¿Son el Judaísmo y el Estado de Israel Bíblicos? Parte II

 


📖🖊  Mensaje Bíblico para hoy, Miércoles 12 de Enero, 2022.
         “¿Son el Judaísmo y el Estado de Israel Bíblicos? Parte II”
         Por: Dr. CF Jara.

Leer: Juan 8
«Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» (Juan 8:31-32)

LOS SEFARDIES
Los judíos sefardíes florecieron sobre todo en los campos del quehacer financiero, literario, científico y religioso. Y de esas comunidades se levantaron líderes visionarios que fueron reconstruyendo poco a poco la religion judeo-babilónica, basados principalmente en lo que el Talmud y la Kábalah enseñan. Entre los más conocidos tenemos al estadista, visir y poeta Samuel Ha-Nagid; los poetas y filósofos Salomón ibn Gabirol y Yehuda Halevi; el exégeta, poeta y filósofo Abraham ibn Ezra y el médico, talmudista y filósofo Maimónides.

Pero en el tiempo de los reyes españoles Fernando e Isabel, siglo 15 y debido a la pobreza extrema que azotaba España, la iglesia católica instauró a la satánica inquisición la cual obligó a los judíos a renunciar a su fe y convertirse al catolicismo, so pena de cárcel y la expulsión del reino. Los reyes sabían que la mayoría no lo haría por lo que el fin oculto era la incautación de los inmensas riquezas que los judíos habían acumulado. Muchos de ellos fingieron la conversión al catolicismo, pero secretamente siguieron profesando sus ritos, mientras que otros fueron expulsados y otros terminaron en las cárceles.

LAS 10 TRIBUS PERDIDAS
Entonces, un italiano noble de origen judío llamado Cristoforo Colombo (Cristóbal Colón), pide audiencia a los reyes para explicarles que, según el libro 4 de Esdras, capitulo 13 versículo 45 de la Biblia original, los sobrevivientes de las diez tribus de Israel tomadas en cautiverio en el siglo 7 a.C., habían ido a unas tierras lejanas ubicadas al otro lado del mar, a las cuales la Biblia llamaba “Arzareth,” donde nadie había habitado antes. Colón propone a los reyes la organización de un viaje a esas tierras con el objetivo de encontrar aquellos pueblos y traerlos a la fe católica. El viaje sería financiado por los banqueros judíos de Venecia, mientras que la tripulación serían las decenas de judíos sefardíes que se negaron a convertirse al catolicismo y que yacían en las cárceles. Y los reyes aceptaron.

Penosamente, las versiones de la Biblia actual solo incluyen el libro 1 del profeta Esdras porque los otros 4 libros fueron excluidos por los “sabios” del concilio de Trenton en 1548, quienes consideraron que estos escritos “no reunían los requisitos del canon bíblico.” Esta decisión muy sospechosa, terminará por hacer perder al libro 4 de Esdras su puesto vital entre los libros de Nehemías y Tobías, y minimizará la verdad tan poderosa acerca del origen judío de las tribus indígenas de las tres Américas y del Caribe.

Sin embrago, el hombre no podrá ocultar la verdad mas allá de donde Dios lo permita. En los tiempos actuales, decenas de eruditos bíblicos están redescubriendo y compartiendo esta maravillosa revelación: las 10 tribus del Israel bíblico, los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob, los semitas, a quienes los falsos judíos o judíos-kházaros han mantenido ocultos con la teoría de que nadie sabe dónde están, son los tan golpeados, relegados, abusados, esclavizados, menospreciados indígenas que se desperdigaron desde Alaska a la Patagonia, pasando por las islas del mar Caribe. Gloria a Dios.

ARZARETH O AMÉRICA
Quienes sí conservaron intactos los genes semitas, osea son descendientes de Set y por ende, de Dios directamente, son el remanente de las 10 tribus, aquellos que decidieron en el siglo 7 a.C. que, en lugar de ir a Babilonia donde su fe en el Dios de Abraham, Isaac, Jacob, David, etc., podría perderse, dirigieron su camino hacia unas tierras lejanas donde nadie habitaba y donde se convirtieron en aquellos a quienes mil quinientos años más tarde, Colón y los invasores españoles llamaron “indios,” que viene del latín “In-Dios” y que significa que “no tienen a Dios.”

