Esperanza viva

Martes 8 de Septiembre, 2015
Nuestro Pan Diario
“Ondas de esperanza”
(Por Bill Crowder)

Leer: 1 Pedro 1:3-9

«… nuestro Señor Jesucristo, […] nos hizo renacer para una esperanza viva.» 1Pedro:3

La Biblia en un año: Proverbios 1–2; 1 Corintios 16

En 1966, el senador estadounidense Robert Kennedy hizo una visita influyente a Sudáfrica, donde brindó palabras de ánimo a los opositores del apartheid en su famoso discurso «Una ola de esperanza», pronunciado en la Universidad de Ciudad del Cabo. Declaró: «Cada vez que un hombre lucha por un ideal, o actúa para ayudar a otros o se rebela ante la injusticia, está generando una pequeña ola de esperanza, y millones de esas pequeñas olas, cruzándose entre sí y sumando intensidad, forman un maremoto capaz de derrumbar los muros de resistencia y opresión más poderosos».

En este mundo, la esperanza a veces parece escasear. Sin embargo, el seguidor de Cristo dispone de una esperanza final. Pedro escribió: «Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos» (1 Pedro 1:3).

Por la certeza de la resurrección de Cristo, el hijo de Dios tiene una seguridad mucho mayor que una simple ola. Es una corriente asombrosa de confianza en la fidelidad de Aquel que conquistó la muerte por nosotros. Jesucristo, al triunfar sobre la muerte (nuestro mayor enemigo), nos infunde esperanza en las situaciones más desesperantes.

¿En quién tienes puesta tu esperanza eterna?
En Cristo, los desesperanzados encuentran esperanza.


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La muerte ya fue derrotada

Lunes 7 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
“Continuará…”
(Por david c. mccasland)

Leer: 1 Corintios 15:50-58
«… Sorbida es la muerte en victoria.» 1 Corintios 15:54

La Biblia en un año: Salmos 148–150; 1 Corintios 15:29-58

Durante mi niñez y adolescencia, en la década de 1950, los sábados por la tarde solía asistir a un cine local. Junto con dibujos animados y una película, presentaban una serie de aventuras que siempre terminaba con el héroe o la heroína enfrentando una situación difícil. Daba la impresión de que no había salida, pero cada episodio terminaba con la palabra «Continuará…».

El apóstol Pablo sabía lo que significaba enfrentar situaciones riesgosas. Fue encarcelado, azotado, apedreado; incluso sufrió un naufragio mientras procuraba llevar la buena noticia de Jesucristo a otras personas. Sabía que moriría algún día, pero nunca consideró que ese fuera el final de la historia. A los seguidores de Jesús en Corinto, les escribió: «Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria» (1 Corintios 15:54).

La pasión que impulsaba la vida de Pablo era comunicar a los demás que Jesús, el Salvador, entregó su vida en la cruz para que, al poner la fe en Él, seamos perdonados de todos nuestros pecados y tengamos vida eterna.

Para el creyente en Cristo, la historia de su vida «continuará…» en la presencia de Dios.

Padre, te alabo por regalarme la vida eterna.

En la vida o en la muerte, Cristo es nuestra esperanza.


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Soldados de Cristo

Viernes 4 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
“El poder de la gente”
(Por Poh Fang Chia)

Leer: Efesios 4:7-16
«Todo el cuerpo, […] según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento… » Efesios 4: 16

La Biblia en un año: Salmos 143–145; 1 Corintios 14:21-40


Un hombre estaba subiendo a un tren en Perth, Australia, cuando resbaló y la pierna le quedó atrapada en el espacio entre el vagón y la plataforma de la estación. Decenas de personas se acercaron rápidamente para ayudarlo. Con todas sus fuerzas, empujaron el vagón hacia el costado, ¡y el hombre fue liberado! En una entrevista, el vocero del servicio ferroviario declaró: «De algún modo, todos participaron. Fue el poder de la gente que salvó a alguien de un posible daño grave».

En Efesios 4, leemos que el poder de la gente es el plan de Dios para desarrollar su familia. Él ha dado a cada creyente un don especial de su gracia (v. 7) para un propósito específico: «todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor» (v. 16).

Cada persona tiene una tarea que realizar en la familia de Dios; no hay espectadores. Lloramos y reímos juntos; compartimos las cargas; oramos unos por otros y nos alentamos; nos desafiamos y nos ayudamos a alejarnos del pecado. Pidámosle a nuestro Padre celestial que nos muestre cuál es nuestra función en su familia.

¿Eres un espectador o un participante? ¿Qué dones tienes? ¿Cómo puede utilizarte Dios para ayudar a otros?

Nos necesitamos mutuamente para llegar adonde Dios quiere que vayamos.


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Llorad con el que llora


Miércoles 2 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
“Constatar la verdad”
(Por Julie Ackerman Link)

Leer: 1 Corintios 12:12-26
«… si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él…» 1 Corintios 12:26

La Biblia en un año: Salmos 135–136; 1 Corintios 12

Después de trabajar durante 50 años en su consultorio dental, Dave Bowman planeaba jubilarse y descansar. La diabetes y una cirugía cardíaca confirmaron su intención. Sin embargo, cuando escuchó sobre un grupo de refugiados jóvenes en Sudán, que necesitaban ayuda, tomó una decisión que transformó su vida: accedió a patrocinarlos.

A medida que conocía más detalles de estos jóvenes sudaneses, descubrió que nunca habían sido atendidos por un médico o un dentista. Poco después, alguien mencionó este versículo en su iglesia: «si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él» (1 Corintios 12:26). No podía sacarse el texto de la mente. Los creyentes en Sudán estaban sufriendo porque necesitaban asistencia médica, y Dave sintió que Dios le decía que hiciera algo. Pero ¿qué?

A pesar de su edad y su mala salud, empezó a averiguar sobre la posibilidad de construir un centro médico en ese país. Poco a poco, Dios reunió personas y recursos, y, en 2008, el hospital Memorial Christian abrió sus puertas, como un recordatorio del interés del Señor por los que sufren. Desde entonces, miles han sido atendidos allí.

A menudo, Dios obra a través de personas como nosotros, aun cuando pensemos que ya terminó nuestra labor.

¿Está Dios llamándote hoy para suplir alguna necesidad?

A Dios le importa el sufrimiento de la gente.

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