El Espíritu Santo, Parte II: la Trinidad



📖🖊 Estudio Bíblico para hoy, Lunes 24 de Mayo, 2021, No 1148
         “El Espíritu Santo, Parte 2: La Trinidad”
         Por: Dr. CF Jara.

Leer: Hechos 10
«Ahora bien, el que nos confirma con vosotros en Cristo y {el que} nos ungió, es Dios, quien también nos selló y {nos} dio el Espíritu en nuestro corazón como garantía.» (2 Corintios 1:21-22)

El Espíritu Santo es uno de los temas “tabú” que la iglesia contemporánea Jesucristiana ha mantenido bajo el “velo de lo intocable” junto con otros temas “prohibidos” como el Libro de Apocalipsis, la Sanidad interior o Liberación y la crucifixión, muerte y resurrección de Jesús, un tema casi exclusivo de la Semana Santa.

PARTE 2
LOS TRES ESTADOS, UNA SENCILLA EXPLICACIÓN
Elías, el cuñado menor de Miguelina, tenía 23 años; había entregado su vida al Señor unos años antes y tenía un profundo amor por Jesús. Pero los vicios de la vida anterior lo martirizaban, y de vez en cuando tenía sus recaídas, aunque como él mismo decía: “con Cristo soy más que vencedor”.

Elías se incorporó al filo de la hamaca donde estaba acostado; es que los jalapeños le quedaban un poco lejos y no quiso pedir ayuda; de todas maneras fue como si ya él necesitaba cambiar de posición corporal; y sentado haciendo equilibrio al borde de aquella hamaca de yute y fibra, se acomodó como alineándose para el festín. Sus ojos estaban fijos en el guacamole, los jalapeños y las tortillas “soft” además de la bandeja de carne de borrego, condimentada con especies que impregnaron el ambiente de sabrosos y provocadores olores, de un brillante color tostado que invitaba a “meterle el diente”.

Mientras Elías preparaba el taco a su gusto, yo meditaba extasiado aquella interpretación que acababa de oír, la visión que, según él, se la dio el Señor. Mi cerebro trabajaba, a gran velocidad, tratando de poner aquellas piezas fabulosas en su lugar. Me parecía grandiosa esa explicación tan sencilla, tan elemental, pero a la misma vez tan poderosa.

“Mira César, -comenzó Elías-, Dios me dijo que para interpretar a Su Trinidad solo había que poner los ojos en el agua, una de Sus infinitas creaciones, y recordar que se presenta en la naturaleza en tres estados: líquido, osea el agua corriente; sólido, osea el hielo y gaseoso, osea el vapor de aire. Si tienes en un vaso agua corriente y pones un cubo de hielo, pronto se habrá desleído y se habrá hecho agua; si toda esa agua metes en un congelador, toda el agua corriente original más el agua que provino del hielo, ya será una, pues tienen la misma naturaleza y se congelarán uniformemente, sin poder nosotros ni con un microscopio, distinguir aquellos átomos de hidrógeno que pertenecían a la parte líquida de aquellos que vinieron del cubo, pues se fundieron y son ahora una sola esencia.

Por otro lado, si a ese mismo vaso lo ponemos al calor a hervir, cuando el agua alcance el punto de ebullición, su condición de sólido-líquido cambiará y se volverá vapor de agua, que se mezclará con el aire y nos será imposible seguir la pista de aquellos átomos. Entonces el ciclo continuará cuando ese vapor se junte con más vapor, se eleven por los aires, formen las nubes, venga la lluvia en forma de agua líquida, llene los ríos que la conducirán a las plantas de tratamiento de agua y finalmente llegará al mismo grifo que llenará nuevamente el vaso de prueba.

Finalmente, en el agua líquida el hielo se derrite, y el agua con el vapor no se pueden juntar, pues el vapor es el resultado del calentamiento del agua y en lugar de compactarse se aleja. Pero cuando el vapor se enfría en un pedazo de hielo, enseguida se condensa y vuelve a su estado anterior, que era agua líquida. Mientras el hielo se derrite en agua líquida, también la puede llegar a contener, de ahí es que podemos ver en cubos de hielo, burbujas de aire, así como agua líquida en su mismo centro. Poderoso, ¿verdad?”

QUIEN ES QUIEN
“Pues vaya que si” atiné a responder. Pero tengo una pregunta. “Adelante…” me respondió, con tanta seguridad que casi me turba. Estoy de acuerdo con el proceso del agua, pues lo estudié en la universidad, pero que tiene que ver con la Trinidad, ¿dónde…? Elías no me dejó terminar la pregunta, alcanzó una servilleta, y mientras saboreaba el resto del bocado, alzó el jarro de horchata y se lo bebió casi todo. Se limpió la boca, retiró el plato de delante suyo, hizo una pequeña pelota con la servilleta, y gesticulando como si fuera un basquetbolista, se semi incorporó de su asiento y lanzó la servilleta a modo de pelota a un tarro oxidado de galletas que estaba junto a la puerta del tráiler.

El gran número de muchachos que jugaban previamente, se habían sentado en diferentes sitios; cada cual sostenía con una mano el plato mientras con la otra le daban forma al taco a medida que lo iban mordiendo; y mientras comían, seguían los juegos y las risas. El sol había bajado bastante y empezaba el ocaso, miré de reojo la hora, pensando en mi largo viaje de retorno, pero esa idea se me desvaneció rápidamente cuando Elías, ya acomodado de nuevo en la hamaca, empezó a hablar:

“Dios es el Todo, Él contiene al Hijo y a Su Espíritu Santo. Uno sin el otro, no existirían. El Hijo no puede contener al Padre ni al Espíritu Santo, pero es parte y origen de los dos. El Espíritu necesita del Padre para tener Su esencia y es el resultado del calor del Hijo. Una vez juntos no tienen diferencia, cada cual tiene una misión única, pero necesitan de los otros y son parte de los otros a la misma vez. El Padre es el sólido, el compacto, pero también es el hielo, el que perpetúa, el que juzga y define las leyes. El Hijo es el agua líquida, las corrientes de agua viva, el agua que da vida; derrite al Padre con Su sacrificio, envuelve al Padre mientras Su esencia dura. De Él mana el Espíritu Santo, que camina como el viento, que viene y va, lo envuelve todo, lo cubre todo, lo transforma todo; son diferentes, pero pueden estar los tres al mismo tiempo, porque primero es uno y después el otro y viceversa. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se juntan y vuelven a ser uno, tres diferentes en uno, así como el cubo de hielo, el agua corriente y el vapor se juntan y vuelven a ser uno, tres diferentes en uno.

Así mismo es el hombre, un ser tripartito, compuesto por el cuerpo, el alma y el espíritu. En este caso, el Padre, lo sólido, es el alma; el Hijo, el agua líquida, es el cuerpo y el Espíritu Santo, el vapor, el viento, es también el espíritu de vida de este ser tripartito. Y así podemos seguir, pues Dios nos dejó todas las respuestas en Su maravillosa creación. Fíjate, son tres dimensiones, ¿verdad?: El Padre, lo sólido, el alma, es lo alto; el Hijo, el agua viva, el cuerpo, es lo largo, lo terrenal; y el Espíritu Santo, el vapor, el viento, el espíritu, es lo profundo, lo tridimensional. Habitan y cohabitan, viven y conviven, juntos en la armonía celestial de la majestuosa perfección infinita, la morada del amor más puro, más sublime e inmedible.

ESPIRITU DE VIDA Y VERDAD: BENDITA SANACIÓN
Elías se encontraba balanceándose sobre la hamaca. Tenía la mirada fija en los naranjales que se extendían hacia el horizonte. Aquella tarde de Agosto del 2008 se sentía fresca y seca, increíblemente; una ligera brisa corría y movía graciosamente los cargados naranjos. Sostenía un jarro casi sin horchata, que no era precisamente su bebida preferida.