La historia de este viaje se describe en el libro 4 del profeta Esdras donde consta además la visión acerca de un hombre de quien se cree es Jesucristo, saliendo del fondo del mar y que le fue explicada a Esdras por el ángel. 

Aquí la transcripción:
«Dado que lo has visto uniendo a sí mismo otra multitud pacífica: 40 éstas son las diez tribus, que fueron hechas cautivas de su tierra en los días del rey Oseas; a quienes llevó cautivo Salmanasar, rey de Asiria. Él los condujo a través del río y fueron llevados a otra tierra. 41 Sin embargo, ellos se dieron entre sí este consejo: que abandonaran la multitud de pueblos y se dirigieran a una región más lejana, donde ninguno del género humano hubiera habitado allí, 42 para que así, en ese lugar, aquellos que no fueron servidores en su tierra observaran sus mandatos. 43 Entraron por el paso angosto del río Éufrates. 44 Entonces el Altísimo hizo prodigios en su favor y detuvo los canales del río hasta que pasaron al otro lado. 45 En aquella región se encontraba un camino extenso de un año y medio de viaje. Ahora la región es llamada Arzaret.» (4 Esdras 13:39-45)

Los eruditos coinciden basados en lo que Esdras escribe, que la jornada les pudo tomar a los israelitas algo más de un año y medio, sin embargo, no están de acuerdo acerca de la ruta tomada. Algunos sostienen que salieron por el sur de lo que hoy es Irak y navegaron por los mares rodeando África, cruzando el Atlántico y llegando a la costa norte de lo que hoy son los Estados Unidos. Mientras tanto, otros sostienen que el remanente se dirigió hacia el norte de Asia, a la región conocida como Tartaria en lo que hoy es Rusia; giraron al oeste, pasaron por el norte de Europa, donde parte de ellos se quedó dando origen a las naciones escandinavas de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia y los vikingos; otros se quedaron en lo que hoy es Alemania y la Gran Bretaña, donde se los conoció como los “sajones,” término derivado de la frase “Isaac’s sons,” que en español significa “los hijos de Isaac,” en referencia obvia al hijo de Abraham.

De allí, parte del remanente cruzó Groenlandia y llegó a lo que hoy es Canadá, y desde allí hacia el sur, a lo que hoy son los Estados Unidos, México, centro y sur América, dando origen a más de 1300 nacionalidades, pueblos y civilizaciones como los Apaches, Pies Negros, Cherokees, Cheyenes, Sioux, Comanches, Esquimales, Navajos, Otawas, Olmecas, Aztecas, Mayas, Quitus, Chibchas, Incas, Quimbaya, Mapuches, Charrúas, Guaraníes, Kichwa, Mantas, Aymara, Shuar, Aucas, etc., etc.

Con el pasar del tiempo, la mayoría sino todos estos pueblos, se olvidaron de Dios y de todas Sus enseñanzas y en su lugar, se volvieron idólatras, levantaron altares a otros dioses como el sol, la luna, la tierra, las estrellas, etc. Así mismo, se volvieron caníbales, pues se comían a sus enemigos, sacrificaban niños a Moloch y asumieron la brujería y hechicería como la ciencia de sus vidas. Por ello, cuando Colón y los españoles llegaron, los llamaron “indios” que en latín significa “sin Dios.”

EL ODIO DE LOS JUDIOS POR LOS SAMARIOS
Una de las cosas más impresionante de estas revelaciones es el hecho de que, los judíos sefardíes que estaban encarcelados pero que fueron liberados con la condición de que fueran en el viaje de Colón, cuando llegaron a los territorios que bautizaron como las Indias occidentales, sabían de lo escrito por Esdras, es decir, sabían que iban a encontrar a los descendientes del remante de las diez tribus o del reino de Israel que sobrevivió a las invasiones de siglo 7 a.C. Pero el punto es que, en los días posteriores a la división del reino por parte de Salomón, el reino del Norte, que comprendía las 10 tribus, se apartó de las enseñanzas de la Toráh, por lo que los miembros del reino del Sur o Judá los tomaron por enemigos y los rechazaron como pueblo de Dios.

