📖🖊 Mensaje Bíblico para hoy, Lunes 9 de Agosto, 2021.
“La Perfecta Voluntad de DIOS”
Por: Dr. CF Jara.
Leer: 1 Corintios 10:31
«Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.» (1 Tesalonicenses 5:18)
Los juegos Olímpicos “Tokio 2020” finalizaron. Todos atestiguamos la felicidad y el gozo tras las gestas olímpicas de atletas que representaron tanto a las potencias mundiales como a países pequeños. Pero también pudimos ver el llanto y la frustración por la derrota. Entre los triunfadores, a pocos se les oyó públicamente, sin temor ni vergüenza, dar la gloria a Dios por sus éxitos deportivos. Y no es que no haya atletas que profesen su fe en Cristo Jesûs, sino que muchos de ellos le dan la gloria al Eterno en privado, mientras que otros quizá lo olvidaron.
Pero aparte de los ganadores, están también aquellos que perdieron, llegaron en último lugar o ni siquiera terminaron la prueba. Si los que ganaron tienen suficientes razones para darle gracias a Dios, ¿los perdedores la tienen? Pablo escribe en su primera carta a los Tesalonicenses que debemos dar gracias al Señor en todo y por todo: «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.» Debemos darle gracias al Señor por los pétalos de la vida, pero también por las espinas, porque todo sucede por Su voluntad.
Pablo escribe en la primera carta a los Corintios 10:31 que «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.» Cuando le damos gracias a Dios por lo que sucede en nuestras vidas, sean triunfos o fracasos, le estamos dando la gloria a Él de que todo lo que sucede es por Su perfecta voluntad. Si ganamos, ganamos para Êl, y si perdemos, para Êl lo hacemos
Mencionamos a algunos de los atletas cristianos ganadores de medallas olímpicas que dieron públicamente gloria a Dios por sus triunfos, como las estadounidenses Sydney McLaughlin y Allyson Felix, la sudafricana Tatjana Shoenmaker y la dominicana Marileidy Paulino, y entre aquellos que no ganaron medalla, o llegaron últimos, pero que su derrota no les privó de darle las gracias al Creador está el ecuatoriano Claudio Villanueva, quien cruzó la meta una hora después del ganador. Claudio no había ganado, pero había entendido que si corrió y llegó fue por la voluntad de Dios.
¿Cuál es la importancia de darle gracias al Señor por todo y en todo, públicamente, delante de los hermanos en la fe, familiares, e incluso, desconocidos? Porque con este gesto, ratificamos y declaramos que TODO lo que ha sucedido, sucede y sucederá con la humanidad, con la Creación y con su vida y la mía, ha sido, es y será la perfecta, sin par, eterna, infinita e infalible voluntad del Dios que creó todas las cosas.
Quédese con nosotros. Estoy seguro de que Dios le quiere hablar. Reciba este mensaje como si viniese del corazón del Altísimo.
EL LIBRE ALBEDRIO
La Biblia dice que «la voluntad de Dios mueve todas las cosas.» Es decir, si hoy estamos leyendo este mensaje, es porque amanecimos con vida, todos nuestros órganos trabajan, por lo tanto, podemos hacer cosas como disfrutar de los tiempos de paz y gloria, pero también, sufrir por causa de las tormentas de la vida…. y pecar.
¿Pecar? ¿cómo? ¿la gente peca por la voluntad de Dios? Definitivamente que no. Existe una diferencia del tamaño del universo entre la “voluntad” de Dios y el “libre albedrio” del hombre. Mientras que el Altísimo es incapaz de pecar en nada de lo que haga o deje de hacer, el hombre en cambio sí, cuando hace mal uso de la libertad que Dios le dio y la convierte en libertinaje.
El diccionario de la Real Academia define al término “voluntad” como la “capacidad de cada persona para decidir con libertad lo que ha de hacer o no.” La Biblia llama a esa libertad “libre albedrío,” que es un regalo del Creador para todos los seres humanos, de tal forma que todos puedan decidir con libertad, qué hacer con sus vidas, y para que nadie acuse a Dios de injusto y de haber creado un ejército de robots. Pero si DIOS ha dado a los humanos el poder de decidir tal o cual cosa, luego el Señor también es dueño de hacer lo que le parezca. La diferencia es que, mientras el hombre siempre se equivocará por su propia naturaleza pecaminosa e imperfecta, en cambio DIOS, por Su propia naturaleza que es perfecta y justa, nunca se ha equivocado y nunca se equivocará.