Sin dejar de mirar a la lejanía, seguía con su relato; tomando un sorbo, subió primero el gaznate y luego lo relajó; y asumiendo un aire de misterio, como si se tratara de un secreto importante revelado solo a él, me dijo acentuando la voz y al mismo tiempo apagándola como si estuviera dando el mensaje de que terminó su historia:

“Así mismo es, hermano, como el Señor me explicó lo de la Trinidad, para que yo lo entendiera mejor y para que otros también lo hicieran.” La conversación fue interrumpida de pronto por Miguelina, su cuñada, la dueña de aquel trailecito donde nos encontrábamos. Ella traía una bandeja llena de sabrosos taquitos al “pastor” y con diligencia me los ofreció: “César, come que ya mismo vienen los chamacos y te quedas sin nada.”

Un año antes nos habíamos conocido con Miguelina, una inmigrante Mexicana, en el viaje de la iglesia a Israel. Aquella tarde la estaba visitando, pues quería comprobar con mis propios ojos el milagro de sanación de la elefantiasis que ella tenía en su pierna izquierda y que la había atormentado por catorce años. A un lado de Elías se encontraba el esposo de Miguelina, mientras una docena de niños jugaba y correteaba en medio de carcajadas, todos ellos rebosantes de felicidad infantil pero también de polvo.

La Familia Hernández vivía a las afueras de Apopka, un pueblo distante de Orlando, donde abundan los naranjos y por supuesto, las comunidades nómadas Mexicanas. Nos encontrábamos en el porche adaptado al costado del tráiler, con un techo de zinc cubriéndonos del sol. Yo estaba sentado en una silla de niño, un poco incómoda, frente a una mesita que también parecía ser parte del “set.” -Debe ser de los “chamacos”- pensaba yo. Pero lo apacible de aquella tarde, la vista de aquellos campos y la hospitalidad de Miguelina y su familia, anularon cualquier incomodidad.

Ahí estaba yo, dando un mordisco al taco, mientras sin querer, mi mirada se encontró con la pierna sana de Miguelina, la misma pierna que un año atrás, mientras tomaba fotos frente al valle del Armagedón, me impresionó tanto, que casi pierdo el autobús, y una vez adentro, por poco no fui enviado por mi pastor de ese entonces a disciplina por “alterar la paz del grupo”.

Pero ¿qué fue lo que pasó? Pues que mientras tomaba las fotos, el Espíritu Santo me hace desviar la cámara del valle para enfocarla en el grupo hasta que pude ver lo que el Señor quería que viera, a esta hermana, con una pierna sana y la otra como si tuviese una bota de yeso, de esas que ponen los doctores cuando la gente se rompe los huesos, solo que ésta no era de yeso, sino de carne y hueso, pero de grotesca apariencia, incluso con manchas y puntos infectados o inconados.

Debo decir que una fuerza extraña me llevó hasta Miguelina a preguntarle acerca de esa pierna. Ella, visiblemente incómoda, pues nos conocíamos solo de tres o cuatro días atrás, me comentó que eran alrededor de catorce años de visitar varios doctores en varios hospitales y ninguno pudo encontrar la causa para aquella inflamación que la había puesto al borde de una amputación. Incluso su pie y los dedos parecían como de un número 50, por lo que ella debía usar una sandalia especial. Dejamos de conversar porque alguien del grupo nos llamó a gritos dese el autobús que estaba ya en marcha. Corrimos para alcanzándolo, y cuando nos subimos, me dirigí para atrás donde estaba mi asiento. Al voltear y sentarme, pude ver a Miguelina que se había venido también para atrás y se sentó como a dos filas de donde yo me encontraba.

Otra vez la misma fuerza de momentos atrás, me hizo levantarme, acercarme a Miguelina. Entonces llamé a mi grupo en voz baja y les pedí que oraran en intercesión por ella, mientras yo la conducía por una oración de liberación. Resultó que ella tenía un resentimiento grande con su madre, pues la había tratado muy mal desde que era pequeña, con insultos y vejaciones de todo tipo a lo largo de sus cuarenta y cinco años. Mientras orábamos, Miguelina perdonó a su madre en medio de sollozos. Entonces el pastor se acercó, me llamó la atención y disolvió el grupo, pero la sanación había empezado.

Alrededor de un mes más tarde de nuestro regreso, recibí su llamada, donde me comentó entre risas y llanto de felicidad, que su pierna se había desinflamado hasta la normalidad y que incluso su matrimonio de veinticinco años estaba como nunca, lleno de paz y amor. Me rogó que la fuera a visitarla para atestiguar por mí mismo de aquel milagro. Por varias razones no pude ir sino hasta un año después. Y he aquí, que vive Jehová de los ejércitos, que la pierna estaba completamente sana, para la gloria de Su bendito nombre.

ORACIÓN
«Abba Padre, Dios santo y todopoderoso, grandes son Tus maravillas cada mañana porque grande eres Tû, oh Señor santo, santo, santo eres, creador de todo lo que existe en el universo. Señor, te pido que unjas este mensaje con tu bendición, que cumpla con Tu propósito en la vida de aquellos que lo reciban, que sientan la necesidad de abrirlo, de leerlo, de reflexionar en lo escrito para que sus almas sean edificadas y puedan ver el propósito para sus vidas, Padre amado, te lo ruego en el santo nombre de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiah, sabedores de que Tû harás conforme a Tu santa voluntad, amén y amén.»

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Maranatha, Jesûs viene pronto.

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El Espíritu Santo, Parte I


 📖🖊 Estudio Bíblico para hoy, Lunes 17 de Mayo, 2021.
        “El Espíritu Santo, Parte 1”
         Por: Dr. CF Jara.

Leer: Filipenses 3
«Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Êl os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.» (Juan 14:26)

El Espíritu Santo es uno de los temas “tabú” que la iglesia contemporánea Jesucristiana ha mantenido bajo el “velo de lo intocable” junto con otros temas “prohibidos” como el Libro de Apocalipsis, la Sanidad interior o Liberación y la crucifixión, muerte y resurrección de Jesús, un tema casi exclusivo de la Semana Santa.

Pastores, ministros, líderes, presbíteros, superintendentes, obispos, etc., de las diferentes denominaciones cristianas guardan con tanto celo sus propias interpretaciones respecto a los temas antes mencionados, sin darse cuenta (o quizá lo que es peor si se dan cuenta) del gran daño que causan en los creyentes, tanto a corto como a largo plazo, porque debido a esa negligencia indolente, los convertidos que les han sido confiados, empiezan el camino de la Santidad tarde, o en muchos casos desgraciadamente nunca y perecen espiritualmente debido a como dice la Palabra “por falta de conocimiento.”

El Señor Jesûs dijo que “cuando un ciego guía a otro ciego, los dos van camino de perderse.” Muchos de los que sirven al Señor caminan en semi oscuridad, por lo que necesitan ver la luz de la verdad para luego testimoniar a otros.

PARTE I
EL PARACLETO
La primera vez que escuché esta palabra fue cuando siendo un chiquitín, vivía en casa de mi abuela y usualmente me llamaba así dándome a entender que era un incapaz. Luego de muchos años, volví a escuchar este término en una prédica. El Pastor llamó así al Espíritu Santo, pero obviamente se refería exactamente a lo contrario a lo que mi abuela me había hecho creer. Paracleto viene del griego ‘Paraclete’ (παράκλητος) y del Latín ‘Parakletus’, y ambos significan: Ayudante, Abogado y Consolador, las cuales son precisamente las 3 funciones del Espíritu Santo: Consolar, Guiar y Redargüir.

El Espíritu Santo no es nada más y ni nada menos que una persona, solamente que no es de carne y hueso como lo fue el Mesías, sino una persona cuya esencia es el aire y el viento divinos, con un ministerio diferente al que tuvo el Señor Jesús. Por esa razón no lo podemos ver, pero si escuchar y sentir, de la misma forma como sentimos el aire, el viento, el vapor de agua. Cuando las copas de los árboles, las flores del jardín y las yerbas del campo se mecen graciosamente ante sus ojos, no dude que es el Espíritu de Dios pasando por ahí. Alabe Su santo Nombre.

SU OMNIPRESENCIA
El Espíritu Santo, como parte y testigo de este Cuerpo perfecto y eterno, caminó desde el principio de los tiempos, junto con Dios Padre y Dios Hijo, diseñando la monumental obra y luego llevándola a ejecución. La creación estaba lista, el mundo estaba hecho, el hombre había nacido.