Varios pasajes bíblicos del Nuevo Pacto que incluyen al mismo Jesûs, relatan el odio de los judíos hacia sus mismos hermanos, los Samaritanos o nacidos en Samaria, que era parte del reino del Norte, por haberse apartado del Dios de la Toráh. Esto trae luz a lo que sucedió en Arzareth, en el tiempo del descubrimiento o invasión, conquista o genocidio de más de 56 millones de aborígenes: Cuando de los sefardíes españoles encontraron al remanente alejado completamente del Dios de Abraham, decidieron exterminarlos. En otras palabras, los sefardíes, descendientes de las dos tribus de Judá y Benjamín, más tarde convertidos en los blancos opresores de las colonias españolas de América, provocaron el exterminio de los indios, indígenas o aborígenes americanos, sus propios hermanos de genes. Algo parecido pasó al norte, en Estados Unidos y Canadá, donde luego de su llegada. los anglosajones procedieron al extermino de los indios nativos de estos dos países.

LOS JUDÍOS KHÁZAROS
Después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., la mayoría de los pocos sobrevivientes de las tribus de Judá y Benjamín fueron expulsados de la Palestina hacia Europa del este, España y Portugal. Esto, más el hecho ya mencionado acerca de la expulsión siglos atrás de las 10 tribus, el camino quedó libre para la llegada de una gran diversidad de etnias hacia las tierras donde se asentó el gran reino de Israel de los tiempos de David. Así llegaron los árabes, persas, sirios, otomanas, cosacos, latinos, europeos, africanos, etc., quienes, a lo largo de los siglos fueron tomando posesión de la tierra que Dios le prometió a Moisés y a Su pueblo luego de su rescate de Egipto. Inevitablemente, los pocos israelitas que quedaron se aislaron, murieron o se mezclaron con aquellas etnias, dando así lugar a la nueva etnia a quienes se llamó judíos, como se explica más arriba, debido a la práctica de la religión judío-persa.

Recordar que, para el inicio del primer milenio, los judíos se habían ubicado en muchos puntos geográficos como Tartaria, Escandinavia, Britania, Germania, Europa del este, España, Portugal, las tres Américas y un reducido número en la Palestina. Diecisiete siglos más tarde llegan a la Palestina procedentes del desaparecido reino de Khazaria, más de cien mil kházaros quienes se habían vuelto poderosos gracias a su posición geográfica estratégica, pero al mismo tiempo asesinos Las caravanas que salían desde y hacia Europa y Rusia tenían que pasar por su territorio. Ellos, al comienzo cobraban un peaje, pero luego empezaron a robar las caravanas y a matar a los viajeros hasta que zar ruso Alejandro II envió, en 1795, a su ejército para que borrara del mapa a este reino de maldad. Y así mismo sucedió, el reino de Khazaria, del cual nadie habla hoy, desapareció.

A los sobrevivientes se les perdonó la vida con la condición de que se convirtieran al judaísmo. Así fueron traídos por los ejércitos del zar a Palestina, donde con el pasar del tiempo, se fusionaron con los judíos locales, de quienes aprendieron el idioma, las costumbres y tradiciones y por supuesto, la religion judía. Así nacieron los judíos kházaros, que no son Israelitas, ni tienen genes semitas, ni descienden del pueblo bíblico, pero que tampoco practican la fe de Abraham, Isaac, Jacob, David, etc.

