Candados de Amor

Viernes 18 de Septiembre, 2017
Nuestro Pan Diario
“Candados de amor”
(Por Anne Cetas)

Leer: Efesios 4:29–5:2
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«Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros…» Efesios 5 2

La Biblia en un año: Salmos 146–147; 1 Corintios 15:1-28


Los «candados del amor» son un fenómeno creciente. Miles de personas enamoradas han colocado estos candados en puentes, puertas y cercas en todo el mundo. Las parejas graban sus nombres en ellos y los colocan en lugares públicos como un símbolo de su amor eterno. A algunas autoridades no les gusta debido al peligro que pueden generar si se colocan demasiados.

Algunos piensan que son actos vandálicos, mientras que otros los consideran obras artísticas hermosas y cuadros del compromiso del amor.
Jesús nos mostró en un lugar público el verdadero «amor eterno». Lo exhibió en la cruz cuando entregó su vida para ofrecer el perdón de pecado. Además, sigue demostrándonos su amor cada día. La salvación no es solo una promesa de vida eterna con Dios, sino también una experiencia cotidiana de perdón, seguridad, provisión y gracia en nuestra relación con Él. El amor de Jesús hacia nosotros es el fundamento del desafío de Pablo a andar en amor para con los demás (Efesios 5:2).

El amor de nuestro Padre nos capacita para ser pacientes y amables. En su Hijo, nos ha dado el ejemplo supremo y el medio para amarnos unos a otros… para siempre.

¿Cómo has aprendido a amar a los demás? ¿Qué podrías hacer hoy para crecer en amor?
Jesús nos muestra cómo amar.

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¿A Dios no le importa?

Jueves 17 de Septiembre de 2015

Nuestro Pan Diario
“¿A Dios no le importa?”
(Por Poh Fang Chia)

Leer: Habacuc 1:1-11


«Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor.» Isaías 55:8

La Biblia en un año: Proverbios 27–29; 2 Corintios 10


¿Por qué al conductor borracho no le pasa nada, mientras que la víctima, sobria, queda gravemente herida? ¿Por qué los malos prosperan y los buenos sufren? ¿Cuántas veces te preguntaste: ¿A Dios no le importa?, tras experimentar situaciones que te generaron mucha confusión?

Habacuc luchaba con esta misma pregunta al ver la angustiosa situación de Judá, donde la maldad y la injusticia desbordaban (vv. 1-4). Y la respuesta fue sumamente sorprendente: para disciplinarlos, usaría a los caldeos, quienes eran famosos por su crueldad (v. 7), y propensos a actuar con violencia (v. 9) y reverenciar solamente su poderío militar y a dioses falsos (vv. 10-11).

Cuando no entendemos los caminos de Dios, debemos confiar en su carácter inmutable. Y eso fue exactamente lo que hizo Habacuc: confió en el Dios de justicia, misericordia y verdad (Salmo 89:14). Al hacerlo, aprendió que las circunstancias están bajo el control del Señor y no a la inversa. Por eso, concluyó: «el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar» (Habacuc 3:19).

Señor, es fácil dejar que las circunstancias me hagan dudar de ti. Ayúdame a recordar que eres bueno y fiel, aunque yo no pueda ver todo ni cómo estás obrando.

Nuestra situación puede verse muy diferente desde la perspectiva de Dios.


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Lámpara es a mis pies Tu Palabra

Martes 15 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
“La Brújula Divina”
(Por Marvin Williams)

«Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.» Salmo 119:105
La Biblia en un año: Proverbios 22–24; 2 Corintios 8

Durante la Segunda Guerra Mundial, una pequeña brújula salvó la vida de 27 marineros. Waldemar Semenov, un marino mercante retirado, estaba trabajando como ingeniero asistente en el Alcoa Guide, cuando un submarino alemán salió a la superficie y abrió fuego. La nave fue impactada, se incendió y empezó a hundirse. Semenov y su tripulación bajaron los botes salvavidas al agua y usaron las brújulas de esos botes para llegar hasta otros barcos aliados más cerca de la costa. Tres días después, los rescataron.
El salmista le recordó al pueblo de Dios que su Palabra era una «brújula» confiable. La comparó a una lámpara. En aquella época, la tenue luz de un candelero alimentado con aceite de oliva solo podía mostrarle a un viajero dónde dar el paso siguiente. Sin embargo, la lámpara de la Palabra de Dios iluminaba lo suficiente como para alumbrar el camino de quienes buscaban al Señor (Salmo 119:105). En la oscuridad de su vida caótica, el salmista confió en la guía de las Escrituras.