La presencia del Espíritu Santo se vuelve a manifestar con supremo poder por los últimos dos mil años, comenzando en el tiempo que el Señor Jesucristo ejerció Su ministerio. Es necesario aclarar que Jesús primero llegó al río Jordán para ser bautizado por inmersión en las aguas por Juan “El Bautista”, y después de que emergió de las aguas y solo después, la presencia del Espíritu Santo se hace manifiesta y visible sobre el Jesús bautizado, lo que incluso da lugar a una declaración personal de Dios acerca de Su Hijo.

Si queremos establecer un orden en la iglesia de la tierra, vamos a basarnos en el orden de los eventos alrededor de la vida y llamado de Jesús y no alrededor de ninguna doctrina de hombre, por más “santo y puro” que se lo considere, lo cual ya es un error, pues la Biblia dice que NADIE es santo pues TODOS fuimos destituidos de antemano.

Posterior a los bautizos en las aguas y en el fuego, y mientras Jesús se encontraba en Jerusalén, es llevado por el Espíritu Santo al desierto de Judea, para ser tentado por tres ocasiones por el enemigo, pruebas que superó dando testimonio de lo que está escrito en los Evangelios, por causa de Su llenura del Espíritu. Entonces, con esa misma llenura, va a buscar a los discípulos previamente elegidos desde su nacimiento para ser parte de este selecto grupo de primeros ministros de la iglesia. Continúa su jornada con el primer milagro en Canaá, y luego con todos los cientos de milagros grandiosos, sanaciones, resurrecciones y liberaciones, durante los tres años de Su vida ministerial terrenal.

Jesûs llega con el poder del Espíritu a la Sinagoga de Cesarea de Filipo y lee Isaías 61:1-3, la cual es Su declaración personal acerca de la misión que estaba cumpliendo en la tierra. Debemos mencionar también todas las revelaciones que el Mesías recibió por parte del Espíritu, como por ejemplo en la última cena, donde dijo que alguien (Judas) lo habría de traicionar, que esa era la última reunión como humano con sus ellos, las tres negaciones de Pedro, el encarcelamiento, la tortura, las vejaciones, el juicio, Su condenación, el vía crucis, Su expiración en medio de los dolores más espantosos y Su propia resurrección al tercer día.

Entre otras profecías que hizo Jesûs tenemos la visitación del Espíritu Santo en el aposento alto, la destrucción del templo, la destrucción de Jerusalén, la caída del imperio romano, el nacimiento de Su iglesia en las primeras prédicas y conversiones masivas de Pedro, etc., etc.

Jesûs resucitó por obra del Espíritu Santo, ya no como el Hijo de Dios en cuerpo humano, sino en un cuerpo espiritual incorruptible, produciéndose en ese momento, la separación en la tierra entre Jesús y el Espíritu Santo, pues era necesario que el Hijo del hombre volviera a sentarse a la derecha del Dios Padre y que el Espíritu Santo, el consolador, se quedara aquí entre nosotros, hasta la segunda y final venida del Cordero Santo, luego de lo cual, los Tres volverán a habitar en uno.

EL EVANGELIO DEL ESPIRITU SANTO
El Espíritu Santo continúa Su presencia omnisciente a lo largo de todo el Libro de los Hechos, pues los milagros, maravillas y crecimiento y expansión de la Iglesia fueron gracias a Su intercesión. Continua Su presencia entonces, en las vidas de aquellos que recibieron las revelaciones para escribir los Evangelios, en los escribas anónimos, en los nuevos convertidos, en Pablo y sus misiones, en Juan y su revelación escatológica; en Esteban y en todos los demás mártires, en sus vidas y especialmente en los momentos donde eran muertos; en aquellos que guardaron celosamente los hechos en sus cabezas y/o en los papiros escritos; en los precursores de las primeras reuniones; en los posteriores líderes como Plinio, Flavio Josefo, Trajano, Policarpo, Agustín, Tomas de Aquino, Sta. Catalina de Siena, Wycliffe, Huss, Lutero, Calvino, los puritanos de América, los grandes pastores, apóstoles, profetas, evangelistas, maestros Bíblicos de los siglos XIX y XX, etc.

Nada de todos estos grandes y portentosos eventos humanos que han sucedido desde la resurrección de Jesús hasta los avivamientos de los actuales días, habrían pasado si no fuera por la presencia, la guía, los dones, los frutos y la inspiración del Espíritu Santo de Dios.


ORACIÓN
«Padre santo y misericordioso, alabado sea Tu Nombre por los siglos de los siglos. Gracias te doy, Señor, por la salvación para mi alma. Gracias por el sacrificio inmenso de Jesûs, Tu hijo unigénito. Gracias por darme vida esta mañana y gracias por la vida de los que amo. Te pido Señor, que bendigas este mensaje, que llegue donde tiene que llegar y que toque los corazones de los que tiene que tocar. Que aquellos que no te conocen todavía, te reconozcan, Padre amado, y que sientan la urgencia de entregar sus corazones a Cristo para que sea el Señor quien cambie y transforme sus vidas para bien, te lo pido en el santo nombre de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiah, sabedores de que Tû harás conforme a Tu santa voluntad, amén y amén.»

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Escuchar el consejo sabio


NUESTRO PAN DIARIO
"Escuchar el consejo sabio"

Viernes 14 de Mayo, 2021
Por: Anónimo.

La Biblia en un año:
2 Reyes 13–14; Juan 2
La Escritura de hoy:
«El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es sabio…» (Proverbios 12:2-15)

Durante la Guerra Civil Estadounidense, el presidente Abraham Lincoln, queriendo complacer a un político, emitió una orden respecto al ejército que el secretario de guerra Edwin Stanton rehusó llevar a cabo. Dijo que el presidente era un tonto. Cuando le comentaron a Lincoln, este respondió: «Si Stanton dijo que soy un tonto, debe ser cierto porque casi siempre tiene razón. Veré si es cierto». Cuando hablaron, el presidente se dio cuenta enseguida de que su decisión era un grave error, y la retiró de inmediato. Lincoln demostró sabiduría al no empecinarse; consideró el consejo y cambió de idea.

¿Alguna vez te has encontrado con alguien que sencillamente no escucha un buen consejo (ver 1 Reyes 12:1-11)? Puede resultar exasperante, ¿no? O, incluso siendo más personal, ¿alguna vez tú te negaste a escuchar? Como dice Proverbios 12:15: «El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es sabio». Tal vez los demás no siempre tengan razón, ¡pero lo mismo ocurre con nosotros!

Sabiendo que todos cometemos errores, solo los necios suponen que ellos son la excepción. Ejercitemos la sabiduría piadosa y escuchemos el consejo sabio de otros… aunque inicialmente disintamos.

A veces, así es como Dios obra para nuestro beneficio.

REFLEXIONA Y ORA

Dios, ensáñame a saber escuchar consejos útiles.
¿Por qué te resistes a veces a escuchar el consejo sabio de otros?
¿Cómo estás seguro de que un consejo transmite sabiduría genuina?


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Mi Testimonio

 


📖🖊 Estudio Bíblico para hoy, Lunes 10 de Mayo, 2021. No 1146
        “Mi Testimonio”
         Por: Dr. CF Jara.

Leer: Filipenses 3
«Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.» (Filipenses 3:13-14)

En el estudio de hoy pretendemos contestar preguntas como ¿Qué significa “servir” al Señor? ¿Para qué somos redimidos? Si le entrego mi vida a Jesûs, ¿me puede transformar completamente de ser un hombre amante del pecado a uno que cuida su salvación con temor y temblor? Los Jesucristianos debemos entender por qué hemos de compartir las grandes y maravillosas cosas que Dios ha hecho en nuestras vidas luego de que tomamos la decisión de entregar nuestro corazón a Cristo Jesûs, porque con el Salvador habitando en mi corazón, no se trata nunca más de mí, ni de lo que soy, o tengo, o puedo, o quiero, sino de Jesûs, el Autor y Consumador de todas las cosas.