Cien años más tarde, en 1895, se reúnen en Austria un grupo de estos judíos liderados por Theodore Herzl, y fundaron el partido Sionista Israelí. Herzl convenció a los otros judíos kházaros de haber recibido en una visión, la orden de Dios para organizar a los judíos del mundo con tres objetivos principales:

1. Identificar y usar a cada judío del mundo para el plan, pidiéndoles que, en el país que residan, se enquisten en todas las áreas del poder público, privado, científico, religioso, académico, militar, social, deportivo, artístico, obrero, etc., para desde allí servir a los propósitos del partido;

2. Dominar al mundo cueste lo que cueste. Apropiarse de todas las riquezas de los países, a través de provocar guerras, quiebras de países, hambrunas, epidemias, etc., y

3. Fundar el estado de Israel, para preparar la venida del Anticristo.

Los sionistas israelíes o judío-kházaros, quienes adoptaron a la serpiente como su insignia, han alcanzado sus metas en los últimos cien años, llegando a amasar el 80% de la riqueza del mundo por lo que el poder que tienen en todos los campos los ha vuelto “intocables” e invencibles. Así han podido controlar a toda persona y todo esfuerzo para delatarlos acusando de “antisemitas” a quienes se atreven a contar la verdad, a pesar de que como se ha explicado, no son ni Israelitas ni descienden de Sem, por lo tanto, no son semitas. Ellos han usurpado la identidad del pueblo bíblico para llevar adelante sus protervos planes de dominio del mundo y para preparar el camino para la llegada del Anticristo.

EL FALSO ISRAEL
El estupor que causa oír falsedades acerca de Israel en los mensajes y prédicas que la mayoría de los pastores, predicadores y ministros evangélicos comparten, fue la motivación para escribir el presente mensaje. Los judíos kházaros han moldeado su versión de la historia para protegerse y recibir miles de millones de dólares en ayudas, ofrendas, regalos, etc., tanto de los gobiernos del mundo, como de entidades privadas y de la gente en general. Slogans como “ora por Israel, el pueblo de Dios,” “bendice a la nación de Israel,” “no maldigas a Israel porque serás maldecido por Dios,” etc., etc., llenan las prédicas de las iglesias evangélicas, que ubican en los altares la bandera israelí con la falsa estrella de David, un símbolo de brujería.

Y no contentos con eso, la falsa creencia de que el Cristianismo viene del judaísmo hace que los seguidores de Jesûs celebren muchas fiestas y tradiciones paganas, y usen muchos objetos paganos de la religión judía. Es penoso pero verdadero afirmar que el nombre de Israel y todo lo que gira a su alrededor es venerado como santo o divino por la iglesia del Señor Jesûs. Yo fui uno de ellos. Qué vergüenza.

A la verdad, el estado actual de Israel no tiene ni el origen histórico ni ninguna relación con el Israel bíblico, es más, no hay ni un solo versículo bíblico donde se registre alguna orden de Dios para fundar un país con el nombre dado al pueblo de Dios. Y para rematar, Dios mismo fue quien permitió las invasiones y las dispersiones porque Israel nunca honró el honor que el Creador le dio de ser Su pueblo preferido. Aquellos no solo no obedecieron ni se sometieron a los mandatos de Dios, sino que le mataron a Su hijo. Dios no se olvidó de la afrenta terrible e hizo fundar un país donde también habría de manar la leche y la miel en abundancia, y que habría de reunir a Su pueblo que se había extraviado y habría de predicar Su mensaje por todos los confines de la tierra: the United States of America.

Jer-USA-lem, EL NUEVO ISRAEL

Los Estados Unidos de América nace como un estado federado en 1776, y es la primera democracia fundada en el mundo. Hasta ese entonces, lo que había en la tierra eran reinos y regiones dominadas por reyes y cortes reales por lo que este modelo de gobierno inédito fue copiado por los países que se fueron fundando en la tierra en adelante. Los fundadores de este país fueron cristianos evangélicos que basaron toda la constitución en la Biblia, especialmente en el Pentateuco y fundaron el país sobre la Palabra de Dios.

Ciento sesenta años atrás, en 1616, un grupo de hombres y mujeres creyentes en Jesucristo y la Biblia, llamados “peregrinos,” llegan desde lo que hoy es Inglaterra, huyendo de los impuestos altos y sobre todo, de la persecución religiosa. Europa estaba en plena ebullición espiritual pues apenas noventa años atrás, Martin Lutero sacudió al mundo denunciando a la opresión y depravación papal.

