Alaba al señor en todo


Alaba al señor en todo

Lectura Diaria para hoy, Lunes 5: ‘¿De quién es el mérito?”
(Jennifer Benson Schuldt)

Lea: Jeremías 9:23-26
«… alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme… » Jeremías 9:24

Biblia en un año: 1 Reyes 6–7; Lucas 20:27-47

Chris Langan tiene un coeficiente intelectual superior al de Albert Einstein. Moustafa Ismail tiene bíceps de casi 80 centímetros de diámetro y puede levantar 270 kilos. Se estima que Bill Gates tiene miles de millones de dólares. Los que tienen habilidades o posesiones extraordinarias pueden verse tentados a valorarse más de lo que deberían. Pero no hace falta ser increíblemente inteligentes, fuertes o adinerados para querer atribuirnos el mérito de nuestros logros. Cualquier hazaña, grande o pequeña, genera la pregunta: ¿De quién es el mérito?

Durante un tiempo de juicio, Dios les habló a los israelitas mediante el profeta Jeremías, y les dijo: «No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas» (Jeremías 9:23). En cambio, «… alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme…» (v. 24). El Señor quería que su pueblo valorara su persona y su excelencia sobre todo lo demás.

Si permitimos que los elogios alimenten nuestro ego, olvidamos que «toda buena dádiva […] desciende […] del Padre…» (Santiago 1:17).
Es mejor darle la gloria a Dios; no solo porque esto protege nuestro corazón del orgullo, sino también porque el Señor lo merece. Él es Dios, el único que «hace cosas grandes […] y maravillas sin número» (Job 5:9).

Fuimos creados para darle la gloria a Dios.
                                                
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Confuso y avergonzado


Confuso y avergonzado

Lectura Diaria para hoy, Viernes 2 de Mayo: “Árbol de reposo”
LEA: Esdras 9:5-9
«...y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti...» Esdras 9:6 

Biblia en un año: 1 Reyes 3–5; Lucas 20:1-26

El árbol solitario en el terreno frente a mi oficina era un misterio. Se habían podado hectáreas de árboles para que el agricultor pudiera cultivar maíz, pero uno seguía en pie, con las ramas extendidas. Pronto el misterio del árbol sin cortar se resolvió. Me enteré de que, tradicionalmente, los agricultores dejan un solo árbol en pie para que ellos y sus animales tengan un lugar fresco donde descansar durante el calor agobiante del verano.

A veces, descubrimos que somos los únicos que sobrevivimos a algo y no sabemos por qué. A los soldados que vuelven de la guerra y a los pacientes que han superado una enfermedad difícil les cuesta entender por qué ellos sobrevivieron y otros no.

El Antiguo Testamento habla de un remanente de israelitas a quienes Dios perdonó cuando la nación fue exiliada. Este grupo conservó la ley del Señor y, más adelante, reconstruyó el templo (Esdras 9:9). El apóstol Pablo se refería a sí mismo como parte del remanente divino (Romanos 11:1,5). Fue perdonado para transformarse en mensajero de Dios a los gentiles (v. 13).

Si quedamos en pie mientras otros caen, levantemos las manos al cielo en adoración y extendamos los brazos para proveer sombra para los cansados. El Señor nos permite ser un árbol de reposo para los demás.

La esperanza puede encenderse con una chispa de ánimo. 

                                                 

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Cosa nueva


Cosa nueva

Lectura Diaria para hoy, Jueves 1 de Mayo 2013: “Nuevos comienzos”
Lea: Isaías 43:14-21
«He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis?…» Isaías 43:19


Es posible tener un nuevo comienzo. Solo pregúntale a Bernardo, un joven que se unió a una pandilla en la escuela primaria. A los doce años, se fue de la casa, y hasta los quince, estuvo perdido en robos y drogadicción. Aunque dejó la pandilla y volvió a su casa, le resultó difícil porque lo habían expulsado de la escuela por vender drogas. Sin embargo, cuando se inscribió en otra escuela secundaria, un profesor lo alentó para que escribiera sobre sus experiencias, en lugar de repetirlas. El muchacho aceptó el desafío y ahora está experimentando un nuevo comienzo.