LA CONVERSIÓN DE JESÛS
Cuando un hombre o mujer entrega su vida a Jesûs, el Salvador entra en su corazón, y desde este órgano y de adentro hacia afuera, el Señor comienza a transformar la vida del creyente. Pero esta transformación no es solo en el aspecto espiritual sino también en el físico y mental. A parte de poder experimentar la paz que sobrepasa todo entendimiento a pesar de todos los conflictos personales y mundiales, la presencia del Salvador en nuestra vida nos renueva las fuerzas cada mañana, nos hace fuertes como los búfalos, y nos permite levantar el vuelo como las águilas. Con Cristo Jesûs andaremos y no nos fatigaremos, correremos y no nos cansaremos. Podremos pisar los nidos de las víboras y los escorpiones y no nos harán daño; andaremos por valles de sombra de muerte, pero no temeremos mal alguno; caerán mil a mi lado, y diez mil a mi diestra. Ningún mal tocará mi morada, y si las aguas amenazaran con destruirme, no me anegarán; y si el fuego me rodea, no me quemaré. Tales son las proezas de nuestro Dios que podemos dormir y descansar tranquilos, porque el Omnipotente es quien vela nuestros sueños.

Dios determinó desde el principio de los tiempos, que el corazón del hombre sería el lugar donde el Salvador residiría. Y esto lo podemos comprobar con la verdad médica irrefutable de que, entre todos los órganos, tejidos, huesos, músculos, membranas, venas, arterias, cartílagos, etc., del cuerpo, el corazón es el único órgano que no es afectado por la terrible enfermedad del cáncer. Gloria a Dios por ello.

MI TESTIMONIO
El 5 de Diciembre de 1996 salí de mi país huyendo de una vida llena de fracasos, vicios, depravación y desesperanza. Poquitos días después, en medio de la decisión de quitarme la vida, Jesûs me encontró y dos años más tarde, le entregué mi corazón. Diez meses después, el Señor me habló por primera vez, diciéndome que quería que trabajara para Êl. Por los próximos 5 años, Dios me prosperó grandemente, pero me olvidé de Êl. En el 2005, mi primer matrimonio se acabó, lo cual me sumió en un profundo dolor por varios meses, hasta que Cristo Jesûs me restauró de nuevo. Ya para el 2007 y cuando me encontraba en la cúspide de mi carrera profesional, presenté mi carta de renuncia para servir al Señor a tiempo completo. No sabía ni cómo me mantendría ni cómo sería mi vida. Y a pesar de las ofertas de los dueños de la compañía de incrementar mi salario, mantuve mi decisión y aquí estoy, catorce años más tarde, celebrando el logro académico y ministerial más grande e importante de mi vida, gracias a la gracia y misericordia de Dios.

Empecé estos estudios académicos cuando tenía 51 años, y lo menciono porque a esta edad, el desgaste físico, mental y espiritual que esto demanda es un factor que influencia grandemente para abandonar la carrera. Otros factores que me hicieron dudar varias veces acerca de si estaba haciendo lo correcto, fueron la estrechez económica y el gran sacrificio social, pues el cumplimiento de las tareas, investigaciones, proyectos y demás responsabilidades, exige al auto confinamiento de 6, 7, 8, 9, y hasta 10 horas diarias porque el compromiso es cumplir con excelencia, porque es para el Señor. Hace poco cumplí los 59 años, pero me siento listo para salir y llevar el mensaje de Jesûs por todo el mundo, sin temor a nada, ni epidemias, ni planes del antagónico, ni los achaques de la edad. Mi oración al Señor es: “Señor, heme aquí, envíame a mí.”

JESÛS LO CAMBIA TODO
Como decíamos en la introducción, Jesús cambia la vida de las personas que se entregan a Êl llevándolas a 180 grados de donde estaban antes de que el Señor entrara a habitar en sus corazones. El Nuevo Testamento nos relata la historia de muchos hombres que vieron sus vidas cambiadas por causa de la presencia de Jesûs, como los once apóstoles que caminaron junto al Señor por tres años, y muchos otros que fueron tocados luego, como Lucas, Marcos, Nicodemo y Pablo.

El último de los apóstoles era, antes de su conversión, fariseo de fariseos, miembro del sanedrín judío y odiaba con toda su alma a los Cristianos. Por ello, y con la autoridad que tenía, los perseguía y mataba sin piedad. Hasta que un día el Señor lo confronta y le cambia la vida para siempre, convirtiéndolo en el más prolífico escritor del Nuevo Testamento. Pero Pablo no empezó a escribir y predicar la Palabra al día siguiente, sino que tuvo que esperar catorce largos años en los que aprendió a orar, estudió las enseñanzas de Jesûs y sirvió en la primera iglesia. Sólo cuando el Espíritu Santo les dio el visto bueno a los líderes, Pablo pudo iniciar su ministerio, el cual ejerció por alrededor de veinte años hasta cuando murió cortado su cabeza por orden del emperador romano. Durante todos esos años, el último de los apóstoles sufrió persecución, violencia física, vejaciones, intentos de asesinato, naufragio, cárcel, soledad y todo tipo de ataques de hombres y de las huestes de maldad del enemigo. Pero nada lo detuvo, Pablo llevó adelante la misión del Señor, terminó la carrera, guardó la fe y dejó un enorme y valioso legado para la Cristiandad de los siglos.

Los apóstoles por su parte honraron a su Maestro (excepto Judas Iscariote) con sus vidas, pues todos sufrieron terribles muertes de mártires por causa de predicar los Evangelios, lo cual propició el nacimiento y crecimiento de la iglesia del Señor Jesucristo tanto en las aldeas, ciudades y países cercanos como en las regiones más apartadas que uno se pueda imaginar, como Rusia, Japón, China, India, etc. En cuanto a Juan, si bien es cierto que murió de anciano, sufrió también persecución y violencia y la tortura terrible de ser metido dentro de una olla de aceite hirviente de lo que Dios lo curó porque debía cumplir con su última misión de escribir el último libro de la Biblia, el Apocalipsis, en medio de su destierro y soledad en la isla de Patmos.

Cinco de los apóstoles escribieron acerca de la vida, milagros y enseñanzas del divino Maestro, y al menos otros cinco pudieron haber escrito lo que se conoce como evangelios apócrifos. Pero hubo uno que, a pesar de haber sido llamado por Jesûs, y de que caminó junto al Señor el mismo tiempo que los otros, no presenció la crucifixión del Hijo de Dios porque horas antes, él mismo se quitó la vida, arrojándose al fondo de los basureros ubicados en las afueras de Jerusalén, cuyo nombre en Hebreo significa “infierno.” Judas fue nombrado tesorero en el ministerio de Jesûs, y era el responsable de recibir y manejar las ofrendas y donaciones, pero también, se apropiaba del dinero que debía ir a los pobres.

Algunos podrían cuestionar por qué, si Judas Iscariote estaba tan cerca del Hijo de Dios, no fue transformado de su maldad, y fue capaz no solo de robar dinero ajeno sino de vender al Salvador por 30 piezas de plata. La Biblia nos da la respuesta, Juan dice que Judas tenía su mirada puesta en el dinero, es decir, nunca recibió al Señor con sinceridad, tal como pasa en los días actuales con muchos que se hacen llamar “Cristianos,” seguidores de Jesûs y que son hasta líderes y pastores, pero que sus obras delatan dónde realmente tienen puesta su mirada.

LA SIGUIENTE ETAPA
Hermanos míos, como dijo Pablo, no es que yo mismo lo haya alcanzado, no es que ya crucé la meta de la carrera y ahora es tiempo de echarme a dormir. Al contrario, hoy es cuando más trabajo habrá, pues los títulos académicos en Biblia, aunque muchos no lo quieran reconocer, confieren autoridad espiritual, no solo sobre la iglesia, pero también sobre los espíritus inmundos y el reino de las tinieblas. Por ello, el enemigo levantará sus huestes en contra de cualquier tarea o misión ministerial. Sin embargo, Aquel que pelea las batallas por nosotros está y estará conmigo hasta el fin, tal como dicen Sus promesas.

Durante los tres años que Jesûs estuvo entre Sus discípulos, les impartió literalmente una “Maestría” en la Palabra de Dios. Y gracias a ello, los apóstoles pudieron vencer a todas las fortalezas que se cruzaron en su camino y llevaron el testimonio del amor de Cristo hasta los confines del mundo, como el Salvador resucitado les había ordenado. Por ello, hermano, hermana, si Jesucristo te redimió de la muerte eterna, tienes el llamado a servir en Su reino. Por ello, prepárate con responsabilidad en el conocimiento de la Palabra de Vida, lo cual te ayudará en tu santificación, pero también te será de grande utilidad cuando estés predicando el mensaje de nuestro Salvador y cuando las tormentas y dificultades se levanten en tu contra.

