Jesús es mi meta

Viernes 28 de Agosto, 2015 
Nuestro Pan Diario
 “El propósito de la rutina” 
(Por David McCasland) 

Leer: 1 Corintios 9:19-27 
«Así que yo corro y lucho, pero no sin una meta definida» 1 Corintios 9: 26 

La Biblia en un año: Salmos 120–122; 1 Corintios 9 

Un reloj expuesto en el Museo Británico me impactó por ser una ilustración impresionante del efecto embotador de la rutina. Una pequeña esfera de acero rueda por los surcos en vaivén de una plancha, hasta que golpea una palanca en el otro extremo. Esto inclina la plancha hacia el otro lado, y la esfera comienza a desplazarse en esa dirección, lo cual hace mover las agujas del reloj. Cada año, la esfera recorre unos 4.000 kilómetros, pero sin llegar a ninguna parte. Es fácil que la rutina nos atrape cuando no tenemos un propósito importante. 

El apóstol Pablo anhelaba ser eficaz en dar a conocer el evangelio: «Yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire» (1 Corintios 9:26). Cualquier cosa puede volverse monótona: viajar, predicar, enseñar y, en especial, estar confinado en una cárcel. No obstante, Pablo estaba convencido de que podía servir a Cristo, su Señor, en toda situación. La rutina se torna letal cuando no le encontramos un propósito. 

La visión de Pablo iba más allá de cualquier circunstancia limitante porque su participación en la carrera de la fe no cesaría hasta cruzar la línea de llegada. Al incluir a Jesús en cada aspecto de su vida, aun la rutina tenía significado. Señor, renueva mi visión de dar a conocer a Cristo aun en mis rutinas. 

Jesús puede transformar nuestra rutina en un servicio valioso para Él. 

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El DIOS de toda consolación



Martes 26 de Agosto de 2015
Nuestro Pan Diario
“Estar al lado”
(Por Bill Crowder)

Leer: 2 Corintios 1:3-11

«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el cual nos consuela.» 2Corintios 1: 3-4

La Biblia en un año: Salmo 116–118; 1 Corintios 7:1-19



Cuando a mi hermana Carole le diagnosticaron cáncer de mama, toda la familia se preocupó. Las cirugías y los tratamientos nos hicieron temer por su bienestar, lo cual nos llevó a orar por ella. Durante los meses siguientes, fue sincera al ponernos al tanto de los desafíos, pero todos nos alegramos cuando llegó el informe de que los tratamientos habían tenido éxito. ¡Estaba recuperándose!

Menos de un año más tarde, mi hermana Linda enfrentó la misma lucha. De inmediato, Carole estuvo a su lado para ayudarla a entender qué esperar y cómo prepararse para lo que vendría. Su propia experiencia la había equipado para acompañar a Linda en su prueba.

Esto es lo que Pablo nos dice que debemos hacer en 2 Corintios 1:3-4: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios».

Gracias al Señor que Él no desaprovecha nada. Nuestras luchas no solo nos dan la oportunidad de experimentar su consuelo, sino que también nos abren la puerta para compartir ese consuelo con otras personas que sufren.

¿Cómo puedo alentar hoy a alguien que sufre?

La presencia de Dios nos consuela; nuestra presencia consuela a otros.


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Corazón consagrado

Lunes 27 de Julio de 2015
Nuestro Pan Diario
“Un corazón consagrado”
(Por Acharles)

Leer: 2 Cr. 17:1-11; 20:32
«… haciendo lo recto ante los ojos del Señor.» 2 Crónicas 20:32
La Biblia en un año: Salmos 40–42; Hechos 27:1-26

Un exitoso empresario cristiano nos compartió su historia en la iglesia. Fue sincero sobre sus luchas con la fe y su gran riqueza, y declaró: « ¡La riqueza me asusta!».

Citó la afirmación de Jesús: «es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios» (Lucas 18:25), y mencionó la historia del rico y Lázaro, en Lucas 16:19-32, en la que el rico termina en el infierno. La parábola del «joven rico» (Lucas 12:16-21) también lo perturbaba.

Pero, después, este empresario declaró: «He aprendido una lección de la conclusión de Salomón sobre la abundancia de riquezas: todo es “vanidad”» (Eclesiastés 2:11). Salomón decidió no permitir que la riqueza se interpusiera en su devoción al Señor. Su deseo era servirlo con sus bienes y ayudar a los necesitados.

A través de los siglos, Dios ha bendecido materialmente a algunas personas. En 2 Crónicas 17:5, leemos sobre Josafat: «El Señor […] confirmó el reino en su mano […] y tuvo riquezas y gloria en abundancia». Pero el rey no se enorgulleció, porque estaba consagrado de corazón al Señor (v. 6; ver también 20:32).

El Señor no está en contra de la riqueza, pero sí se opone a adquirirla de manera incorrecta y usarla mal. Él es digno de la devoción de todos sus seguidores. La gratitud genera satisfacción. ¿Por qué estás agradecido?

Con o sin riquezas, un corazón consagrado agrada a Dios.