Cuando perdemos la dirección de nuestra vida, podemos confiar en la brújula fiable de la Biblia y utilizarla para que nos lleve a tener una comunión más profunda con Dios.

Padre, ¡es tan difícil navegar en esta vida! A veces, me desvío, pero confío en ti. Guíame con la precisión y la confiabilidad de tu Palabra.

Dios nos ha dado su Palabra para ayudarnos a conocerlo y obedecerle.

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Tu Ley es mi deleite

Lunes 14 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
"Carta de amor"
(Por: Poh Fang Chia)

Lea: Salmo 119:97-104
« ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.» Salmo 119:97

Biblia en un año: Génesis 23–24; Mateo 7

Todas las mañanas, cuando llego a mi oficina, acostumbro hacer algo sencillo: reviso todos los correos electrónicos. La mayoría de las veces, lo hago sin prestar mucha atención. Sin embargo, hay algunos que estoy ansioso por abrir. Sí, adivinaste: los que mandan mis seres queridos.

Alguien dijo que la Biblia es la carta de amor de Dios a nosotros. No obstante, tal vez hay días, como me sucede a mí, en los que no tienes ganas de abrirla, y tu corazón no se hace eco de las palabras del salmista: «¡Oh, cuánto amo yo tu ley!» (Salmo 119:97). Las Escrituras son «tus mandamientos» (vv. 98, 100), «tus testimonios» (v. 99), «tu palabra» (v. 101).

Una pregunta formulada por Thomas Manton (1620-1677), quien solía ser disertante en la Abadía de Westminster, sigue siendo importante para nosotros hoy: «¿Quién es el autor de las Escrituras? Dios. […] ¿Cuál es el fin de las Escrituras? Dios. ¿Para qué otra cosa se escribieron las Escrituras sino para que disfrutemos eternamente del bendito Dios?».


Con respecto a ciertas personas, se dice que cuanto más uno las conoce, menos las admira; sin embargo, en el caso del Señor, es a la inversa. Familiarizarse con la Palabra de Dios, o, más bien, con el Dios de la Palabra, genera afecto; y el afecto, a su vez, lleva a querer conocerla más.

Cuando abras tu Biblia, recuerda que Dios (Aquel que te ama más que nadie) tiene un mensaje para ti.
Estudiar las Escrituras nos ayuda a conocer al Dios de la Biblia.

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Olor Fragante

Viernes 11 de Septiembre de 2015
Nuestro Pan Diario
“Un perfume y una carta”
(Por acharles)

Leer: 2 Corintios 2:14–3:3
«Porque para Dios somos grato olor de Cristo… » 2Corintios 2:15

La Biblia en un año: Proverbios 6–7; 2 Corintios 2


Cada vez que paso junto a un rosal o a un ramo de flores, no puedo resistir la tentación de acercar una flor a mi nariz para sentir el perfume. El aroma agradable me incentiva y despierta en mi interior sensaciones agradables.

Hace siglos, cuando el apóstol Pablo les escribió a los cristianos de Corinto, afirmó que, como pertenecemos a Cristo, Dios «por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento» (2 Corintios 2:14). El poder del Señor nos capacita para tener una vida victoriosa, al sustituir nuestro egoísmo por su amor y bondad, y proclamar la benignidad de su salvación. Cuando lo hacemos, somos indudablemente un aroma fragante para Dios.


Luego, Pablo pasa a una segunda imagen, en la cual describe a los creyentes como una «carta de Cristo» (3:3). Nuestra vida es una carta que no se ha escrito con tinta común, sino con el Espíritu de Dios. El Señor nos cambia al escribir su Palabra en nuestro corazón, para que otros lean.

Ambas ilustraciones nos incentivan a permitir que la belleza de Cristo se vea en nosotros, para que podamos guiar a las personas a Él. Jesucristo es quien, como escribió Pablo en Efesios 5:2, «nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante».