Trabajar para Dios es el más grande honor que un hombre o mujer pueda tener en su vida. Pero hay que hacerlo con la excelencia en el conocimiento de la virtud transformadora de la Palabra de Aquel que murió por Su amor por la humanidad. El tiempo se acabó. El tiempo extra de la gracia también se acabó. La gente del mundo sufre como nunca antes. Los campos están blancos y se necesitan obreros para la cosecha. Únete al inmenso ejército de obreros del Todopoderoso Rey y Creador del universo, porque la gran batalla está cerca.

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ORACIÓN
«Padre santo y misericordioso, alabado sea Tu Nombre por los siglos de los siglos. Gracias te doy, Señor, por la salvación para mi alma. Gracias por el sacrificio inmenso de Jesûs, Tu hijo unigénito. Gracias por darme vida esta mañana y gracias por la vida de los que amo. Te pido Señor, que bendigas este mensaje, que llegue donde tiene que llegar y que toque los corazones de los que tiene que tocar. Que aquellos que no te conocen todavía, te reconozcan, Padre amado, y que sientan la urgencia de entregar sus corazones a Cristo para que sea el Señor quien cambie y transforme sus vidas para bien, te lo pido en el santo nombre de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiah, sabedores de que Tû harás conforme a Tu santa voluntad, amén y amén.»

Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα.
Maranatha, Jesûs viene pronto.

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El Poder de la Vida y la Muerte

📖🖊 Mensaje para Hoy, Miércoles 5 de Mayo, 2021. No. 1145
         “El Poder de la Vida y la Muerte”
         Por: Dr. CF Jara

Leer: 1 Samuel 1,2 y 3
«Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.»
(Esther 4:16)

En el presente Mensaje no pretendemos de ninguna manera negar ni la existencia de la pandemia ni la mortalidad que ha provocado sobre la tierra, a parte del sufrimiento terrible de miles de familiares de los fallecidos y de los mismos sobrevivientes. Nuestros respetos, solidaridad y oraciones para con ellos.

Nuestro objetivo es invitar a todos los redimidos por la sangre bendita de Jesûs a declarar a los cuatro vientos que el poder sobre la vida y la muerte está sólo en la mano de DIOS. Sólo el Todopoderoso Creador decide quién vive y quién deja de vivir, ningún virus, cáncer, tragedia, maldad del enemigo, ni nadie más tienen ese poder. Mas si un ser humano muere por la mano de otro, DIOS reclamará la sangre de aquel a los hacedores de maldad, en el día marcado, y se hará justicia a DIOS y a la víctima.

LA CORONA DE LA MUERTE
El Miércoles 11 de Marzo del 2020, el gobierno del mundo que gobierna por detrás de los gobiernos de los países anunciaba a través de uno de sus vasallos-voceros, aquel que lleva el apellido ‘Fauces,’ que una epidemia mortal había invadido la tierra y que el peligro de contagio y muerte para todo ser humano era inminente. Rápido, las cadenas de noticias, vasallas también de ese poder del mal, comenzaron a transmitir las 24 horas del día, noticias tan espantosas como aquellas que supuestamente al final del año, el número de fallecidos superaría los 300 millones en todo el mundo.

Mientras tanto y para cerrar el círculo, un individuo billonario, de oscuros logros en el mundo de la informática y cuyo apellido es “puertas,” y la organización mundial que representa a la salud con su director, un ex dictador africano acusado de genocidio, impusieron a la fuerza el uso mundial de un objeto que es tan letal como el mismo virus: la máscara, basados en la supuesta teoría de que era la mejor manera para parar la propagación de los micro seres, que según fuentes dignas de nuestra confianza, fueron desarrollados en los laboratorios de una ciudad china y liberados a propósito en ciertos países para causar el pandemónium mundial.

Y claro, los gobiernos vasallos, más rápido que ligero, impusieron medidas draconianas en contra de la población, como la cuarentena, la cual, según su uso sanitario, es un periodo de encierro por un periodo de máximo 40 días de los contagiados, mas no de los sanos. Y estos seres, abusando de su poder, la han extendido por más de doce meses en la mayor parte del mundo. La humanidad no reaccionó, sino que aceptó la vejación de sus derechos más elementales, como resultado de la inducción del miedo a la muerte. El pánico y la máscara silenciaron la humanidad.

EL BALANCE
Un año y dos meses después, el balance es la destrucción total de la economía mundial; más de tres millones de personas fallecidas; cientos de miles llorando la tragedia; otros cientos de miles de sobrevivientes que enfrentan graves daños biológicos; cientos de millones sin trabajo y dinero y sin posibilidad de conseguir alimentos y vivienda para si mismos y para sus familias; cientos de millones de hombres y mujeres hundidos en depresiones graves, pero también, y lo más triste de todo, cientos de miles de niños y jóvenes que, como resultado del estrés físico, psicológico y espiritual, decidieron tomar sus vidas con su propia mano.

Sin duda, es la peor tragedia que ha azotado a la humanidad, por encima de las guerras mundiales, porque éstas no fueron realmente mundiales, a diferencia de la pandemia. Pero lo peor aun no ha pasado. Las mismas organizaciones, gobiernos y personajes que “lideran” la crisis anuncian malas nuevas cada día. Ni siquiera el confinamiento, la vacunación mundial, el distanciamiento social y el uso forzado de la máscara garantizan que la humanidad pueda sentirse segura, y que, eventualmente, vuelva a tener la misma rutina como la que se tenía hasta hace solo quince meses atrás.

En cambio, aquellas élites vasallas hablan alegremente sobre la teoría del “nuevo normal” como el sistema de vida que implica que la humanidad viva encerrada en sus casas, comiendo de la caridad del gobierno o de las organizaciones caritativas, o muriendo de hambre; cuidando de no abrazar o besar a sus familiares; con las fábricas, factorías, tiendas, almacenes, restaurantes, hoteles, etc., quebrados y cerrados, al igual que los templos, donde los creyentes ya no pueden congregarse para adorar a DIOS. La mayoría de los creyentes en DIOS, incluyendo Cristianos Evangélicos redimidos por la sangre del Cordero, cayeron en el pánico y viven más preocupados en la fuente de la muerte más que en la fuente de donde mana la vida.

LA JORNADA TERRENAL
Entre todas las imágenes que esta pandemia ha provocado, las más duras sin duda son aquellas en que los cuerpos de los fallecidos aparecen abandonados en las calles o en los hospitales. Pero para aquellos que creemos en DIOS, las imágenes más difíciles son aquellas donde redimidos por Jesucristo aparecen con rostros de pánico frente a la posibilidad de que puedan morir.

La Biblia nos relata la historia de Hadassah, una mujer judía que en el siglo 5 a.C. se convirtió en Esther, la reina judía del poderoso imperio persa. ¿Y como fue que llegó a tan extraordinario lugar? Pues porque esta mujer honró a Dios obedeciendo la orden de ir donde el rey para pedir clemencia para su pueblo, aunque ello significara su muerte. Por su fe, valentía y obediencia, YHWH no solo la protegió, sino que la encumbró a los lugares de honra y honor. Esther decidió honrar al Señor hasta con su vida, si era necesario, y sin duda, cumplió con su propósito en la tierra.

Y así como Hadassah, a lo largo de la historia de la humanidad, los casos de hombres y mujeres que dieron sus vidas por la causa de DIOS abundan. Quinientos años después nació el escritor más prolífico de la Cristiandad cuyo antiguo nombre era Saulo y se identificaba como el “judío de judíos.” Luego de ser redimido por el Santo de Israel, no solo recibió un nombre nuevo, pero además encontró su propósito en la tierra. Pablo resume en el siguiente versículo lo que debería ser nuestro lema en esta jornada terrenal: «Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia» (Filipenses 1:21).

