Me acordaré de Ti siempre

Lunes 13 de Julio, 2015
Nuestro Pan Diario
“Más allá de la pérdida”
(Por David C. McCasland)

Leer: Salmo 77:1-15

«Me acordaré de 
las obras del Señor… » Salmo 77:11
La Biblia en un año: Salmos 4–6; Hechos 17:16-34




El escritor William Zinsser describió su última visita a la casa donde se crió; un lugar que amaba enormemente de niño. Cuando él y su esposa llegaron a una colina desde donde podría ver la casa junto a la bahía, descubrieron que había sido demolida y que lo único que quedaba era un agujero inmenso. Descorazonados, caminaron hasta el rompeolas cercano, absorbiendo el panorama y los sonidos a la orilla del mar. Más tarde, escribió: «Me sentí tranquilo y apenas triste. La vista estaba intacta: esa combinación inigualable de tierra y mar que recordaba tan bien y que todavía veo en mis sueños».

El salmista escribió sobre un momento difícil, cuando su alma rehusaba consuelo y su espíritu estaba abrumado (Salmo 77:2-3). Pero, en medio de su angustia, cambió su mirada, dejando de ver su tristeza y enfocándose en su Salvador: «Traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo. Me acordaré de las obras del Señor; […] tus maravillas antiguas» (vv. 10-11).

Ante las decepciones, podemos enfocarnos en nuestra pérdida o en Dios. El Señor nos invita a mirarlo a Él y su bondad, su presencia con nosotros y su eterno amor.

Padre, esta vida puede ser maravillosa o decepcionante. No todo es como debe ser. Que nuestras desilusiones nos acerquen a ti, la única esperanza para el mundo.
La fe en la bondad de Dios mantiene viva la esperanza.


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Le pisarás en la cabeza

Martes 23 de Junio

Nuestro Pan Diario
“De compras con Liam”
(Por Tim Gustafson)

Leer: Génesis 3:14-19

«… ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.» Génesis 3:15
La Biblia en un año: Ester 9–10; Hechos 7:1-21



A mi hijo Liam le encanta recoger florcitas amarillas silvestres para regalarle a su mamá, y ella no se cansa de recibirlas. Lo que para un hombre es una maleza, para un niño es una flor. Un día, fui de compras con él. Mientras pasábamos rápidamente por delante de un lugar con flores, señaló con entusiasmo hacia un adorno con tulipanes amarillos, y exclamó: «Papá, ¡deberías comprarle esas florcitas amarillas a mamá!». Su consejo me hizo reír. También se convirtió en una hermosa foto en la página de Facebook de su madre. (A propósito… compré los tulipanes).


Algunos consideran que la maleza simboliza el pecado de Adán. Al comer el fruto prohibido, Adán y Eva quedaron bajo la maldición de un mundo caído (Génesis 3:16-19).


Pero la mirada infantil de Liam me trajo a la mente otra cosa: aun en la maleza hay algo bello. La angustia del alumbramiento también implica esperanza. La muerte será finalmente derrotada. La «simiente» de la que Dios habló en Génesis 3:15 batallaría contra la de la serpiente. Esa simiente es Jesús, quien nos rescató de la maldición de la muerte (Gálatas 3:16).


Quizá el mundo esté arruinado, pero hay maravillas a la vuelta de cada esquina. Aun las malezas nos recuerdan la promesa de la redención y a un Creador que nos ama.

La creación nos recuerda la promesa de la redención.

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Marcos 1 1 4

Mi socorro viene de mi Dios

Lunes 15 de Junio

Nuestro Pan Diario
“¡Levanta la vista!”
(Por David C. McCasland)

Lea: Salmo 121:1-8
 
 

«Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra» Salmo 121:2
Biblia en un año: Nehemías 1–3; Hechos 2:1-21




Un parque cerca de casa tiene un sendero por donde me gusta caminar. Hay un lugar desde donde puede avistarse el Jardín de los Dioses, con formaciones rocosas de color rojizo por delante del monte Pikes Peak, de unos 4.300 metros de altura. Sin embargo, de vez en cuando, paso de largo, sumido en algún problema y mirando hacia abajo. Si no hay nadie cerca, a veces me detengo y digo en voz alta: « ¡David, levanta la vista!».

El pueblo de Israel solía entonar los «cánticos graduales» (Salmos 120–134) mientras subía el camino que llevaba a Jerusalén, para asistir a las tres fiestas anuales de los peregrinos. El Salmo 121 comienza diciendo: «Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?» (v. 1), a lo cual le sigue la respuesta: «Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra» (v. 2). El Creador no es un ser lejano, sino un compañero permanente y siempre atento a nuestras circunstancias (vv. 3-7), quien nos guía y protege en nuestro viaje por la vida «desde ahora y para siempre» (v. 8).