Señor, que tu esplendor perfume mi vida.
Nuestras acciones hablan más fuerte que nuestras palabras.


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La Ventana del Alma

La Ventana del Alma
La Resurrección: Fábula o verdad?

La resurrección de Jesús es el evento que cambió la historia de la humanidad para siempre. A pesar de ello, ha sido cuestionada desde el mismo momento en que María Magdalena, -el primer ser humano que vio a Jesucristo resucitado- compartió las buenas nuevas a los discípulos: ellos no la creyeron. Y asi como los discípulos, hoy en dia y a lo largo de los dos milenios, han habido millones de hombres y mujeres incrédulos.

Más como referencia esta presentación, ni la resurrección de Jesús, ni la existencia de Dios pueden ser cuestionadas por la opinión de los hombres, porque Dios super existe por encima de cualquier negación y no depende de nuestra confirmación o negación.

Aquellos que podemos aseverar que Jesús resucitó, somos aquellos que tuvimos un encuentro personal con Él -como los discípulos- y esa verdad habita en nuestros genes y en lo más profundo de nuestro ser, y aunque quisiéramos, ya no lo podemos negar.

¿Y tú, mi estimado amigo, amiga, ya tuviste tu encuentro personal con Jesucristo? Si no lo has hecho todavía, hoy es el día, abre tu boca, invoca Su nombre, arrepiéntete de tus pecados y Él te dará Su perdón. Tu serás hecho una criatura nueva y tu vida cambiará para siempre, para bien, pues te has librado de la condena de la muerte eterna y ahora podrás descansar en la esperanza de la vida por la eternidad.

Hoy es el día, mañana puede ser muy tarde. (lgesdJC)
DIOS te bendiga.

Él me sostiene

Jueves 10 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
“Él me sostiene”
(Por Cindy Hess Kasper)

Leer: Salmo 34:1-7
«… No temas, yo te ayudo.» Isaías 41:13

La Biblia en un año: Proverbios 8–9; 2 Corintios 3


Cuando dejé de viajar en familia con mis padres, raras veces iba a visitar a mis abuelos, los cuales vivían a cientos de kilómetros de casa. Así que, un día, decidí tomar un avión para ir a visitarlos durante un fin de semana largo. Mientras íbamos al aeropuerto para mi vuelo de regreso, mi abuela, que nunca había volado, empezó a transmitirme sus temores: «Ese avión en que viniste era tan pequeño… En realidad, no hay nada que te sostenga allí arriba, ¿no? A mí me daría muchísimo miedo subir a esa altura».

Cuando llegó el momento de subir al pequeño avión, yo tenía tanto miedo como la primera vez que volé. Es verdad, ¿qué es lo que, al fin y al cabo, sostiene este avión?


Los temores irracionales, e incluso los legítimos, no tienen que aterrorizarnos. David vivió como un fugitivo; perseguido por el rey Saúl, quien estaba celoso de su popularidad. Solamente encontró paz y consuelo en su relación con Dios, como escribió en el Salmo 34: «Busqué al Señor, y él me oyó, y me libró de todos mis temores» (v. 4).

Nuestro Padre celestial es perfectamente sabio y amoroso. Cuando el miedo comience a abrumarnos, debemos detenernos y recordar que Él es nuestro Dios y que siempre nos sostendrá.

Padre, a pesar de mis temores, sé que estás conmigo. ¡Que tu amor perfecto quite mis miedos y tranquilice mi corazón!
Cuando creemos que Dios es bueno, aprendemos a liberarnos de nuestros miedos.


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Esperanza viva

Martes 8 de Septiembre, 2015
Nuestro Pan Diario
“Ondas de esperanza”
(Por Bill Crowder)

Leer: 1 Pedro 1:3-9

«… nuestro Señor Jesucristo, […] nos hizo renacer para una esperanza viva.» 1Pedro:3

La Biblia en un año: Proverbios 1–2; 1 Corintios 16

En 1966, el senador estadounidense Robert Kennedy hizo una visita influyente a Sudáfrica, donde brindó palabras de ánimo a los opositores del apartheid en su famoso discurso «Una ola de esperanza», pronunciado en la Universidad de Ciudad del Cabo. Declaró: «Cada vez que un hombre lucha por un ideal, o actúa para ayudar a otros o se rebela ante la injusticia, está generando una pequeña ola de esperanza, y millones de esas pequeñas olas, cruzándose entre sí y sumando intensidad, forman un maremoto capaz de derrumbar los muros de resistencia y opresión más poderosos».