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Soldados de Cristo

Martes 20 de Julio, 2015

Nuestro Pan Diario
“Servicio Fiel”
(Por Dennis Fisher)

Leer: 2 Timoteo 2:1-10

« Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo» 2Timoteo 2:3
La Biblia en un año: Salmos 26–28; Hechos 22.


Por haber participado en la Primera Guerra Mundial, C. S. Lewis conocía bien las presiones del servicio militar. En un discurso público, durante la Segunda Guerra Mundial, describió con elocuencia las dificultades que enfrenta un soldado: «Todo lo que atravesamos en cada situación adversa […] se resume en la vida del soldado en servicio activo. Como una enfermedad, amenaza con dolor y muerte. Como la pobreza, intimida con frío, calor, sed, hambre y falta de un techo. Como la esclavitud, amedrenta con trabajo duro, humillación, injusticia y reglas arbitrarias. Como el exilio, amenaza con separarte de todos los que amas».

El apóstol Pablo usó la analogía del soldado sufriente, para describir las pruebas que puede experimentar un creyente al servir a Cristo. En sus últimos días, y tras haber soportado fielmente el sufrimiento por defender el evangelio, exhorta a Timoteo a hacer lo mismo: «Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo» (2 Timoteo 2:3).

Servir al Señor exige perseverancia. Tal vez nos enfrentemos con problemas de salud, conflictos relacionales o circunstancias difíciles, pero, como un buen soldado, seguimos adelante, fortalecidos en Él, ¡porque servimos al Rey de reyes y Señor de señores que murió por nosotros!

Padre, ayúdame a ser fiel en el servicio a ti.
El amor de Dios no evita las pruebas, pero nos ayuda a atravesarlas.


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Me acordaré de Ti siempre

Lunes 13 de Julio, 2015
Nuestro Pan Diario
“Más allá de la pérdida”
(Por David C. McCasland)

Leer: Salmo 77:1-15

«Me acordaré de 
las obras del Señor… » Salmo 77:11
La Biblia en un año: Salmos 4–6; Hechos 17:16-34




El escritor William Zinsser describió su última visita a la casa donde se crió; un lugar que amaba enormemente de niño. Cuando él y su esposa llegaron a una colina desde donde podría ver la casa junto a la bahía, descubrieron que había sido demolida y que lo único que quedaba era un agujero inmenso. Descorazonados, caminaron hasta el rompeolas cercano, absorbiendo el panorama y los sonidos a la orilla del mar. Más tarde, escribió: «Me sentí tranquilo y apenas triste. La vista estaba intacta: esa combinación inigualable de tierra y mar que recordaba tan bien y que todavía veo en mis sueños».

El salmista escribió sobre un momento difícil, cuando su alma rehusaba consuelo y su espíritu estaba abrumado (Salmo 77:2-3). Pero, en medio de su angustia, cambió su mirada, dejando de ver su tristeza y enfocándose en su Salvador: «Traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo. Me acordaré de las obras del Señor; […] tus maravillas antiguas» (vv. 10-11).

Ante las decepciones, podemos enfocarnos en nuestra pérdida o en Dios. El Señor nos invita a mirarlo a Él y su bondad, su presencia con nosotros y su eterno amor.

Padre, esta vida puede ser maravillosa o decepcionante. No todo es como debe ser. Que nuestras desilusiones nos acerquen a ti, la única esperanza para el mundo.
La fe en la bondad de Dios mantiene viva la esperanza.


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Le pisarás en la cabeza

Martes 23 de Junio

Nuestro Pan Diario
“De compras con Liam”
(Por Tim Gustafson)

Leer: Génesis 3:14-19

«… ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.» Génesis 3:15
La Biblia en un año: Ester 9–10; Hechos 7:1-21



A mi hijo Liam le encanta recoger florcitas amarillas silvestres para regalarle a su mamá, y ella no se cansa de recibirlas. Lo que para un hombre es una maleza, para un niño es una flor. Un día, fui de compras con él. Mientras pasábamos rápidamente por delante de un lugar con flores, señaló con entusiasmo hacia un adorno con tulipanes amarillos, y exclamó: «Papá, ¡deberías comprarle esas florcitas amarillas a mamá!». Su consejo me hizo reír. También se convirtió en una hermosa foto en la página de Facebook de su madre. (A propósito… compré los tulipanes).


Algunos consideran que la maleza simboliza el pecado de Adán. Al comer el fruto prohibido, Adán y Eva quedaron bajo la maldición de un mundo caído (Génesis 3:16-19).


Pero la mirada infantil de Liam me trajo a la mente otra cosa: aun en la maleza hay algo bello. La angustia del alumbramiento también implica esperanza. La muerte será finalmente derrotada. La «simiente» de la que Dios habló en Génesis 3:15 batallaría contra la de la serpiente. Esa simiente es Jesús, quien nos rescató de la maldición de la muerte (Gálatas 3:16).