Hermanos, por la voluntad de Dios, el sol sale cada mañana tanto para los justos como para los transgresores. El aire que el Señor puso para envolver la tierra, provee del oxígeno para todo ser viviente, sean buenos o malos; y la luna, que marca el tiempo del descanso para creyentes y no creyentes, así mismo, fue puesta allí por el Eterno.
Es de la voluntad de Dios la existencia de todo ser vivo, desde las más pequeñas amebas que pueden verse solo con potentes microscopios hasta los elefantes y las ballenas, y por supuesto, cada ser humano, con sus características individuales únicas. Así como a los hombres, el Creador hizo a los ángeles y les dio el libre albedrio. Dios creó a Luzbel para que dirigiera el coro de adoración celestial. Mas tarde creó a Adán como el padre de la humanidad, pero ambos se rebelaron en Su contra. Como el Señor sabía que esto iba a pasar, hizo en el principio de todo a Su Hijo Jesûs, quien, a diferencia de los otros, SI cumplió con la voluntad de Su Padre (Juan 6:38).
EL LIBERTINAJE
Se define al “libertinaje” como la conducta pecaminosa, equivocada y orgullosa que termina hiriendo y siendo ofensiva para otra persona. A diferencia del libre albedrío, el libertinaje es la decisión voluntaria que toma una persona, con premeditación, alevosía y pleno conocimiento, para romper una o varias de las leyes espirituales estipuladas por el Creador en Sus Diez Mandamientos.
En el libertinaje, el hombre desata sus mas terribles pasiones en forma voluntaria, ofensiva y egocéntrica, por causa de la influencia externa e interna de los espíritus del mal que habitan en él. No le importa su propia vida y peor, la de los otros. Por ejemplo, si alguien sabe que el aborto es un asesinato y como quiera lo hace, ha actuado en libertinaje, desafiando a Dios en forma abierta, tal como lo hiciera Lucifer en su momento.
Por ello, mi querido hermano, conociendo lo que significa “libre albedrio” y “libertinaje,” nunca jamás bajo ninguna circunstancia, ni por la influencia de doctrinas falsarias, se puede acusar a Dios como culpable de lo que pasa en la vida de las personas y en el mundo. Y aunque me llamen fanático y aunque Dios no necesita que nadie lo defienda, se debe decir en este mensaje lo que ha sido revelado por el Todopoderoso. Porque en eso precisamente es en lo que consiste la fe en Jesûs, en ser libres por completo, para decir la verdad y para hacer la voluntad de Dios, las cosas que Êl quiere que se hagan, pues mi voluntad la tengo que someter al pie de la cruz.
Fue por la voluntad de Dios que Lucifer y Adán existieran, pero fueron ellos quienes tomaron las decisiones que tomaron usando su libre albedrío. Jesûs en cambio, cumplió con Su misión porque obedeció al Padre, mientras que Lucifer y Adán decidieron no hacerlo. A los tres les fue dado el “libre albedrio,” al igual que a todos los hombres sin importar de qué raza, religión, educación, preparación, profesión, etc., que sean. Por la voluntad del Señor las cosas pasan, pero esto no significa que Dios apruebe el pecado, guerras, matanzas, maldad, corrupción, depravación, etc. En otras palabras, Dios permite la vida a los transgresores de Sus leyes, pero cada uno de ellos deberá afrontar las consecuencias de sus decisiones para hacer lo malo en lugar de lo bueno, porque quien transgrede las leyes del Señor, es como si pisoteara la sangre bendita de Jesûs derramada en la cruz para redención de los mismos transgresores.
LA PERFECTA VOLUNTAD DE DIOS
Por la voluntad del Señor el mundo existe, el sol calienta la tierra, las estrellas brillan, pero también, Lucifer fue expulsado de los cielos, los infiernos se abrieron, el mundo fue destruido en el Diluvio, y Noé junto con el arca sembraron otra vez la vida en la tierra. Por la voluntad de Dios, Jesûs sufrió en el Calvario y resucitó victorioso, y por la voluntad de Dios, todo aquel que reconozca el sacrificio de muerte de Jesucristo y lo reclame para vivir en su corazón, no morirá, sino que vivirá siempre.
Por la voluntad del Señor, Su pueblo sufrirá, tal como lo hizo el Salvador, porque el sufrimiento no es castigo, sino redención del alma, para salvación eterna. Jesûs explica en Juan 6:40 cuál es la voluntad de Dios: «Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en Êl, tenga vida eterna, para lo cual, Jesûs lo resucitará en el día final.»