La Biblia nos habla también de Jesûs, el más grande y santo de todos, quien fue enviado por Su Padre para ser el puente entre Êl y la humanidad, puente que se había roto después de que el Enemigo destruyera la inmortalidad de Adán y Eva cuando los llevó a pecar en contra de DIOS. Esa misma maldad es la que el Opositor ha desplegado en contra de los hijos de DIOS a lo largo de los milenios para robar sus almas a través de inducirlos a llevar vidas llenas de pecado y depravación, pero también de sufrimiento, injusticia, enfermedad y muerte.

EL PROPÓSITO Y LA CAUSA DE DIOS
Es necesario aclarar que una cosa es la causa de DIOS y otra, Su propósito para nuestras vidas. El propósito de DIOS es restablecer la inmortalidad de la humanidad a través de enviarnos a vivir en esta tierra para que, cuando seamos encontrados en un punto de nuestro caminar por el Espíritu Santo, entreguemos nuestro corazón a Jesûs, quien, por la autoridad de Su sacrificio de muerte en la cruz y por Su victoria sobre la muerte con Su resurrección, nos otorgue el perdón para nuestros pecados y con ello, podamos ser justificados para entonces entrar a morar en la vida eterna junto con el Dios Todo Poderoso.

En tanto que la causa de DIOS es salvar a toda la humanidad, y los redimidos por Jesucristo somos los llamados para ello, a través de ir y predicar Su mensaje de perdón y esperanza a cada hombre y mujer que se crucen en nuestro camino cada día. Y si por obedecer a DIOS nos contaminamos y morimos, pues entonces que muramos, porque como escribió Pablo, para nosotros, los redimidos por Jesûs, vivir es Cristo y morir es ganancia porque moriremos en Êl, y sabemos a dónde iremos, pues Su sacrificio nos dio la potestad para entrar a morar en la eternidad luego de que dejemos esta tierra.

EN LA MANO DE DIOS ESTÁN LA VIDA Y LA MUERTE
Ana, la madre del profeta Samuel, sierva de YHWH, dijo en su oración escrita en 1 Samuel 2:6-7 que «Jehová mata, y Êl da vida; Êl hace descender al Seol, y hace subir.» Por su parte, en el libro de Job 12:10 se puede leer: «En Su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo el género humano.» Por lo tanto, todo lo que sucede en los cielos, los mares y la tierra, incluyendo el nacimiento y la muerte de los seres humanos, yace en las manos del Creador, y no en ningún virus, cáncer, demonio, guerra, accidente, o cualquier plan malvado del Opositor. Sólo el Creador del Universo puede dar vida, pero también, sólo Êl puede quitarla.

Hermanos, nuestro Dios Todopoderoso tiene nuestras vidas en Sus manos, y si mañana yo he de infectarme con este virus y por ello fallezco, pues gloria a DIOS porque me voy con Cristo, porque es mejor la vida allá donde no hay mas llanto, enfermedad o muerte, por supuesto. Pero si he de sobrevivir, pues así mismo, gloria al Todopoderoso, porque todo lo que pasa en las vidas de los redimidos por la sangre de Jesûs es solo la voluntad soberana, eterna y excelsa del Padre de la Vida. Entonces, ¿por qué he de temer si la muerte para los cristianos es ganancia?

La Biblia nos manda a ser prudentes y sabios, y a respetar y obedecer los mandatos del gobierno terrenal. Pero eso no significa que la ley del mundo esté encima de las leyes del Espíritu. En otras palabras, mi fe y confianza van a estar puestas en Cristo Jesûs, el Autor y Consumador de TODAS las cosas, y no en la vacuna, máscara o alejamiento. Usar la máscara, ponerme la vacuna y quedarme en casa por meses, es una cosa, pero temer contaminarme y peor aún, temer morir, no es la confirmación de mi fe, que se supone, me haría capaz de decir como Esther: “Aquí estoy vivo por la gracia y la voluntad de DIOS. Seguiré confiando y predicando Su Palabra. Y si en un punto me contamino y/o fallezco, pues entonces que fallezca, porque para mí, vivir es Cristo y morir es la ganancia mas grande de mi vida porque me iré con Êl.”

ORACIÓN
«Bendito DIOS amado, Padre de toda consolación, a Ti venimos en este día para darte las gracias por la vida y por todas las bendiciones que nos envías todos los días. A esta hora te queremos rogar por Tu protección contra este virus malicioso. Derrama Tu misericordia sobre toda la tierra. Tu Palabra dice que solo Tú tienes el poder de dar y quitar la vida a todo ser viviente. Pero los hacedores de maldad se han adueñado de ese derecho y están sembrando la muerte por toda la tierra. Sálvanos, Señor, de los que hacen iniquidad y derrama Tu justicia sobre los inicuos, te lo rogamos en el Nombre que es sobre todo nombre, en el Nombre de Jesûs nuestro Señor, amen.»

Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα.
Maranatha, Jesûs viene pronto.

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Crees en DIOS, pero... ¿Lo Conoces?

 


📖🖊 Devocional para Hoy, Viernes 30 de Abril, 2021, No. 1144
        “Crees en DIOS, pero… ¿Lo conoces?" . 
        Por: Dr. CF Jara

Leer: Juan 10
«YO SOY la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.» (Juan 10:9)

Cuando preguntamos a personas conocidas o no, si creen en DIOS, la mayoría va a responder que sí, sea que tienen una interacción fuerte con el Creador o que estén alejados de sus iglesias, de su fe o religión. Pero una cosa es creer en el Creador mas otra es saber cómo es Êl, quién es, de dónde viene, qué quiere de nosotros, cuánto nos ama, nos escucha realmente, es posible oírle, es cómo lo describen las decenas de guerras y genocidios bíblicos o como lo describen las pinturas antiguas en las iglesias católicas.

En el mensaje de hoy aprenderemos cómo conocer a DIOS y saber acerca de los planes que Êl tiene para Su creación. Conoceremos cual es el camino para llegar a Êl, qué necesitamos para acercarnos a Su Presencia, a Su trono, a donde Êl habita.

YO SOY EL QUE SOY
Para el mundo secular, el origen del hombre sobre la tierra lo establece la ciencia, la cual tiene muchas teorías que van desde miles hasta millones de años. Mas para los hijos de Dios, la Biblia establece que la generación que puebla la tierra desde Adán y Eva tiene alrededor de seis mil años. Se conoce esto cuando se estudian todas las generaciones que describe el Libro de DIOS, desde que el Señor formó a Adán hasta el nacimiento de Jesûs, que son cuatro mil años, y desde entonces, dos mil años hasta nuestros días.

Así mismo, las ciencias en general niegan la existencia de DIOS y acreditan la creación del mundo a muchas teorías, la mayor parte risibles y hasta ridículas a veces, pero aceptadas por la humanidad porque vienen de científicos. Sin embargo, las teorías siguen siendo teorías hasta que sean comprobadas como una realidad. Pero lo que si se ha comprobado, se comprueba y se comprobará por los siglos de los siglos, es la existencia de un Creador omnipotente, omnipresente y omnisciente, quien se identificó ante Moisés como el “Yo Soy el que Soy” y a quién Jesûs llamó “Abba” que en Arameo significa, el Padre Eterno, el Creador de todo lo que existe, de todo lo que se ve y de lo que no se ve, de lo que se mueve y de lo que no, de lo que respira y de lo que no, en los cielos y debajo de ellos, en la tierra y debajo de ella, y en los mares y debajo de los ellos.

DOCTRINAS QUE NOS ALEJAN DE DIOS
En la iglesia católica, de donde vine hace 22 años, se retrata a DIOS como el viejito de barba blanca que anda apoyado en Su bastón, enojado echando rayos y centellas al mundo, mientras María, a quien llaman la emperadora del universo, le reemplaza en la ministración de misericordia y justicia, en tanto que a Jesûs lo mantienen aún en la cruz sufriente, sangrante e impotente a pesar de que el Señor resucitó con gloria hace más de dos mil años, y al Espíritu Santo lo encerraron en una urna y lo han puesto en la parte más oscura en el fondo de los altares. Esto ha dado lugar al aparecimiento dentro de esa religión, de muchas doctrinas humanas que han dado a luz a terribles anatemas como la adoración a los muertos, idolatría rampante y la doctrina antibíblica “transubstanciación,” a través de la cual el catolicismo afirma que Jesûs entra en cuerpo y alma en cada una de las hostias cada vez que éstas se ofrecen en las misas.

