historia humana, el pecado entró en el mundo (Génesis 3). Los teólogos se refieren a este suceso como «la caída».
Como resultado inevitable, hubo una rotura. La vida es dolorosa porque constantemente nos lastimamos y herimos a los demás con nuestros bordes afilados y mellados. Sin embargo, Dios no desea que permanezcamos rotos, y su obra restauradora puede transformar nuestros pedazos en algo hermoso.
Al igual que un artista del kintsugi, Dios nos repara. Pero utiliza algo más precioso que el oro: la sangre de su Hijo. En lugar de darnos vetas doradas, las venas de Cristo nos unen. «… hemos estado unidos con él en su muerte…» (Romanos 6:5 nvi).
No hay nada más precioso que eso.
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El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
Vasija Nueva
El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
Vasija Nueva
Lectura Diaria para hoy, Martes 24: “Restaurado por el Maestro”
Lea: Colosenses 3:8-17
«Y
revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.» Colosenses 3:10
Biblia en un año: Ester 9–10; Hechos
7:1-21
A través de los
siglos, se ha intentado muchas veces restaurar las obras de arte deterioradas
por el tiempo. Aunque algunos de estos esfuerzos han preservado con destreza la
obra original de los artistas, en ciertos casos, han dañado la labor de genios, como, por ejemplo,
estatuas griegas antiguas y, al menos, dos pinturas de Leonardo da Vinci.
En su carta a los cristianos en Colosas, Pablo describió un proceso de restauración imposible en el mundo del arte: la restauración del pueblo de Dios. El apóstol escribió: «…
habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el
cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno» (Colosenses 3:9-10).
No se trata de un intento de renovar la obra de un artista
fallecido. Es una restauración espiritual realizada por el Dios vivo, quien nos creó y nos dio nueva vida en su Hijo Jesucristo. Su
gracia nos permite ver con mayor claridad su propósito para nosotros.
El lienzo de nuestra vida está en las habilidosas manos de nuestro Señor, quien sabe bien para qué fuimos diseñados. No importa cuán sucios o dañados por el pecado estemos; hay esperanza para
una renovación y restauración.
El
Maestro Artista está vivo y obrando en nosotros.
Jesús es especialista en restauraciones.
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Redimido para vida eterna
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Redimido para vida eterna
Lectura Diaria para hoy, Lunes 23: “Papá conoció a Jesús”
(Randy Kilgore)
Lea: 1 Timoteo 1:15-17
«… fui recibido a misericordia […] para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.» 1 Timoteo 1:16
Biblia en un año: Ester 6–8; Hechos 6
Mi abuelo, mi padre y mis hermanos eran hombres duros a los que,
comprensiblemente, no les gustaba que los demás les «impusieran su fe». Cuando a mi padre, Howard, le diagnosticaron un
cáncer rápido y letal, yo estaba tan preocupado que aprovechaba cada oportunidad
para hablarle del amor de Jesús. Inevitablemente, él
terminaba la charla con un cortés, pero firme: «Sé todo lo que necesito saber».
Prometí no volver a plantear el tema y le
regalé unas tarjetas que hablaban del perdón que Dios ofrece, las cuales podía leer cuando quisiera. Entregué a mi papá en manos de Dios y oré. Un amigo también le pidió al Señor que lo mantuviera con vida lo
suficiente como para que conociera a Jesús.
Una tarde, me llamaron para avisarme que mi padre había fallecido. Cuando me encontré con mi hermano en el aeropuerto, me dijo:
«Papá quería que te dijera que le pidió a Jesús que perdonara sus pecados». «¿Cuándo? —pregunté—. La mañana en que falleció». Dios le había mostrado misericordia, como lo hizo
con nosotros (1 Timoteo 1:16).
A veces, hablamos del evangelio; otras, contamos nuestra historia; y, aun
otras, simplemente mostramos a Cristo con nuestro ejemplo y nunca dejamos de
orar. Sabemos que la salvación es, al fin y al
cabo, obra de Dios, y no algo que nosotros podamos darle a una persona.
El Señor es misericordioso y, sin importar cuál sea el resultado de nuestras oraciones, podemos confiar en Él.
Nosotros plantamos y regamos, pero Dios produce el crecimiento.
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El Pastor Supremo
El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
El Pastor Supremo
Lectura Diaria para hoy, Jueves 19: “Te
presento a Shrek”
Lea: Ezequiel 34:11-16
«… yo mismo iré a buscar mis ovejas, y
las reconoceré.» Ezequiel 34:11
Shrek
era una oveja desertora. Se alejó de su rebaño y estuvo perdida durante seis
años. La persona que la encontró viviendo en una cueva en un lugar alto y
escarpado de Nueva Zelanda, no se dio cuenta de que era una oveja. «Parecía
una especie de bestia bíblica», declaró. En cierto modo, lo era. Shrek
era un cuadro de lo que les sucede a las ovejas que se separan de su pastor.
Tuvieron
que bajarla de la montaña, porque tenía la lana tan larga y pesada (27 kilos)
que no podía caminar sin ayuda. Para aliviarla del peso de su rebeldía, la
colgaron cabeza abajo, para que se quedara quieta y no se lastimara cuando el
esquilador le cortaba el pesado vellón.
La
historia de Shrek ilustra la metáfora que utilizó Jesús cuando se autodenominó
el Buen Pastor (Juan 10:11), y cuando Dios se refirió a su pueblo como sus
ovejas (Ezequiel 34:31). Tal como Shrek, no tomamos buenas decisiones cuando lo
hacemos a solas, y el peso de las consecuencias nos aplasta (Ezequiel
33:10).