Desde su nacimiento en el siglo 4 d.C., los líderes de la iglesia católica escondieron la Biblia de los creyentes para poder gobernar bajo sus depravados intereses, sumiendo a la humanidad en una oscuridad espiritual atroz por más de mil cien años, hasta que Johannes Gutenberg inventa la imprenta y empieza a reproducir la Biblia por miles de ejemplares, uno de las cuales llegó a manos de Lutero para revelarle la verdad de Cristo Jesûs. Esto provocó un cisma gigantesco en el Vaticano llamado “Reforma de la iglesia católica” y que fue también el despertar de la fe verdadera que se había dormido y que se originó en el ministerio del Señor Jesûs sobre la tierra.

Volviendo a los peregrinos, que a propósito eran descendientes de los sajones o “hijos de Isaac,” su fidelidad a la fe bíblica y su obediencia a Dios y a Sus mandamientos les trajo gran prosperidad y sobreabundancia. Pero los peregrinos no fueron los primeros en traer al “nuevo continente” la fe en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, pues los territorios que hoy son parte de esta nación habían sido ocupados por primera vez, más de dos mil doscientos años atrás por los remanentes de las diez tribus Israelitas. Y para el caso de este estudio, y basándonos en el libro apócrifo de Esdras, podemos afirmar que es de los Israelitas de donde descienden los aborígenes de las tres Américas. Pero estos aborígenes, al igual que sus ancestros, también se olvidaron de Dios.

Ciento sesenta años después se fundan los Estados Unidos, que solo unos pocos años más tarde se convierte en la nación más rica y poderosa del planeta, surgiendo como la nueva tierra donde fluye leche y miel en forma abundante y permanente y de donde han salido por los siguientes siglos y a todo el mundo, enormes ejércitos de misioneros llevando el mensaje del Evangelio de la paz. Pero también comienza a recibir millones de inmigrantes pobres, hambrientos y rechazados de casi todos los países de todos los continentes: Europa, Asia, África, y por supuesto, del Caribe, Centro y Sudamérica. Fue el país donde por más de cien años, más personas se convirtieron al cristianismo cada día. Al menos el 30% de los inmigrantes que llegan, en algún punto entregan a Jesûs sus vidas y se reconcilian con el Hacedor de sus días.

Por ello se puede afirmar sin tropiezos que Estados Unidos es el cumplimiento de la promesa bíblica acerca del Nuevo Israel, de la nueva Jerusalén de los tiempos del fin, donde algunos profetas ven incluso el nombre de este país incluido en el nombre de la antigua capital del reino judío: Jer-USA-lem.

Por favor, no deje de leer las siguientes partes de este mensaje. Serán de gran edificación para su vida.

Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα
Maranatha, Jesús viene pronto

ORACIÓN

“Santo eres, bendito Dios. Santo es Tu nombre, santas son las obras de Tus manos. Tû eres santo por los siglos de los siglos. Gracias por Tu amor, por Tu misericordia, por tu paciencia y benevolencia para nosotros a pesar de todas nuestras faltas y errores. Y gracias por Tus revelaciones. Bendice, Señor este mensaje para que sea de gran edificación para la persona que lo lea y que traiga respuestas a su vida, te lo pido humildemente n el santo nombre de Tu Hijo amado, Yeshûa HaMashiah, amén y amén.»

¿Son el Judaísmo y el Estado de Israel Bíblicos? Parte I

 

📖🖊  Mensaje Bíblico para hoy, Viernes 7 de Enero, 2022.
         “¿Son el Judaísmo y el Estado de Israel Bíblicos? Parte I”
         Por: Dr. CF Jara.

Leer: Juan 8
«Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» (Juan 8:31-32)

La religión Cristiana evangélica arrastra hasta el día de hoy muchas distorsiones que resultan tanto del sinfín de errores y manipulaciones humanas en las traducción de la Biblia original, así como en la certeza de sus orígenes. Es muy común leer y oír hoy en día que el Cristianismo Evangélico se origina del judaísmo, lo cual es tan inexacto como la distancia de la tierra al sol a la infinita potencia.