Quizá el mundo esté arruinado, pero hay maravillas a la vuelta de cada esquina. Aun las malezas nos recuerdan la promesa de la redención y a un Creador que nos ama.

La creación nos recuerda la promesa de la redención.

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Marcos 1 1 4

Mi socorro viene de mi Dios

Lunes 15 de Junio

Nuestro Pan Diario
“¡Levanta la vista!”
(Por David C. McCasland)

Lea: Salmo 121:1-8
 
 

«Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra» Salmo 121:2
Biblia en un año: Nehemías 1–3; Hechos 2:1-21




Un parque cerca de casa tiene un sendero por donde me gusta caminar. Hay un lugar desde donde puede avistarse el Jardín de los Dioses, con formaciones rocosas de color rojizo por delante del monte Pikes Peak, de unos 4.300 metros de altura. Sin embargo, de vez en cuando, paso de largo, sumido en algún problema y mirando hacia abajo. Si no hay nadie cerca, a veces me detengo y digo en voz alta: « ¡David, levanta la vista!».

El pueblo de Israel solía entonar los «cánticos graduales» (Salmos 120–134) mientras subía el camino que llevaba a Jerusalén, para asistir a las tres fiestas anuales de los peregrinos. El Salmo 121 comienza diciendo: «Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?» (v. 1), a lo cual le sigue la respuesta: «Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra» (v. 2). El Creador no es un ser lejano, sino un compañero permanente y siempre atento a nuestras circunstancias (vv. 3-7), quien nos guía y protege en nuestro viaje por la vida «desde ahora y para siempre» (v. 8).

¡Cuánto necesitamos mantener la mirada fija en Dios, nuestra fuente de ayuda, en el sendero de la vida! Y, al estar abrumados y desanimados, decir: «¡Levanta la vista!».
Mantén la mirada en Dios… tu fuente de ayuda.


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Se ensombreció su corazón....

Martes 9 de Junio

Nuestro Pan Diario
“Corrientes engañosas”
(Por Julie Ackerman Link)

Lea: Deuteronomio 8:11-20
 

«… se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí.» Oseas 13:6
Biblia en un año: 2 Crónicas 32–33, Juan 18:19-40



En su libro The Hidden Brain [El cerebro escondido], el escritor Shankar Vedantam describe un día cuando fue a nadar. El agua estaba calma, y se sentía fuerte y orgulloso de haber recorrido tan fácilmente una gran distancia. Pero, cuando trató de volver, no podía. La corriente lo había engañado: su fácil desplazamiento no se debió a su fuerza, sino al movimiento del agua.

En nuestra relación con Dios puede suceder algo similar. «Seguir la corriente» puede hacer que nos creamos más fuertes de lo que somos. Cuando la vida es fácil, nuestra mente nos dice que se debe a nuestra fuerza, y nos volvemos orgullosos y autosuficientes. Sin embargo, cuando surge algún problema, nos damos cuenta de lo débiles e inútiles que somos.

Esto les sucedió a los israelitas. Dios los bendijo dándoles éxitos militares, paz y prosperidad, pero, como pensaron que lo habían logrado por mérito propio, se volvieron soberbios y autosuficientes (Deuteronomio 8:11-12). Entonces, seguían desobedeciendo, hasta que un enemigo los atacaba y se daban cuenta de lo débiles que eran.

Cuando nos va bien, no debemos engañarnos. El orgullo nos llevará donde no queremos ir. Solo la humildad nos mantendrá con la actitud correcta: agradecidos a Dios y dependiendo de su poder.
La humildad verdadera atribuye a Dios todos los logros.


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!Abraham....detente...!!

Lunes 8 de Junio

Nuestro Pan Diario
“En el monte Calvario”
(Por Joe Stowell)

Lea: Génesis 22:1-12
 

«Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas…» Génesis 22:2
Biblia en un año: 2 Crónicas 30–31; Juan 18:1-18



A menudo, me encuentro pensando en los años cuando mis hijos eran pequeños. Algo que recuerdo con mucho cariño es nuestra rutina matinal para despertarlos. Todas las mañanas, entraba en sus cuartos y, con ternura, los llamaba por su nombre y les decía que era hora de levantarse y prepararse para las actividades del día.

Cuando leo que Abraham se levantó de madrugada para obedecer el mandato de Dios, pienso en aquellos momentos cuando despertaba a mis hijos y me pregunto si parte de la rutina de aquel patriarca era ir a la cama de Isaac para despertarlo… y qué diferente debe de haber sido aquella mañana en particular. ¡Cuán desgarrador habrá sido despertar a su hijo aquella madrugada!

Abraham ató a su hijo y lo colocó sobre el altar, pero, después, Dios proveyó un sacrificio sustituto. Cientos de años más tarde, el Padre celestial también proveería otro sacrificio, el definitivo: su propio Hijo. ¡Piensa en lo agonizante que debe de haber sido para Dios sacrificar a su único Hijo, al cual amaba tanto! Sin embargo, soportó todo eso porque también te ama a ti.

Si dudas de que Dios te ama, no dudes más.
Dios ya ha demostrado que te ama.

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