Los judíos por su parte, parecería que practican la fe en forma perfecta pues conocen de memoria la Toráh, evitan mencionar el nombre del Eterno con sus bocas y hasta se semi inclinan cada vez que mencionan el nombre del Todopoderoso. Sin embargo, no han querido obedecer lo que Dios les ha mandado a hacer, sino que hacen lo que dicen otros libros como el Talmud, la Kábalah y las 613 leyes mosaicas, entre ellas la ley del Talión que es la venganza del ojo por ojo y diente por diente. Así mismo, adoran en forma idólatra el Shabbat, la pared occidental, Jerusalén, muchos objetos como la hanuka y la larga lista de fiestas religiosas. Pero en los papeles, quienes practican esta religión han vivido en rebeldía a lo largo de su historia milenaria, deshabilitados espiritualmente, viendo como tuertos y andando como cojos espirituales, porque no quisieron reconocer a Jesûs como el Mesías de Israel y en lugar de ello, lo asesinaron en la cruz. Ellos han decidido prepararse para la venida de su mesías falso o Anticristo debido a lo cual, Dios decidió guardar silencio con ellos hasta cuando vengan los juicios finales.

Acerca del Islamismo, no se necesita decir mucho pues las obras de sus seguidores son el producto de esa doctrina que en muchos casos provoca odios, venganzas y el derrame de sangre inocente alrededor del mundo, producto del fanatismo religioso. La mayor manifestación de idolatría de esta religión es la caminata alrededor del cubo de piedra negra, en la Mecca, al cual lo quieren tocar porque creen que fue puesto ahí por Aláh.

Y luego están todas las otras sectas religiosas, filosofías, doctrinas, etc., que adoran a varios dioses como la vaca, mula, luna, sol, mono, tierra, etc., hasta aquellos que se creen que son dioses ellos mismos, o aquellos para los cuales sus vicios, gustos, trabajos, amores, etc., son sus dioses. O los que niegan la existencia de Dios por completo pero que no se dan cuenta que en su negación afirman al Creador, pues cuando niegas algo, antes tienes que creer que aquello existe para que puedas negarlo. DIOS es DIOS y no necesita de nuestra creencia en Êl para existir, como el dios griego Zeus, que mandaba a la gente a orar y por él y exaltarlo, caso contario, se desmayaba y hasta podía morir.

JESÛS ES DIOS
Mientras se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación, Jesús predicaba en el templo por el pórtico de Salomón rodeado por algunos judíos que le preguntaban, ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos.» (Juan 10:22-30)

En los debates relacionados con la fe y religión es muy común oír la frase: “Es el mismo Dios con diferentes nombres” para justificar la fe falsa. Pero no, mi hermano. La diferencia entre el Dios de Jesûs con todos los dioses del resto del mundo es Jesûs precisamente. No hay ni un solo dios antiguo o actual que haya hecho con la humanidad lo que el Eterno hizo con Su Hijo. Jesûs vino a inculparse por los pecados de todos los seres humanos que habitaron antes de Êl y después de Êl hasta el fin de los tiempos. Y la condena por inculparse todos esos millones de pecados terribles, fue la muerte espantosa en la cruz. Y cuando el Señor resucitó de entre los muertos, selló el perdón en Su Nombre para todo aquel que lo reciba en su corazón y como resultado de ello, tenga acceso a la vida eterna, pues Jesucristo dejó clavadas en la cruz las condenas de todos esos pecados, por lo cual, ni la culpa ni la condena existen para nadie. Pero debes creerlo con tu corazón y declararlo con tu boca. Entonces serás salvo. (Romanos 10:9)

DIOS AMA A SU CREACIÓN
Ningún padre es capaz de entregar a su hijo para que muera por otra persona, y si alguno lo hace, sería considerado loco de remate y hasta podría ir a la cárcel. Sin embargo, el Dios Creador del universo hizo eso por ti, por mí, por toda la humanidad: entregó a Jesûs como el mas grande regalo que podemos recibir en esta vida jamás. La Biblia dice que esta vida es pasajera, que es solo una jornada de purificación, donde hemos de cumplir con la voluntad de Dios que es encontrarnos con Jesûs en el camino, pues el Salvador vino a recuperar lo que se había perdido por causa de la maldad del enemigo de Dios en contra de Su creación.

Los hijos de Dios, descendientes de Sus genes a través de Set, Noé, Abraham, y Moisés, fueron dispersos por el mundo por la desobediencia impulsada por la infiltración de los hacedores de maldad, aquellos que llevan la semilla del enemigo. Pero el Espíritu Santo los va llamando a través de los pasados dos mil años en los campos, montañas, ciudades, orillas de ríos y mares, en medio de las selvas y los desiertos, en los polos o las estepas inmensas; en las primaveras y veranos, en los otoños y los fríos inviernos; en los momentos de felicidad, pero sobre todo en medio de los sufrimientos y tragedias, para recordarles el amor y la hermosa obra redentora de Jesûs por todos ellos. Y millones reconocen a Su Salvador y vienen a Sus pies, pues sus genes reconocen a Su Hacedor.

Solo el hecho de que DIOS haya entregado a Su único Hijo para que muriese por una humanidad perdida, rebelde, pecadora, perversa, que no se merecía sacrificio tan noble sino morir y pagar por cada una de las transgresiones cometidas, nos debe dar la idea de cuán grande es el amor del Señor por Sus hijos y por toda Su creación. Y para agradecer por este sacrificio sin par en la historia del mundo que nos dio el derecho a morar en la eternidad, tenemos que contarle a toda persona que Jesûs es el único camino para el perdón de todas las transgresiones, desde las más pequeñas hasta las más terribles e innombrables; que Jesûs es también la verdad, la única e indiscutible verdad que alumbra la vida de todos aquellos que le han entregado sus corazones y que Jesûs es la vida, que con Êl viviendo dentro nuestro, aunque muramos, viviremos para siempre, allá, en la patria celestial, donde no hay más dolor, ni llanto, ni enfermedad ni muerte. «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.» (Juan 14:6)

Querido hermano, hermana, no se si ya tienes a Jesûs en tu corazón o si te has apartado. Si estas leyendo este mensaje, recíbelo de parte del Señor. Êl te está esperando, con los brazos abiertos, no demores, corre a Sus brazos vivificantes, ahora que se puede, hoy que todavía podemos oír al Espíritu Santo. La noche ha caído, pronto se apagará la voz del Espíritu de Dios sobre la tierra. Entonces será muy tarde.

ORACIÓN
«Padre Santo, Dios Omnipotente, gracias por permitirnos escribir este mensaje. Bendícelo, Señor, llénalo de Tu unción. Que lleve el poder de Tu Nombre para que rompa ataduras, cadenas de opresión y que todo aquel que lo lea, reciba el perdón para sus pecados y Tu libertad, de tal forma que puedan entregar sus corazones a los pies de Jesucristo, porque solo Jesûs es el camino, la verdad y la vida, te lo rogamos en el Nombre que es sobre todo nombre, en el Nombre de Jesûs nuestro Señor, amen.»

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La Oración

 


📖🖊 Devocional para Hoy, Lunes 26 de Abril, 2021, No. 1143
        “La Oración”
         Por: Dr. CF Jara

Leer: 1 Tesalonicenses 1
«Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.» (Marcos 1:35)

En el devocional de hoy estudiamos la importancia de la oración a través de dar respuestas a las preguntas más comunes que los creyentes hacen acerca de este vital tema. ¿Qué significa “orar”? ¿Por qué los profetas, apóstoles y el mismo Jesûs insistieron tanto en que el pueblo creyente debería tener una vida de constante oración ¿Qué hora es la recomendada para buscar en oración al Creador?

¿QUÉ ES ORACIÓN?
La palabra “orar” viene de dos voces griegas:
1) “πρός” (pros) que significa intercambiar, moverse hacia adelante para interactuar con alguien" (literalmente, moverse hacia una meta o destino). Este término es el No. 4314 en el Interlineal Griego; y
2) “εὔχομαι” (euxomai) que significa desear, hacer un pedido, orar, intercambiar deseos, interactuar con el Señor cambiando los deseos humanos por Sus deseos mientras Él nos imparte fe. Es término es el No. 2172 en el Interlineal Griego.