Los apóstoles también escribieron acerca de la voluntad del Creador. Pablo escribe en 1 Tesalonicenses 4:3 que «la voluntad de Dios es que nosotros seamos santificados, que nos apartemos de toda inmoralidad sexual.» El apóstol Pedro escribe en su primera carta, 2:15 que «la voluntad de Dios es que nosotros practiquemos el bien, para hacer así callar la ignorancia de la gente insensata.» Mas adelante, en la misma carta, capítulo 4:1-2, Pedro dice que «Puesto que Cristo sufrió por nosotros en Su cuerpo, también nosotros debemos adoptar esa misma actitud, porque quien sufre en su cuerpo pone fin al pecado, para que el tiempo que le queda de vida en este mundo lo viva conforme a la voluntad de Dios y no conforme a los deseos humanos.»
El apóstol Juan dice en su primera epístola 2:17 que «el mundo y sus deseos pasan; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.» Cumplir con lo que el Padre Eterno nos manda a hacer no es fácil de ninguna manera, pero es vital que no solo lo deseemos, sino que lo hagamos, porque ello traerá paz a nuestras vidas. Pero lo más difícil es dejar que Dios cumpla Su plan en nosotros. Para ello, tenemos que hacer cono Jesûs hizo en el huerto de los olivos, la noche en que fue arrestado. El Señor oró en Lucas 22:42 «Padre, si es Tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya.» Esa es la escencia de este mensaje, que nos dispongamos a dejar que Dios haga como Êl quiera en nuestras vidas, si es que lo quiere, cuando lo quiera y de la manera como Êl lo quiera, por encima de nuestros propios intereses, dolores o sufrimientos.
DIOS CUIDA SU PUEBLO
Las fuerzas del mal que gobiernan al mundo han traído sobre la humanidad mortandad, pandemia, encierro, odios, guerras, revueltas sociales, corrupción, delincuencia, pobreza y desempleo, la práctica pública del pecado y depravación, legalización del aborto, la enseñanza y propagación de doctrinas sexuales infernales en medio de nuestro niños, injusticia, falsas doctrinas, atentados de falsa bandera, mentiras y falacias históricas, manipulación de la verdad, abuso de los gobiernos, persecución a los creyentes, planes de exterminio masivo, ambición desmedida de las corporaciones, leyes para que dejes introducir en tu cuerpo sustancias que solo Dios sabe qué son, etc.
Todas estas cosas han traído sobre la humanidad tiempos de sufrimiento terribles, como nunca antes. Y Dios lo permite porque ser Justo es Su propia escencia, por cuanto el mundo mismo ha traído estas maldiciones sobre sí por sus conductas pecaminosas y sus transgresiones desafiantes a las leyes espirituales del Dios Omnipotente, quien, para castigar, no necesita de vacunitas, virucitos, demonitos o espiritillos, sino que todo eso es obra del enemigo de la Creación.
Más, hermanos, con Dios a nuestro lado estamos seguros en medio de todas estas tempestades, en medio de todas estas aguas embravecidas. Y aunque podamos morir por causa de cualquiera de estas estrategias demoniacas, recordemos cada día las promesas de Jesûs, de que seremos llevados a la Eternidad a vivir con Êl, con Dios, con el Espíritu Santo, con los ángeles y arcángeles, por los siglos de los siglos. Y Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta.
La única condición es que hayamos entregado nuestro corazón a Jesucristo. No demores, mañana puede ser demasiado tarde.
«Padre Todopoderoso, bendigo Tu nombre, Señor. Gracias te doy por todas las bendiciones que derramas sobre nuestras vidas, y gracias también por esos momentos de dolor, enfermedad y hasta muerte que como mortales que somos, tendremos que afrontar algún día, con nosotros mismos, pero también con nuestros seres queridos. Te doy las gracias por habernos dado la oportunidad de conocer y recibir a Tu Hijo Jesûs en nuestros corazones, lo cual, según Tu Palabra, nos asegura que una vez que dejemos este mundo, iremos a morar contigo por la eternidad. Mientras tanto aquí en la tierra, cuídanos, Padre santo, bendícenos con la vida, salud, fortaleza, sabiduría y provisión, para mi y para los míos, te lo ruego en el nombre de mi Señor y Salvador Yeshûa HaMashiah, amén y amén.»
Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα.
Maranatha, Jesûs viene pronto