En este mundo, la esperanza a veces parece escasear. Sin embargo, el seguidor de Cristo dispone de una esperanza final. Pedro escribió: «Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos» (1 Pedro 1:3).

Por la certeza de la resurrección de Cristo, el hijo de Dios tiene una seguridad mucho mayor que una simple ola. Es una corriente asombrosa de confianza en la fidelidad de Aquel que conquistó la muerte por nosotros. Jesucristo, al triunfar sobre la muerte (nuestro mayor enemigo), nos infunde esperanza en las situaciones más desesperantes.

¿En quién tienes puesta tu esperanza eterna?
En Cristo, los desesperanzados encuentran esperanza.


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La muerte ya fue derrotada

Lunes 7 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
“Continuará…”
(Por david c. mccasland)

Leer: 1 Corintios 15:50-58
«… Sorbida es la muerte en victoria.» 1 Corintios 15:54

La Biblia en un año: Salmos 148–150; 1 Corintios 15:29-58

Durante mi niñez y adolescencia, en la década de 1950, los sábados por la tarde solía asistir a un cine local. Junto con dibujos animados y una película, presentaban una serie de aventuras que siempre terminaba con el héroe o la heroína enfrentando una situación difícil. Daba la impresión de que no había salida, pero cada episodio terminaba con la palabra «Continuará…».

El apóstol Pablo sabía lo que significaba enfrentar situaciones riesgosas. Fue encarcelado, azotado, apedreado; incluso sufrió un naufragio mientras procuraba llevar la buena noticia de Jesucristo a otras personas. Sabía que moriría algún día, pero nunca consideró que ese fuera el final de la historia. A los seguidores de Jesús en Corinto, les escribió: «Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria» (1 Corintios 15:54).

La pasión que impulsaba la vida de Pablo era comunicar a los demás que Jesús, el Salvador, entregó su vida en la cruz para que, al poner la fe en Él, seamos perdonados de todos nuestros pecados y tengamos vida eterna.

Para el creyente en Cristo, la historia de su vida «continuará…» en la presencia de Dios.

Padre, te alabo por regalarme la vida eterna.

En la vida o en la muerte, Cristo es nuestra esperanza.


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Soldados de Cristo

Viernes 4 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
“El poder de la gente”
(Por Poh Fang Chia)

Leer: Efesios 4:7-16
«Todo el cuerpo, […] según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento… » Efesios 4: 16

La Biblia en un año: Salmos 143–145; 1 Corintios 14:21-40


Un hombre estaba subiendo a un tren en Perth, Australia, cuando resbaló y la pierna le quedó atrapada en el espacio entre el vagón y la plataforma de la estación. Decenas de personas se acercaron rápidamente para ayudarlo. Con todas sus fuerzas, empujaron el vagón hacia el costado, ¡y el hombre fue liberado! En una entrevista, el vocero del servicio ferroviario declaró: «De algún modo, todos participaron. Fue el poder de la gente que salvó a alguien de un posible daño grave».

En Efesios 4, leemos que el poder de la gente es el plan de Dios para desarrollar su familia. Él ha dado a cada creyente un don especial de su gracia (v. 7) para un propósito específico: «todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor» (v. 16).

Cada persona tiene una tarea que realizar en la familia de Dios; no hay espectadores. Lloramos y reímos juntos; compartimos las cargas; oramos unos por otros y nos alentamos; nos desafiamos y nos ayudamos a alejarnos del pecado. Pidámosle a nuestro Padre celestial que nos muestre cuál es nuestra función en su familia.

¿Eres un espectador o un participante? ¿Qué dones tienes? ¿Cómo puede utilizarte Dios para ayudar a otros?

Nos necesitamos mutuamente para llegar adonde Dios quiere que vayamos.


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