Aunque pareciera que el judaísmo y el Cristianismo son similares principalmente debido a que tenemos el mismo texto bíblico como base de la fe y amamos aparentemente al mismo Dios, las diferencias entre la una y la otra religión son tan grandes que son imposibles de conciliar, empezando por el hecho de que los judíos en lugar de reconocer a Jesús como su Mesías, lo mataron dos mil años atrás y en los días actuales, insultan, detestan y blasfeman contra Su nombre.

Para completar el cuadro, una gran cantidad de pastores, lideres, maestros y ministros de la iglesia evangélica, desconocen verdades monumentales que están en la Biblia ya sea porque no oran por lo tanto no reciben la revelación del Espíritu Santo, o por la ignorancia resultante de la dejadez para estudiar la Palabra, y hasta por cobardía, porque han recibido la revelación, pero callan por el temor al orden impuesto. Y ciegos y tuertos a la verdad guían a otros para perpetuar la ignorancia, que provoca en muchos su muerte espiritual.

El propósito de este estudio es traer la claridad de Cristo sobre el judaísmo y su relación con el Cristianismo evangélico para lo cual nos basaremos en tres enunciados fundamentales:

1) El judaísmo como religión nace recién alrededor del siglo 5 a. C., es decir, quinientos años antes de que el Señor viniera a la tierra;

2) El cristianismo evangélico se origina de su fuente única y verdadera, que es Jesûs de Nazareth, quien no solo no profesó el judaísmo, sino que lo confrontó y denunció públicamente; y

3) El cristianismo evangélico SI se origina en la fe del pueblo del Israel bíblico descendiente de Abraham, Issac y Jacob, los profetas, David, etc. El Dios del Israel bíblico es el mismo Dios de Jesûs y, por consiguiente, de Sus redimidos.

Dicho esto, empezamos:

LA HISTORIA DE ISRAEL, EL PUEBLO DE DIOS
Resumir 3.500 años de la historia bíblica del pueblo Israel en 3 páginas es casi imposible. Más el objetivo de este mensaje no es repetir lo que ya está escrito en la Biblia, sino señalar muchas verdades que están escritas pero que los profesores y predicadores bíblicos desconocen, omiten o ignoran voluntaria o involuntariamente. Todo empieza en la región de Ur de los Caldeos, cercana a donde se cree estuvo el Edén, en la ciudad de Harán, alrededor de 150 años después del Diluvio universal. Un hombre llamado Abram, descendiente de uno de los 3 hijos de Noé, Sem, osea un semita, de pronto oye la voz de uno de los dioses que él adoraba. La mayor parte de la población de ese tiempo incluído Abram y toda su familia habían vuelto a la idolatría a pesar del Diluvio. Sin embargo, Dios llama a este “idólatra” a quien se identifica como el Creador de todo lo existente y le da la misión de salir a tierras lejanas a fundar Su nación. Abram asiente y sale en obediencia, por lo que el Señor le cambia el nombre a Abraham, que significa “padre de muchas naciones.”

Cuando Abraham y su familia llegan a esas tierras, encuentran que estaban pobladas por los Cananeos, descendientes de Canaán, el hijo de Cam con su madre Naama, quien a su vez desciende de Caín. Con el pasar del tiempo, el dialecto hablado por Abraham y su gente se funde con el dialecto hablado por los Cananeos y nace el Hebreo. Abraham tiene dos hijos, Ishmael, el padre de la nación árabe, e Issac, el padre de Jacob, quien a su vez tuvo 12 hijos que dieron origen a las 12 tribus de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín. Israel fue el nuevo nombre dado por Dios a Jacob.

** Entonces los hijos y descendientes de las 12 tribus eran llamados Israelitas o Hebreos, por lo que es una ignorancia total llamarlos “judíos.”