Para aliviar ese peso, tal vez tengamos que caer de
espaldas durante un tiempo. Y, cuando terminamos en esta posición, es bueno
permanecer quietos y confiar en que el Buen Pastor hará su obra sin
lastimarnos.
Dios nos entrena para
que crezcamos en la fe.
El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
Sonríe
El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
Sonríe
Lectura Diaria para hoy, Miércoles 18: “¡Sonríe!”
Lea:
Números 6:22-27
«El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti
misericordia.» Números 6:25
Leí sobre un estudio reciente, cuya
conclusión indicaba que sonreír puede ser bueno para la salud. La investigación
muestra que sonreírse disminuye la frecuencia cardíaca y reduce el estrés.
No obstante, una sonrisa no solo te
hace bien a ti, sino que, al darla con sinceridad, bendice también a quienes la
reciben. Sin pronunciar palabra, puede transmitirles a los demás que te agradan
y que estás contento con ellos. Una sonrisa es capaz de abrazar a una persona
con amor, sin siquiera tocarla.
La vida no siempre nos da motivos
para sonreír, pero, cuando vemos una sonrisa de corazón en el rostro de un niño
o a través de arrugas producidas por los años, nos estimula.
Las sonrisas también son una señal de
la imagen de Dios en nosotros. En la antigua bendición registrada en el libro
de Números, vemos un indicio de que el Señor «sonríe»: «El Señor haga resplandecer su rostro
sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Señor alce sobre ti su rostro, y ponga
en ti paz» (Números
6:25-26). Estas palabras son una expresión idiomática del favor de Dios sobre
la vida de una persona, al pedirle que les sonría a sus hijos.
Por eso, recuerda hoy que Cristo te
ama, que le agrada derramar su gracia y hacer resplandecer su rostro sobre ti.
Tu sonrisa puede ser un
mensaje de ánimo de parte de Dios a alguien necesitado.
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El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
Lumbrera
El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
Lumbrera
La luz del Cordero
Lea: Apocalipsis
21:14-27
«La
ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la
gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.»Apocalipsis 21:23
Durante
innumerables generaciones, la gente ha dependido del sol y de la luna para
iluminar el día y la noche. Ya sea para alumbrar nuestro
camino o proveer la luz necesaria para que crezcan las semillas y los nutrientes
necesarios para nuestro cuerpo, ambos son parte de la maravillosa provisión de Dios. El libro de Génesis relata que Dios hizo «la lumbrera
mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche» (Génesis 1:16).
Pero, un día, Dios brindará una clase diferente de
iluminación. Juan escribe sobre la eterna ciudad
celestial: «La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que
brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su
lumbrera» (Apocalipsis 21:23). Es interesante observar que la
palabra que aquí se traduce «lumbrera»
lleva en sí la idea de una lámpara. En su estado glorificado, Cristo será la lámpara espiritual que
ilumine aquel nuevo mundo lleno de gozo.
El Señor Jesucristo es «el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo» (Juan 1:29). También es la fuente de luz
espiritual que hace que quienes lo siguen sean «la luz del mundo»(Mateo 5:14).
Pero, en la eternidad,
será la Lámpara que alumbre nuestro camino (Apocalipsis
21:23). ¡Qué emocionante será aquel día en
que viviremos a la luz del Cordero!
La
Luz del mundo no sufre apagones.
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El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
La religión pura
El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
La religión pura
Los niños del mundo
Lea: Santiago 1:22–2:1
«La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones…»Santiago 1:27
Biblia en un año:
Nehemías 4–6
Hechos 2:22-47
Nehemías 4–6
Hechos 2:22-47
Durante un viaje de servicio misionero, un grupo de estudiantes de secundaria visitó un orfanato, tras lo cual, uno de los alumnos estaba visiblemente perturbado. Le preguntamos la razón, y nos dijo que le traía a la mente su propia situación de diez años antes.
Este joven había vivido en un orfanato en otro país, y contó que recordaba que la gente iba a visitarlo a él y a sus amigos (tal como estos jóvenes lo hacían), y que después, se iban. Ocasionalmente, alguien volvía y adoptaba un niño. Pero cada vez que no lo llevaban a él, se preguntaba: ¿Qué tengo de malo?
Tras la visita de aquellos jóvenes al orfanato, y su posterior partida, sus viejos sentimientos regresaron a su mente. Entonces, sus compañeros oraron por él y agradecieron a Dios que, un día, una mujer (su nueva madre) apareció y lo escogió como hijo suyo. Fue la celebración de un acto de amor que le brindó esperanza a un muchachito.
En todo el mundo, hay niños que necesitan saber que Dios los ama (Mateo 18:4-5; Marcos 10:13-16; Santiago 1:27). Sin duda, no todos podemos adoptar o visitar a estos niños, y está claro que no se espera que lo hagamos. Pero sí hay algo que todos podemos hacer: sostener, animar, enseñar, orar. Cuando amamos a los niños del mundo, honramos a nuestro Padre que nos adoptó en su familia (Gálatas 4:4-7).
Cuanto más crece el amor de Cristo en nosotros, más fluye de nuestra vida.
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El Dr. CF Jara es director de estos Ministerios desde Febrero 2010. Tiene un Doctorado en Ministerio por la Regent University de Virginia Beach, Virginia, y una Maestría en Divinidades por la Indiana Wesleyan University, de Marion, Indiana, ambas en los Estados Unidos de América.
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