En consecuencia, la oración “προσεύχομαι” (proseuchomai), es el acto voluntario donde el creyente se acerca a Dios para hacerle un pedido, pero al mismo tiempo, para escuchar el pedido que el Señor tiene para él, porque Dios tiene un propósito para cada uno de Sus hijos, tal como se lee en Jeremías 29:11 «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.»

Es por esta razón que la oración está estrechamente relacionada con la fe, porque para orar, buscamos un sitio solitario, donde de pie, sentados, o postrados de rodillas, cerramos los ojos, levantamos las manos y abrimos nuestras bocas dejando salir los deseos mas profundos de nuestro corazón, de forma honesta, sincera, sin esconder nada. Y como si literalmente estuviéramos en la presencia de Dios, relajamos todo nuestro ser como si nos dejáramos caer en los brazos del Señor, lo cual produce una poderosa sensación de paz y confianza de que todo va a estar bien.

Si alguna persona no creyente entrara a aquel lugar y mirara al que está en oración, diría que parecería que está conversando, pero que no puede ver con quien. La oración es el estado cumbre de la fe, pues, aunque Dios no es visible ni tocable, la fe nos acerca a Êl como si Dios estuviese ahí, tan cerca de nosotros que, aunque no lo veamos, Êl si nos ve y nos puede tocar y lo podemos sentir como si literalmente estaría abrazándonos, consolándonos, haciéndonos sentir Su amor tan puro, sanador, y vivificador.

Algún experto en psicología, hipnosis o meditación yoga o trascendental podría decir que el que ora entra en un trance donde auto manipula su mente para inducir esa sensación, sugestiona a su mente hacia un estado almático predeterminado. De hecho, ese es el mecanismo de un tratamiento mental. Sin embargo, en el fondo, la mente nunca podrá ser engañada en cuanto a qué es verdad y qué es sugestión. El resultado de una meditación o sesión psicológica comienza a desvanecerse tan pronto termina la sesión, mientras que los resultados de orar, como la sensación de paz, confianza y seguridad aumentan conforme avanza la vida. ¿Cuál es la razón para esto? Pues que, en la oración, que es entrar en contacto con Dios, el primer beneficio que recibimos es que nuestra fe es aumentada por el Señor. Y tan solo un poco de fe puede mover montañas.

EL EJEMPLO DE JESÛS
De acuerdo a los peritos bíblicos, Jesûs pasó más tiempo orando que interactuando con los miles de enfermos, poseídos y desposeídos que lo seguían. Incluso, el texto relata varios pasajes donde el divino Maestro evadió a propósito a la muchedumbre para irse a orar. Era como cuando la sensación de hambre le invade a una persona, ésta deja lo que esta haciendo y va en busca de alimento, y una vez saciada su hambre, regresa a continuar con su tarea. Así mismo, Jesûs, aun percibiendo la necesidad terrible en aquellos, aun sabiendo que tenía el poder para hacer los milagros, salía en busca del lugar donde encontrarse a solas con su amado Abba. Lucas 5:16 relata el caso cuando, después de sanar a un leproso y mientras la gente lo buscaba, «Jesûs se apartaba a lugares desiertos, y oraba.» En otra ocasión, mientras los discípulos iban en la barca, luego de despedir a la multitud, «Jesûs se fue al monte a orar»” (Marcos 6:46).

Pero el Señor también oraba durante circunstancias especiales, como en las celebraciones cuando se reunía con sus primos Lázaro, Martha y María, así como en la última cena cuando oró al Padre delante de sus discípulos (Juan 17:1-26). Y aunque en la cruz dijo solo frases cortas, aparentemente aisladas, sin embargo, eso es lo que orar significa precisamente, decir frases que incluyan un pedido, sea para aquel que ora o para otro incluyendo la justificación para ese pedido. Por ejemplo, la frase «Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34) es una oración, corta pero completa: es elevada a Dios, intercede por los centuriones y justifica su mala obra.

Una oración también puede incluir nuestro estado de ánimo, como en el caso cuando Jesûs expresó con sinceridad lo que Su alma sentía: «¿Elí, Elí, lema sabactani? ¿Padre mío, por qué me has abandonado?» (Mateo 27:46) o cuando, en medio de un dolor terrible provocado por el colapso de todos Sus órganos, decía segundos antes de expirar: «Padre mío, en Tus manos encomiendo mi Espíritu» (Lucas 23:46)

Pero hay un elemento vital que debemos incluir en todas nuestras oraciones: entregar nuestros deseos a la soberanía del Dios Todopoderoso para que haga en nuestras vidas conforme a Su voluntad. Esto lo vemos en la oración de Jesûs en el huerto de Getsemaní la noche que fue apresado. El Señor sabía lo terrible que se venía sobre Su vida humana: la tortura y vejámenes durante toda esa noche y madrugada, luego los 39 azotes, todo el camino del Calvario, la crucifixión y Su agonía y muerte en la cruz. Minutos antes de Su arresto, y en medio de una excruciante angustia que le provocó incluso sudar agua y sangre, Jesûs suplicó a Su Padre eterno: «Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.» (Marcos 14:36).

POR QUÉ DEBEMOS ORAR
Cuando oramos, disfrutamos de la comunión con nuestro Creador, como cuando nos encontramos con un familiar o amigo muy querido, corremos al encuentro con el ansiado abrazo y lo buscamos, porque en ese contacto sentimos que revivimos.

Cuando oramos, somos quienes en realidad somos porque dejamos salir al verdadero yo; ante el Padre Eterno no podemos ni necesitamos fingir, mentir, o escondernos, porque, así como el amigo, el Señor nos conoce bien, sabe nuestros secretos, nuestras debilidades, y aun así sentimos que nos ama.

Cuando oramos nos sentimos libres, porque al entrar en contacto con nuestro Creador, todas las cadenas que el cazador ha cerrado en nuestra contra se rompen, caen al piso hechas polvo, se despedazan, no existe más acusación, culpa o condena, porque el sacrificio de nuestro amado Salvador triunfa de nuevo y por Êl somos libertados.

Y cuando oramos, Jesucristo nos llena con Su paz que sobrepasa todo entendimiento, en Êl vencemos a los gigantes que se han parado en nuestro camino, pero sobre todo, cada célula de nuestro ser se llena de la fe que viene del corazón de Dios, la fe que nos hace grandes, fuertes, victoriosos, pero también humildes al máximo, porque nos hace capaces de postrarnos hasta el polvo, y con nuestro rostro en el piso podemos decir, “…pero Señor, que se haga Tu voluntad, no la mía…”

A QUÉ HORA DEBEMOS ORAR
El apóstol Pablo dice en 1 de Tesalonicenses 5:16-18 que "debemos orar a toda hora, sin descanso, dando gracias por todo, por los pétalos, pero también por las espinas, porque esa es la voluntad perfecta del Padre; para tener encendido el Espíritu y para estar listos cuando las profecías se cumplan; para estudiar y entender la Palabra y para resistir al pecado."

Durante Su ministerio terrenal, Jesûs oró varias veces al día, pero también en la noche. De hecho, el relato bíblico evidencia que la hora favorita del Maestro para orar era en la madrugada. En el calendario Hebreo, el día no empieza a la salida del sol, sino al contrario, a la puesta, es decir, a las 6 de la tarde. Seis horas después, es decir, a la medianoche, Dios le permite al mal caminar por la tierra durante 3 horas, es decir, de 12am a 3am. Es por ello que la mayoría de las muertes, accidentes o hechos de sangre, pero también los pecados y transgresiones ocurren en esas tres horas.

Entonces, a las 3am entra Aquel que derrotó a la muerte, y camina por el mundo salvando y restaurando vidas, pero también, escucha y visita a aquellos que levantan sus clamores en oración, pues el Señor sabe que aquellos dejaron sus camas y el placer del sueño y decidieron postrarse a esa hora en adoración de Aquel que fue, que es y que será.

Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα.
Maranatha, Jesûs viene pronto.


"Îshu-nejar, Jesús, la Luz del mundo" 
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