JOSÉ, EGIPTO, MOISÉS
Años más tarde y como es sabido, José era el último de los hijos de Jacob y el más querido por el patriarca, por lo que sus hermanos le tenían gran celo. Entonces lo abandonan en un pozo desde donde llega a ocupar el segundo lugar en el gobierno del poderoso imperio egipcio. Años mas tarde, perdona a sus hermanos y se reunifica con ellos y su padre y los lleva a vivir a Egipto por causa de la gran hambruna que azotaba la región de Canaán. Luego de muerto tanto el faraón como José, su padre y sus hermanos, un nuevo faraón cambia el estatus de los israelitas en Egipto de refugiados a esclavos. Pero se quedan a vivir allí por los próximos 430 años, creciendo de los 70 miembros originales a más del millón y medio de hebreos.

A pesar de que habían prosperado llegando a tener una gran fortuna en oro, piedras preciosas y ganado, los hebreos, que fueron usados en la construcción de las pirámides, pero maltratados y abusados por el faraón, oraban a Dios por su liberación. Entonces aparece Moisés, cuya historia es bien conocida y es él quien lleva a Israel fuera de Egipto hacia la tierra prometida. Más debido a su rebeldia, los Israelitas demoran en el desierto 40 años en una travesía que normalmente toma algo más de un año. Sin embargo, en ese tiempo Moisés escribió el Pentateuco, o los 5 primeros libros de la Toráh, donde Dios revela a Su pueblo el origen de la creación y los mandamientos y las leyes para regir su vida diaria.

** Hasta aquí no hay ni una sola mención ni al judaísmo ni a los judíos, aunque si unas menciones a los descendientes de la tribu de Judá.

LA TIERRA PROMETIDA, LA DESOBEDIENCIA, 450 AÑOS DE LOS JUECES
Habitaban en esa región conocida como Canaán, entre otros, unos gigantes a quienes la Biblia llama “Nefilines,” que son los descendientes de los titanes, los hijos de los ángeles caídos con las mujeres humanas, y los Cananeos, que se habían apropiado de esos territorios por desobediencia, pues Noé, cuando repartió la tierra entre sus tres hijos y su descendencia, ordenó a Canaán y sus descendientes a ir al África, pero éste desobedeció y se quedó en el área que actualmente comparten Palestina (descendientes de los Cananeos) e Israel.

Moisés y el pueblo, que había crecido a más de tres millones, llegan a la tierra que Dios les había prometido, donde fluye leche y miel, 40 años más tarde. El profeta muere antes de entrar a tomar posesión de aquella tierra y es Josué quien toma el liderato y reparte los territorios entre los miembros de las 12 tribus. Pero Dios les dio la orden una y otra vez, que no se mezclaran con aquellos y, lo que es más, que los eliminaran a todos, incluidos mujeres, ancianos y niños. Mas Israel desobedeció, por lo que el Señor los dejó a su suerte por 450 años conocidos como el tiempo de los Jueces. Durante estos 4 siglos y medio, Israel sufrió hambrunas, sequías, guerras, invasiones y ataques de sus enemigos, por lo cual estuvo sumido en una pobreza terrible.

Entre el tiempo de semi cautiverio en Egipto, la travesía por el desierto, el tiempo de los jueces, el reino de Israel con sus tres reyes Saúl, David y Salomón, la división del reino en los dos reinos del norte (Israel, 10 tribus) y del Sur (Judá, 2 tribus) y el tiempo de vigencia de estos reinos hasta las invasiones asirias y babilonias del siglo 7 y 5 a.C., pasaron casi mil cuatrocientos años de la historia Hebrea.

** La Biblia tampoco menciona en este periodo tan largo ni el término “Judaísmo” ni el “judío” en absoluto.

JUDÁ, JUDEA, JUDIO
El término “Judá” o “Judea” es el nombre del cuarto hijo de Jacob y se empezó a usar para identificar a la región alrededor de Jerusalén, luego de que Jacob ubicara allí a Judá y sus descendientes 1.600 años a.C. Y el término “judío” es el gentilicio que aparece años más para identificar a los descendientes de Judá y a los nacidos y habitantes de esa región.