A través del profeta Isaías, Dios también alentó a los exiliados judíos a empezar de nuevo: «No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas» (Isaías 43:18). Les dijo que dejaran de pensar en su castigo e incluso en su despliegue de poder en el primer éxodo de Egipto, ya que deseaba que se concentraran en Él, quien les daría un nuevo comienzo al llevarlos de regreso de Babilonia a su tierra en un nuevo éxodo (v. 19).

Con Dios, los nuevos comienzos son posibles en nuestro corazón. El Señor puede ayudarnos a dejar atrás el pasado y empezar a aferrarnos a Él. La comunión con Dios brinda una esperanza renovada a todos los que confían en Él.

Dios produce un nuevo comienzo desde nuestros adentros.


                                                 
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Asegúrate


Asegúrate

Lectura Diaria para hoy, Miércoles 30: “Demasiado tarde”
Lea: Hebreos 4:1-11
«Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.» Hebreos 4:1

Biblia en un año: 1 Reyes 8–9; Lucas 21:1-19

Sucede casi todos los semestres. Les digo a mis alumnos de primer año del curso de Lengua y Redacción en la universidad que tienen que mantenerse al día con las numerosas tareas, para aprobar la materia. Pero casi siempre, algunos no me creen. Son los que me envían desesperados e-mails después del último día de clase y me dan múltiples razones por no haber podido cumplir con el trabajo. Detesto hacerlo, pero tengo que decirles: «Lo siento. Es demasiado tarde. Reprobaste la materia».

Ya es bastante malo que poco después de haber ingresado a la universidad te des cuenta de que desperdiciaste muchísimo dinero, pero hay un desenlace mucho más grave y permanente que se produce al final de la vida si las personas no se ocuparon de solucionar con Dios el problema del pecado. En esos casos, si alguien muere sin haber puesto su fe en Jesucristo como Salvador, enfrenta una eternidad sin Él.

¡Qué momento terrible sería presentarse delante del Salvador y oírlo decir: «Nunca os conocí; apartaos de mí» (Mateo 7:23)! El autor de Hebreos nos advierte que debemos estar seguros de haber «alcanzado» (4:1) el reposo eterno que Dios nos ofrece. 

La buena noticia es que aún hay tiempo; no es demasiado tarde. Hoy Jesús nos ofrece gratuitamente salvación y perdón por medio de Él.

El Calvario revela la gravedad de nuestro pecado y la grandeza del amor de Dios. 


                                                 
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Por qué estáis amedrentados?


Por qué estáis amedrentados?

Lectura Diaria para hoy, Martes 29: “Cristo en la tormenta”
Lea: Marcos 4:33-41
«… ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?» Marcos 4:40

Biblia en un año: 1 Reyes 6–7; Lucas 20:27-47

A los 27 años de edad, Rembrandt pintó la escena Cristo en la tormenta en el mar de Galilea, basada en la historia de Marcos 4. Con su distintivo contraste de luz y sombra, el cuadro muestra un bote pequeño que corre peligro de ser destruido por una furiosa tormenta. Mientras los discípulos luchan contra el viento y las olas, Jesús permanece impasible. No obstante, lo más extraño es la presencia en el bote de un décimo tercer discípulo, el cual, según los expertos en arte, se parece a Rembrandt.

El evangelio de Marcos describe la impresionante lección que los discípulos aprendieron sobre quién es Jesús y lo que puede hacer. Mientras ellos trataban desesperadamente de impedir que el bote se hundiera, Jesús dormía. ¿No le importaba que estuvieran todos a punto de morir? (v. 38).

Después que Jesús calmó la tormenta (v. 39), les hizo esta aguda pregunta: «¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?» (v. 40). Entonces, el temor en ellos aumentó, y se gritaban unos a otros: «¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?» (v. 41).

Nosotros podríamos ubicarnos en esta historia y descubrir, tal como lo hicieron los discípulos de Jesús, que Él revela su presencia, compasión y control en todas las tormentas de la vida.

Dios es un refugio seguro en las tormentas de la vida. 


                                                 
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