¡Cuánto necesitamos mantener la mirada fija en Dios, nuestra fuente de ayuda, en el sendero de la vida! Y, al estar abrumados y desanimados, decir: «¡Levanta la vista!».
Mantén la mirada en Dios… tu fuente de ayuda.


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Se ensombreció su corazón....

Martes 9 de Junio

Nuestro Pan Diario
“Corrientes engañosas”
(Por Julie Ackerman Link)

Lea: Deuteronomio 8:11-20
 

«… se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí.» Oseas 13:6
Biblia en un año: 2 Crónicas 32–33, Juan 18:19-40



En su libro The Hidden Brain [El cerebro escondido], el escritor Shankar Vedantam describe un día cuando fue a nadar. El agua estaba calma, y se sentía fuerte y orgulloso de haber recorrido tan fácilmente una gran distancia. Pero, cuando trató de volver, no podía. La corriente lo había engañado: su fácil desplazamiento no se debió a su fuerza, sino al movimiento del agua.

En nuestra relación con Dios puede suceder algo similar. «Seguir la corriente» puede hacer que nos creamos más fuertes de lo que somos. Cuando la vida es fácil, nuestra mente nos dice que se debe a nuestra fuerza, y nos volvemos orgullosos y autosuficientes. Sin embargo, cuando surge algún problema, nos damos cuenta de lo débiles e inútiles que somos.

Esto les sucedió a los israelitas. Dios los bendijo dándoles éxitos militares, paz y prosperidad, pero, como pensaron que lo habían logrado por mérito propio, se volvieron soberbios y autosuficientes (Deuteronomio 8:11-12). Entonces, seguían desobedeciendo, hasta que un enemigo los atacaba y se daban cuenta de lo débiles que eran.

Cuando nos va bien, no debemos engañarnos. El orgullo nos llevará donde no queremos ir. Solo la humildad nos mantendrá con la actitud correcta: agradecidos a Dios y dependiendo de su poder.
La humildad verdadera atribuye a Dios todos los logros.


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!Abraham....detente...!!

Lunes 8 de Junio

Nuestro Pan Diario
“En el monte Calvario”
(Por Joe Stowell)

Lea: Génesis 22:1-12
 

«Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas…» Génesis 22:2
Biblia en un año: 2 Crónicas 30–31; Juan 18:1-18



A menudo, me encuentro pensando en los años cuando mis hijos eran pequeños. Algo que recuerdo con mucho cariño es nuestra rutina matinal para despertarlos. Todas las mañanas, entraba en sus cuartos y, con ternura, los llamaba por su nombre y les decía que era hora de levantarse y prepararse para las actividades del día.

Cuando leo que Abraham se levantó de madrugada para obedecer el mandato de Dios, pienso en aquellos momentos cuando despertaba a mis hijos y me pregunto si parte de la rutina de aquel patriarca era ir a la cama de Isaac para despertarlo… y qué diferente debe de haber sido aquella mañana en particular. ¡Cuán desgarrador habrá sido despertar a su hijo aquella madrugada!

Abraham ató a su hijo y lo colocó sobre el altar, pero, después, Dios proveyó un sacrificio sustituto. Cientos de años más tarde, el Padre celestial también proveería otro sacrificio, el definitivo: su propio Hijo. ¡Piensa en lo agonizante que debe de haber sido para Dios sacrificar a su único Hijo, al cual amaba tanto! Sin embargo, soportó todo eso porque también te ama a ti.

Si dudas de que Dios te ama, no dudes más.
Dios ya ha demostrado que te ama.

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Prosigo a la meta

Viernes 6 de Junio, 2015

Nuestro Pan Diario
“Lo que hacemos”
(Por David C. McCasland)

Lea: Filipenses 3:7-17
 

«… prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios…» Filipenses 3:14
Biblia en un año: 2 Crónicas 23–24; Juan 15



Cuando murió Roger Ebert, ganador del premio Pulitzer como crítico de cine, un periodista escribió: «Con toda su fama, honores y celebridad, todas sus entrevistas exclusivas y encuentros con grandes actores, Ebert nunca olvidó la esencia de lo que hacemos: críticas de películas. Él las reseñaba con un celo contagioso y un intelecto inquisitivo» (Dennis King, The Oklahoman).

El apóstol Pablo nunca olvidó la esencia de lo que Dios quería que fuera e hiciera. La convicción y el entusiasmo eran el núcleo de su relación con Cristo. Ya fuera que razonara con filósofos en Atenas, naufragara en el Mediterráneo o estuviera preso y encadenado a un soldado romano, se centraba en su llamado a «conocerle [a Cristo], y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos», y enseñar sobre Él (Filipenses 3:10).

A la iglesia en Filipos, le escribió: «yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (3:13-14). En cualquier circunstancia, Pablo continuaba fiel a su llamado.

Que siempre recordemos la esencia de lo que fuimos llamados a ser y hacer como seguidores de Jesús.
El fervor de Pablo se centraba únicamente en su relación con Jesucristo.