Después de la división de Israel por parte de Salomón, tanto el reino de Israel (Norte) y el reino de Judá (Sur) sufren varias invasiones de reinos enemigos desde el siglo 7 a.C. en adelante. El libro de 1 de Reyes describe que durante los días del rey Oseas, el rey Asirio Salmanasar invade el reino del norte y se lleva cautivos a Babilonia a algunos miembros de la corte real de Israel y algunos ricos mientras que otra parte integrada por el pueblo, decidió viajar a una tierra lejana, desconocida e inhabitada llamada Arzareth.

Doscientos años o cuatro generaciones más tarde, los descendientes de los que fueron llevados cautivos a Babilonia, piden a los reyes persas la autorización para regresar a Jerusalén a reconstruir el templo de Salomón destruido en las mencionadas invasiones. Mientras trabajaban en la reconstrucción, los “israelitas” continúan con la práctica de su nueva religión, un conjunto de nuevas costumbres y tradiciones religiosas que resultaron de la fusión de la fe bíblica y prácticas herejes babilónicas, como el sacrificio de niños y la adoración a Moloch. Aquellos que regresaron trajeron consigo algunos libros de brujería y hechicería como el Talmud y la Kábalah, y artefactos satánicos como la “estrella de David,” que el rey David no conoció nunca, sino que era usada en ritos de brujería por los sumerios y persas. Así mismo, a las fiestas y celebraciones detalladas en el Levítico se adicionaron otras fiestas y tradiciones extrañas que se fueron asentando conforme pasaba el tiempo, como el Sabbat.

** Así es como el término “judío” se comienza a usar alrededor del siglo 3 a.C. para identificar a aquellos que practicaban el “judaísmo,” la religión diferente a la bíblica de los tiempos de Abraham, Issac y Jacob, y que es la consecuencia directa de la desaparición de Israel, la nación de Dios, provocada por la desobediencia y rebeldía del mismo pueblo.

JESÛS Y LOS FALSOS JUDIOS
Los judíos, entiéndase los que volvieron del cautiverio, tomaron el control del Sanedrín en el siglo 2 a.C. y desde allí ayudaron a los invasores romanos a gobernar Judea con mano de hierro a cambio de riquezas y poder. Cuando Jesûs, que nació y creció en Judea, obviamente conocía esos antecedentes, por ello es que les presenta oposición abierta y pública, denunciándolos como un poder corrupto y opresor de los humildes al servicio de los tiranos romanos. El Señor sin ningún tapujo les llama “portadores de la semilla de la serpiente, hacedores de maldad, hijos de su padre el diablo.” Y ellos, entendiendo el peligro que Jesûs representaba para aquel poder siniestro, se confabularon con los invasores y crucificaron y mataron a Aquel que había venido para rescatar a los que se habían perdido.

El mismo día que Jesûs entró a Jerusalén sobre el borrico, profetizó la destrucción del templo que había sido reconstruido por aquellos judíos que volvieron del cautiverio siglos atrás. Y esta profecía se cumplió en el año 70 d.C. cuando de aquel sitio sacrílego no quedó piedra sobre piedra. Los romanos al mando del general Tito sitiaron la ciudad por 3 años y no dejaron que entrara ni alimentos ni agua buscando la rendición de los judíos y macabeos. Mas de un millón de ellos murieron, inclusive los recién nacidos, que fueron comidos por sus padres, así como los perros, caballos y ratas por causa de la terrible hambruna. Hasta que finalmente se rindieron.

Los romanos entraron y destruyeron la ciudad junto con el templo, y mataron a la mayoría de los sobrevivientes judíos, que, al igual que en las invasiones pasadas, fueron expulsados de sus tierras. Ellos, al mezclarse anteriormente con persas, babilonios, etc., y luego con otras etnias, ya no conservaban la pureza genética de los semitas bíblicos. Lo que si conservaron fue su religion judía, la misma que como se explica arriba, se originó en Persia, y se fortaleció, sobre todo, durante las diásporas tanto en Europa del este como España y Portugal, entre los siglos 1 y 15 d.C. dando lugar al surgimiento de varias comunidades como los judíos Sefardíes y Askenazis.

Por favor, no deje de leer las siguientes partes de este mensaje. Serán de gran edificación para su vida.

Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα
Maranatha, Jesús viene pronto.