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Hechura suya

Jueves 4 de Junio

Nuestro Pan Diario
“Algo nuevo”
(Por Tim Gustafson)

Lea: Efesios 2:10-22
 

«Porque somos hechura suya…» Efesios 2:10
Biblia en un año: 2 Crónicas 19–20; Juan 13:21-38


Eran solo trozos de madera, pero Charles Hooper vio mucho más que eso. Tras rescatar unos viejos tablones de un granero abandonado, esbozó unos planos sencillos. Después, taló robles y álamos de su propiedad y, con cuidado, los recortó. Pieza por pieza, empezó a encastrar la madera vieja con la nueva.


Actualmente, esa perfecta cabaña de madera, entre los árboles de las montañas de Tennessee, en Estados Unidos, se levanta como un tributo constante a la visión, talento y paciencia de aquel hombre.


Dirigiéndose a una audiencia gentil, Pablo relata cómo obró Jesús para crear algo nuevo al unir a los creyentes judíos y gentiles, y formar una nueva entidad: «Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo» (Efesios 2:13). Esta nueva estructura fue edificada «sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor» (vv. 20-21).


Aún hoy, Dios toma los trozos de nuestra vida, los encaja artísticamente con otras personas golpeadas y rescatadas, y suaviza con paciencia nuestras asperezas. ¿Sabes algo?… le encanta su obra.

Nuestras asperezas deben limarse para obtener la imagen de Cristo.


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Te alabaré por siempre

Miércoles 3 de Junio

Nuestro Pan Diario
“Te sientes insignificante”
(Por Dave Branon)

Lea: Salmo 139:7-16

«Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras…» Salmo 139:14
Biblia en un año: 2 Crónicas 17–18; Juan 13:1-20


Estamos entre las más de 7.000 millones de personas que coexisten en un diminuto planeta ubicado en una pequeña sección de un sistema solar relativamente insignificante. En realidad, nuestra Tierra es un minúsculo punto azul entre los millones de cuerpos celestes creados por Dios. En el gigante lienzo de nuestro universo, la majestuosa y extraordinaria Tierra parece una pequeñísima partícula de polvo.

Esto podría hacernos sentir extremadamente insignificantes e intrascendentes. Sin embargo, la Biblia afirma exactamente lo opuesto. Nuestro gran Dios, quien «midió las aguas con el hueco de su mano» (Isaías 40:12), ha distinguido a cada persona que habita este planeta como alguien de suma importancia, porque está hecha a su imagen.

Por ejemplo, creó todo para que lo disfrutemos (1 Timoteo 6:17). También tiene un propósito para todos los que han confiado en Cristo como Salvador (Efesios 2:10). Además, aunque este mundo es tremendamente vasto, Dios se ocupa de cada uno de nosotros en forma especial. El Salmo 139 afirma que el Señor sabe lo que vamos a decir y lo que pensamos. No podemos huir de su presencia; incluso, planeó nuestra existencia terrenal antes de que naciéramos.


¡No hay por qué sentirse insignificante cuando el Dios del universo se interesa en nosotros!
El Dios que creó el universo es el mismo Dios que te ama.

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Sus caminos son más altos

Viernes 29 de Mayo

Nuestro Pan Diario
“Caminos misteriosos”
(Por Jennifer Benson Schuldt)

Leer: Job 40:1-14
«… mis caminos [son] más altos que vuestros caminos…» Isaías 55:9

La Biblia en un año: 2 Crónicas 7–9; Juan 11:1-29


Cuando mi hijo empezó a asistir a las clases de chino, me maravillaron las notas que llevó a casa después de la primera sesión. Como mi lengua nativa es el inglés, me resultaba difícil entender que esos caracteres se relacionaran con palabras habladas. Parecía increíblemente complejo… casi incomprensible.

A veces, tengo la misma sensación de desconcierto cuando pienso en cómo actúa Dios. Sé que Él declaró: «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos» (Isaías 55:8). Aun así, algo dentro de mí siente que debería ser capaz de entender por qué permite ciertas cosas. Después de todo, leo su Palabra con regularidad y su Espíritu Santo vive en mí.

Cuando me siento con derecho a entender sus caminos, trato de recuperar la humildad. Intento recordar que Job no recibió una explicación de su sufrimiento (Job 1:5, 8). Luchaba por entender, pero Dios le preguntó: «¿Es sabiduría contender con el Omnipotente?» (Job 40:2). Entonces, respondió: «He aquí que yo soy vil; ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca» (v. 4). El patriarca quedó sin palabras ante la grandeza de Dios.

Aunque los caminos del Señor parezcan a veces misteriosos e incomprensibles, podemos descansar confiados en que son más elevados que los nuestros.
Padre, aunque no entienda, ayúdame a confiar en ti. 


Si sabes que la mano de Dios está en todo, puedes dejar todo en sus manos.


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